Perder el sitio

Luis Vives dice que desventurado es el hombre que no tiene quien le amoneste cuando tiene necesidad de ello. A Carmelo S¨¢nchez-Pando y Maguregui, presidente de Vista Alegre, se le critica, tarde a tarde, por su irregular comportamiento en desfase con el prestigio de esta plaza, pero don Carmelo, que cree tener los dios y los amores justos, quiz¨¢ crea que m¨¢s amores, se mantiene en el palco en los ¨²ltimos a?os con la singular coeistencia.En esta plaza se dan dos vertientes de influencia; por un lado, el trabajo de la Junta Administrativa depende del control de los hombres de confianza que considera el Ayuntamiento son Jos¨¦ Mar¨ªa Gorordo, alcalde y presidente de dicha Junta, a los que se suman dos hombres en representaci¨®n de la Casa de Misericordia.

El presidente de la plaza depende de la Consejer¨ªa del Interior del Gobierno vasco, con Jos¨¦ Joaqu¨ªn Portuondo como responsable. Carmelo S¨¢nchez-Pando, que empezara bien los dos primeros a?os, ha perdido el sitio en los siguientes con el consiguiente peligro para el prestigio de esta plaza, y son muchos los que se preguntan lo absurdo le conceder la vuelta al ruedo a un torito al que no se le vio en varas como corresponder¨ªa a un toro de Bilbao, abogue por el picotazo o bordee el sarcasmo al multar a un picador por pisar la raya cuando ninguno de los matadores est¨¢ colocado en su sitio, a la cabeza del caballo. El palco requiere una reflexi¨®n, incluidos tos asesores.

Y reflexi¨®n, autoridad y conocimientos han de aplicar los miembros de la Junta para exigir el porqu¨¦ de ocho toros rese?ados de la ganader¨ªa de Fraile s¨®lo vengan cuatro, y el por qu¨¦ se da entrada a una ganader¨ªa como la de Torrealta, con la responsabilidad que debe asumir el gerente asesor, Manuel Chopera.

Ronda el peligro de perder el sitio y el palco debe recuperarlo porque ya lo tiene perdido.