Un p¨²blico aplaudidor

El p¨²blico bilba¨ªno es muy aplaudidor. El p¨²blico bilba¨ªno es el m¨¢s aplaudidor de todo el territorio nacional. El p¨²blico bilba¨ªno a veces no se sabe qu¨¦ aplaude y son necesarias averiguaciones. "?Ustedes saben qu¨¦ est¨¢ aplaudiendo el p¨²blico bilba¨ªno?", pregunta uno a los vecinos de localidad, y los vecinos de localidad, muy amables casi siempre, responden cosas dispares. Frecuentemente no es posible ponerse de acuerdo sobre lo que aplaude el p¨²blico bilba¨ªno.En otras ocasiones s¨ª es posible, se sabe, es obvio lo que aplaude el p¨²blico bilba¨ªno, pero no resulta f¨¢cil de entender. Por ejemplo, ayer, premiaron con una ovaci¨®n cerrada a Roberto Dom¨ªnguez por matar de un certero descabello. Bueno, eso mismo -aplaudir a Roberto Dom¨ªnguez por sus certeros descabellos- es habitual en otras plazas, mas resulta incomprensible que no premiara el p¨²blico bilba¨ªno con una ovaci¨®n cerrada a Emilio Mu?oz, que tambi¨¦n mat¨® a sus toros de certeros descabellos. Sin embargo a Emilio Mu?oz le compensaron con otra ovaci¨®n cerrada sencillamente porque tom¨® el olivo. Ocurri¨® que el cuarto toro le embisti¨® incierto, y Emilio Mu?oz, vi¨¦ndose comprometido, tir¨® el capote, escap¨® a correr y salt¨® precipitadamente la barrera.

Con semejante predisposici¨®n, es l¨®gico que el p¨²blico bilba¨ªno se pasara la tarde entera aplaudiendo. Contemplado lo que suced¨ªa en el ruedo con ojo cl¨ªnico, all¨ª no hab¨ªa absolutamente nada que aplaudir -antes al contrario- lo cual quiere decir que el p¨²blico bilba¨ªno no contemplaba con ojo cl¨ªnico lo que suced¨ªa en el ruedo. Ni le hac¨ªa falta, desde luego. Lo que suced¨ªa en el ruedo era de naturaleza tan montaraz, lo que hac¨ªan los toreros de tales trazas, que mejor proced¨ªa hacerse el sueco y mirar a lo alto del grader¨ªo, donde bull¨ªan alegres pe?as y animosas bandas de m¨²sica. Hab¨ªa una pancarta enorme, que parec¨ªa surrealista. Dec¨ªa: "Mariflor lo hac¨ªa mejor y est¨¢ en la c¨¢rcel". Tambi¨¦n aqu¨ª fue necesario hacer averiguaciones, y bastante laboriosas, no se crea. "Mariflor" -dijeron- le llamaban los estudiantes a un antiguo presidente del coso bilba¨ªno que, efectivamente, est¨¢ guardado. Se trata del comisario Amedo. Luego la pancarta iba intencionada contra el presidente actual, si la l¨®gica no enga?a. Claro que, en la fiesta de toros, enga?a. Por ejemplo, anuncian hermosos toros y est¨¢n inv¨¢lidos; la corrida es un fraude y el p¨²blico se pasa la tarde aplaudiendo. ?Es esto l¨®gico?. Roberto Dom¨ªnguez -figura- necesit¨® medio ruedo para explayar sus faenas, que consist¨ªan en dar un pase destemplado y salir corriendo. Emilio Mu?oz cuaj¨® una buena tanda de redondos a su primero y luego ya no pudo con el toro pues ten¨ªa casta; en el otro estuvo muy pesado y mediocre.

Fernando Cepeda deambul¨® por all¨ª sin ¨¢nimo para aguantar embestidas, ni lidiar. Muy mal debi¨® caer Cepeda al p¨²blico bilba¨ªno, cuando acab¨® pit¨¢ndole. Lo cual quiere decir que los p¨²blicos ser¨¢n muy aplaudidores, pero no hay que fiarse. La paciencia tiene un l¨ªmite; incluso en la plaza de Bilbao, aunque parezca mentira.