Sin noticias de Gurb
D¨ªa 2409.12 Me despierto con una resaca de caballo, pero satisfecho de la decisi¨®n que he tomado. Desayuno churros con whisky. Temperatura, 22 grados cent¨ªgrados; humedad relativa, 68 por ciento; nubosidad abundante con mala visibilidad en la costa; estado de la mar, marejadilla con olas inferiores a un metro. Tiempo perfecto para mis planes.
09.30 Salgo de mi piso. Bajo la escalera con paso firme. Si la escalera se mueve, no es culpa m¨ªa. Encuentro a la portera tendiendo la colada en los cables del ascensor. Le digo que quiero hablar con ella de un asunto personal. ?Me permite pasar a su habit¨¢culo?
09.31 La portera me conduce a su habit¨¢culo, sito en el subsuelo del edificio. Me lo muestra y me cuenta que en verano la vivienda es un horno y en invierno, una nevera. Como no tiene cocina, ha de freir los arenques en la estufa de butano, dice. Luego la humareda le impide ver la tele. No tiene cuarto de ba?o, dice. Por fortuna, las tuber¨ªas del edificio pasan por su dormitorio y aprovecha los reventones para ducharse. Pero todo esto, a?ade, ?a m¨ª qu¨¦ se me da?
09.47 Le respondo que he decidido ausentarme de la ciudad y, con tal motivo, regalarle a ella (la portera) mi piso. Le hago entrega de la escritura notarial y de las llaves. La portera me confiesa que siempre ha sabido que yo era un verdadero se?or y no como otros, que aparentan y aparentan, pero a la hora de verdad, nada de nada. Para sellar nuestra amistad, echamos sendos tragos de la botella de whisky que traigo conmigo.
10.00 Me persono en el piso del presidente de la comunidad de propietarios. Pese a la importancia de su cargo, me recibe en pijama. Le informo de que es mi intenci¨®n hacerle provisi¨®n de fondos para que haga reemplazar la porquer¨ªa de ascensor que tenemos por otro nuevo, pintar la escalera, restaurar la fachada, cambiar las tuber¨ªas, arreglar el interfono, tapar las grietas de la azotea, instalar una antena parab¨®lica y alfrombrar la entrada. A cambio de todo esto, agrego, s¨®lo pido ser recordado con cari?o, pues me dispongo a emprender un largo viaje. El presidente dice que si todos los vecinos fueran como yo, no har¨ªa falta tanto socialismo y tanta jodienda. Echamos un trago de whisky.
12.20 Me persono en el piso de mi vecina. Me abre ella misma. Me dice que en este preciso instante se dispon¨ªa a salir, que si no me importa volver m¨¢s tarde. Le respondo que no habr¨¢ m¨¢s tarde, pues yo tambi¨¦n estoy a punto de marcha, y por tiempo indefinido. ?Me permite pasar? Ser¨¢ s¨®lo un minuto. Accede con cierta reserva, porque a estas alturas ya debo de apestar a whisky una cosa mala.
10.30 Con la m¨¢xima circunspecci¨®n
digo a mi vecina que he tenido el atrevimiento de informarme respecto de su situaci¨®n personal, tanto en el terreno afectivo como en el econ¨®mico. Que en ambos terrenos la situaci¨®n puede calificarse de desastrosa. A?ado que en el terreno afectivo no puedo ofrecerle nada, pues por no tener, no tengo ni tiempo.
En cuanto al terreno econ¨®mico...
10.35 Carraspeo. Me animo d¨¢ndole unos tientos al whisky. Prosigo.
10.36 ... en cuanto al terreno econ¨®mico, digo, y puesto que soy soltero, hacendado y dadivoso de natural, he decidido, si a ella no le molesta, depositar en un banco (suizo) una suma de dinero suficiente para sufragar los estudios de su hijo, hoy aqu¨ª y, llegado el d¨ªa, en la Harvard School of Business Administration. Por lo que a ella respecta, a?ado con un hilo de voz, le ruego se sirva aceptar, como recuerdo de nuestra breve vecindad, este modesto collar de esmeraldas.
10.39 Hago entrega del collar a mi vecina, me acabo la botella de whisky, salgo precipitadamente del piso de mi vecina, me caigo rodando por la escalera.
12.00 Voy caminando desde la estaci¨®n del metro hasta la nave. Cuando llego se me cae el alma a los pies. La hiedra obstruye las escotillas, en varios lugares ha saltado el esmalte, alguien ha arrancado de la puerta la imagen del Sagrado Coraz¨®n. As¨ª no puedo presentarme en mi planeta. ,
12.02 En el pueblo compro un estropajo, Vim Limpiahogar y un par de guantes de goma. Regreso a la nave y dale que te pego.
13.30 Entro en la nave. Apartealgunas humedades, el interior no parece haber sufrido desperfectos serios. Reviso los man¨®metros, el combustible. Todo normal. Me siento frente al tablero de mandos. Acciono la palanca de encendido. Ron... ron ... ron ...
13.45 Ron ... ron ... ron
14.00 Ron ... ron ... ron...
14.20 iRRROOOOONNNNN! .14.21 Hosti, qu¨¦ susto.
14.22 Apago el motor. Regreso al pueblo a proveerme de vituallas.
15.00 Cargo en la nave lo necesario para amenizar la traves¨ªa: pasta de dientes, novedades editoriales, una bicicleta, un resumen cifrado del asunto del metro de MontJu¨ªc y poca cosa m¨¢s.
16.00 Cuando ya tengo la bodega repleta de mercanc¨ªas descubro que est¨¢ invadida de cucarachas. ?Qu¨¦ hacer? Puedo proveerme de aerosoles de Cucal, pero una vez reconvertido en intelecto puro, ?con qu¨¦ apretar¨¦ el pitorro?
16.20 Despu¨¦s de varios intentos, logro establecer contacto con la Estaci¨®n de Enlace AF, en la constelaci¨®n de Antares. Les informo que doy por concluida la misi¨®n en la Tierra y me dispongo a regresar aprovechando el mal estado atmosf¨¦rIco (¨®ptimo para la navegaci¨®n). Asimismo les informo de que regreso solo, porque mi compa?ero de expedici¨®n, de nombre Gurb, ha desaparecido en acto de servicio. Eludo decir la verdad para evitarles un disgusto a sus ancianos padres.
16.30 La Estaci¨®n de Enlace AF, en la constelaci¨®n de Antares, me pide que repita el mensaje. Al parecer la recepci¨®n es dificultosa.
16.40 Repito el mensaje. Los de la Estaci¨®n de Enlace AF, en la constelaci¨®n de Antares, me dicen que en realidad hab¨ªan recibido el mensaje bien la primera vez, y que me lo han hecho repetir porque les hace gracia que se me haya pegado el acento catal¨¢n.
17.00 Me persono en el bar de la se?ora Mercedes y el se?or Joaqu¨ªn. La se?ora Mercedes, detr¨¢s de la barra, como si tal cosa. El se?or Joaqu¨ªn, jugando al d¨®mino con tres parroquianos de su misma quinta.. Efusiones, tortilla de berenjena, cervecita. Les digo que vengo a despedirme. Regreso a mi tierra. ?Lo ves, Joaqu¨ªn? Ya te lo dec¨ªa yo, que el se?or no era de aqu¨ª. Les doy el regalo que les he comprado: una casita y once acres de tierra en Florida, para que vayan a descansar. Hombre, no hac¨ªa falta que se molestase. Le habr¨¢ costado un pico. Calle, calle, se?ora Mercedes; usted se merece esto y m¨¢s. Adi¨®s, adi¨®s. Env¨ªenos una,postal.
19.00 Todo listo para el despegue. Compuertas cerradas. Empiezo la cuenta atr¨¢s. 100, 99, 98, 97.
19.01 Un ruido a mis espaldas. ?Las malditas cucarachas? Voy a ver.
19.02 ?Gurb! ?Qu¨¦ demonios haces t¨² aqu¨ª? ?Y con estos tacones de un palmo! ?T¨² te crees que ¨¦sta es forma de viajar por el espacio (o el tiempo)? Gurb me muestra un mensaje cifrado en la pantalla del cuadro de transmisiones.
19.05 Descifro el mensaje. Es de la Junta Suprema. En vista del ¨¦xito de nuestra misi¨®n en la Tierra (por el que se nos felicita), debemos variar el rumbo y dirigirnos, con id¨¦ntica finalidad, al planeta BWR,143, que gira (como un idiota) alrededor de Alfa Centauro: Una vez all¨ª, deberemos adoptar, igual que hemos hecho aqu¨ª, la forma de los habitantes del planeta. Tienen 49 patas, de las cuales, s¨®lo dos les llegan al suelo; tambi¨¦n tienen un ojo, seis orejas, ocho narices y 11 dientecitos. Se alimentan de limo y de unas orugas peludas que atrapan con los tent¨¢culos antero-posteriores.
19.50 Despegue de la nave efectuado sin dificultad a la hora prevista (983674856739 horas del astrolabio c¨®smico). Velocidad de despegue: 0. 12 de la escala convencional (restringida). ?ngulo de incidencia con respecto al perihelio, 54 grados. Duraci¨®n prevista de la traves¨ªa: 784 a?os. Destino: ALFA CENTAURO.
19.55 Gurb y yo salimos de detr¨¢s del cartel del MOPU, un poco chamuscados por el rebufo de las turbinas. Vemos perderse la nave entre las nubes. Hemos de apresuramos si no queremos que se nos ponga a llover antes de llegar al metro.
20.00 Gurb expresa la opini¨®n (a mi juicio equivocada) de que soy un imb¨¦cil. Si no me hubiera gastado hasta la ¨²ltima peseta en hacer regalos a todo quisque para fardar, dice, ahora podr¨ªamos llamar a un taxi y ahorrarnos la caminata. A?ade que ¨¦l con la falda tubo anda fatal. En el futuro, agrega, de los asuntos de dinero se"ocupar¨¢ ¨¦l. Antes de que pueda recordarle que aunque estemos fuera de la nave (y de la ley) sigo siendo su superior jer¨¢rquico, pasa un coche por nuestro lado, Gurb le hace se?as y el coche se detiene. Gurb se arremanga la falda y corre hacia el coche. Sin atender mis ¨®rdenes imperiosas, sube al coche. El coche arranca.
02.00 Sin noticias de Gurb.
FIN
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