El hombre, factor clave en la flotilla espa?ola
La reciente decisi¨®n adoptada por el Gobierno de enviar una agrupaci¨®n naval al Golfo, solidariz¨¢ndose as¨ª con la postura de la mayor¨ªa de los pa¨ªses occidentales, ha levantado una notable pol¨¦mica en la que han destacado algunas asombrosas opiniones que han puesto en evidencia una notable falta de conocimiento acerca de la Armada y de sus posibilidades.As¨ª, se ha o¨ªdo hablar de que nuestros buques, comparados con los de otros pa¨ªses, son unidades poco menos que obsoletas; se ha dicho que nuestros hombres no est¨¢n suficientemente preparados; se ha insistido en que los componentes de las dotaciones que est¨¢n efectuando el servicio militar no poseen los conocimientos m¨ªnimos necesarios para salir airosos en una aventura de tal calibre.
Para rebatir estas opiniones, de tan escaso fundamento, es preciso comenzar recordando que la misi¨®n encomendada a nuestra agrupaci¨®n naval no es m¨¢s que "contribuir a la eficacia del embargo decretado por la ONU contra Irak", misi¨®n que se descompone en cometidos concretos, tales como "garantizar el cumplimiento de la orden de embargo por parte de los buques mercantes espa?oles", "advertir y notificar las posibles infracciones", "proteger los intereses de Espa?a en la zona", etc¨¦tera.
Desde el punto de vista de esta misi¨®n, la elecci¨®n de los buques no puede ser m¨¢s acertada Las fragatas y las corbetas, principalmente s¨®lo diferenciadas por su tama?o, son buques id¨®neos para llevar a cabo lo que, en t¨¦rminos navales, se denominan "misiones de seguridad". Si un buque ha de dedicarse a explorar una zona, detectar a quienes intentan atravesarla, interceptar e identificar a los presuntos transgresores y ordenarles que desistan de sus intenciones, forzosamente habr¨¢ de ser una unidad dotada de gran movilidad, autonom¨ªa, eficaces equipos de detecci¨®n y gran capacidad de comunicaciones.
Fragatas y corbetas cubren perfectamente este abanico de posibilidades. En el caso concreto de nuestras fragatas clase Santa Mar¨ªa, es preciso destacar la existencia a bordo de dos helic¨®pteros SH-60B, que proporcionan al buque una extraordinaria capacidad de exploraci¨®n que va mucho m¨¢s all¨¢ del horizonte
Buques modernos
Las fragatas Santa Mar¨ªa y las corbetas Descubierta y Cazadora son buques muy modernos. Ninguna de nuestras unidades sobrepasa los 12 a?os de vida activa, lo que, para un buque de guerra, significa encontrarse en plena adolescencia. Sus equipos, armas y sistemas de propulsi¨®n son id¨¦nticos a los instalados en la mayor¨ªa de los buques de los pa¨ªses m¨¢s avanzados. Todas estas unidades tienen en su haber numerosas participaciones en ejercicios de la OTAN, con resultados, en muchas ocasiones, espectaculares. Puede, por consiguiente, afirmarse que Espa?a env¨ªa al Golfo unos buques id¨®neos para desempe?ar la misi¨®n encomendada, que no tienen nada que envidiar a cuantos all¨ª han destacado los pa¨ªses de nuestro entorno y que han probado, con creces, su capacidad en cometidos bastante m¨¢s complejos que los que les impone su actual misi¨®n.
Pero, aceptando la calidad indudable de nuestro material, ?es posible afirmar que el personal utilizador de esos -buques est¨¢ tambi¨¦n a la altura de las circunstancias? Para dar una adecuada respuesta a este interrogante, comencemos por conocer a los hombres que compondr¨¢n nuestras dotaciones y por describir sus cometidos a bordo.
Los comandantes de estos buques, capit¨¢n de fragata (teniente coronel) y capitanes de corbeta (comandante), respectivamente, responden a un retrato-robot que es conveniente destacar. Son oficiales de la Escala Superior del Cuerpo General de la Armada, habiendo cursado una carrera de cinco a?os en la Escuela Naval Militar, m¨¢s un a?o de especializaci¨®n en alguna de las restantes escuelas de la Armada. Su experiencia posterior abarca entre los 18 y los 25 a?os de servicio activo, la mayor parte de este tiempo embarcados, y teniendo en su haber el mando anterior de uno o dos buques de menor tama?o. Pocas Marinas occidentales cuentan con comandantes tan experimentados; el progreso en nuestro escalaf¨®n es, quiz¨¢, de los m¨¢s lentos del mundo, de modo que nuestros comandantes suelen tener muchos m¨¢s a?os de servicio que los equivalentes de otras naciones. Finalmente, es muy posible que estos oficiales hayan efectuado cursos diversos, tanto en Espa?a como en el extranjero, que est¨¦n en posesi¨®n del Diploma de Guerra Naval (curso de Estado Mayor de a?o y medio de duraci¨®n) y, con seguridad, dispondr¨¢n de ampl¨ªsimos conocimientos del idioma ingl¨¦s refrendados por las normas de la OTAN.
Todos los oficiales embarcados pertenecen tambi¨¦n a la Escala Superior del Cuerpo General de la Armada, la mayor¨ªa de ellos ser¨¢n especialistas (Electr¨®nica, Comunicaciones, Artiller¨ªa, Armas Submarinas, etc¨¦tera) y contar¨¢n con una experiencia promedio de unos 8 o 10 a?os de embarque. La mayor¨ªa habr¨¢ realizado cursos relacionados con su cometido espec¨ªfico a bordo y poseer¨¢ amplios conocimientos de ingl¨¦s.
Los suboficiales, pertenecientes a la Escala B¨¢sica, estar¨¢n profundamente imbuidos de sus respectivas especialidades, a las que habr¨¢n dedicado, por t¨¦rmino medio, unos 15 a 20 a?os de sus vidas, en los que tambi¨¦n habr¨¢n efectuado varios cursos de perfeccionamiento.
Los cabos especialistas, procedentes del voluntariado, contar¨¢n con unos 10 a?os de experiencia con una dedicaci¨®n absoluta a su campo concreto de especializaci¨®n.
El resto de la dotaci¨®n, un 30% del total, estar¨¢ compuesto por marineros que cumplen su servicio militar obligatorio. Sobre la actuaci¨®n de estos hombres han corrido r¨ªos de tinta y se han manifestado opiniones que no concuerdan en absoluto con la realidad. Son escas¨ªsimas las Marinas del mundo con efectivos humanos totalmente profesionales o con un servicio militar de duraci¨®n mayor que el nuestro. Los reclutas de la Armada acceden a los cuarteles de instrucci¨®n con un nivel cultural y profesional bastante m¨¢s elevado que hace s¨®lo algunos a?os. Tras su periodo de instrucci¨®n b¨¢sica, se efect¨²a una selecci¨®n entre los que posean profesiones u oficios civiles que puedan ser ¨²tiles para el servicio a bordo y, tras un curso espec¨ªfico, se incorporan a los buques como cabos de Mariner¨ªa capaces de desempe?ar funciones muy concretas (timonel-se?alero, patr¨®n de embarcaciones menores, motorista, operador de teletipos, electricista, aprovisionamiento, etc¨¦tera).
Marineros de oficio
Los denominados marineros de oficio, poseedores tambi¨¦n de determinados conocimientos adquiridos en la vida civil, cubren, normalmente, destinos relacionados con las necesidades surgidas por la larga permanencia de los buques en la mar (cocineros, despenseros, camareros, lavanderos, enfermeros, etc¨¦tera).
No es sensato, por tanto, hablar de falta de preparaci¨®n o de ignorancia de los muchachos que cumplen a bordo de los buques su honroso deber constitucional de defender a Espa?a. Todos ellos est¨¢n perfectamente preparados para realizar las labores concretas que a su nivel les corresponden.
El alma de la organizaci¨®n es el comandante, en quien radica la facultad de decidir y en quien recae todo el peso de la responsabilidad. El resto de la dotaci¨®n se dedica por entero a facilitarle los elementos de juicio necesarios para la toma de decisiones y a convertir ¨¦stas en acciones.
El segundo comandante representa el cuerpo del buque. Es el ejecutor preciso de las ¨®rdenes del comandante y el controlador minucioso de la actuaci¨®n de los ¨®rganos a ¨¦l subordinados.
El Servicio de Operaciones equivale al cerebro, receptor de los est¨ªmulos procedentes de los sentidos (radar, sonar, helic¨®pteros, etc¨¦tera), proporciona la facultad de comunicarse con el exterior, eval¨²a la informaci¨®n disponible, la presenta al comandante para que ¨¦ste decida y, finalmente, activa los movimientos resultantes.
Los pu?os del buque est¨¢n representados por el Servicio de Armas, ejecutor de cualquier acci¨®n defensiva o agresiva que pueda ser requerida por las circunstancias.
El Servicio de M¨¢quinas equivale al coraz¨®n que distribuye energ¨ªa a la totalidad del buque, posibilitando as¨ª su movimiento, su acci¨®n y la cicatrizaci¨®n de sus heridas.
Por ¨²ltimo, el Servicio de Aprovisionamiento act¨²a como el est¨®mago que alimenta a todo el buque con la savia de los repuestos, los v¨ªveres y cualquier otro efecto que precise para subsistir.
Dentro de esta organizaci¨®n t¨ªpica, que puede diferir ligeramente de una clase a otra de buques seg¨²n sus especiales caracter¨ªsticas, cada hombre desempe?a un important¨ªsimo papel con independencia de su graduaci¨®n militar o de su destino concreto. Tan importante puede ser que el teniente de nav¨ªo jefe de operaciones conozca y sepa aplicar los procedimientos correctos para la actuaci¨®n del buque como que el marinero de oficio cocinero ponga toda su experiencia y buena voluntad en la confecci¨®n de un men¨² sano y apetitoso para unos hombres que han de permanecer muchos d¨ªas enclaustrados en mitad del oc¨¦ano.
Orgullo
A la vista de todo lo dicho, puede afirmarse, sin ning¨²n g¨¦nero d dudas, que los ciudadanos espa?oles pueden sentirse orgulloso y confiados tras la determinaci¨®n adoptada por el Gobierno. Y ello es as¨ª por las siguientes razones:
La decisi¨®n de enviar buques de nuestra Armada al Golfo demuestra una clara percepci¨®n del deber de contribuir al cumplimiento de las resoluciones de la ONU para mantener la paz, y u hondo sentido de solidaridad con el resto de los pa¨ªses democr¨¢ticos del mundo.
Los buques elegidos para desempe?ar la importante misi¨®n encomendada son id¨®neos para desarrollar todos los cometidos previsibles y no tienen nada que envidiar, en sus caracter¨ªsticas, equipamiento y modernidad a los enviados por las restante naciones.
Los hombres, factores clave para la utilizaci¨®n de tan complejas m¨¢quinas, -cuentan, con creces, con los conocimientos experiencia necesarios para llevar a buen fin las tareas impuestas. Desde el comandante hasti el ¨²ltimo de los marineros, todos est¨¢n perfectamente instruidos y adiestrados para realizar su personal e importante labor a bordo.
La Armada ha puesto al servicio de la pol¨ªtica nacional sus medios m¨¢s modernos y sus hombres mejor preparados; sus mandos conf¨ªan en el ¨¦xito de la misi¨®n encomendada; conf¨ªemos nosotros en que los resultados se correspondan con los esfuerzos, dedicaci¨®n que, d¨ªa tras d¨ªa, la Armada entrega a la preparaci¨®n de su fuerza.
El capit¨¢n de nav¨ªo Francisco N¨²?ez Lacaci es diplomado en Guerra Naval director de la Escuela Naval Militar. El capit¨¢n de nav¨ªo Francisco Torrent S¨¢nchez es diplomado en Guerra Naval, destinado en el Estado Mayor de la Armada.
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