Galloso marca la diferencia
El ¨²nico toreo aut¨¦ntico que se vio a lo largo de todo el festejo lo interpret¨® Galloso. en su primer enemigo, eso s¨ª, con cuentagotas, que bien tan preciado no conviene despilfarrarlo. Sus tres ajustadas chicuelinas, embozando al animal con dominio y empaque hasta el ¨²ltimo vuelo del capote, y sus tambi¨¦n tres naturales desmayaos, largos y templados marcaron la diferencia con el toreo bufo y pleno de ratimagos restante. Por desgracia este remedo de toreo fue mayor¨ªa, pero hay que conformarse con la terca realidad pegapasista.Galloso, que debutaba en esta plaza y que entr¨® en la feria en sustituci¨®n de Robles, le ech¨® valent¨ªa a ese primer y brocho animal, que estaba adornado con el tambi¨¦n escaso lujo de la casta. Galloso le plant¨® cara en el mism¨ªsimo platillo, pero no bastaba con eso. Hab¨ªa que poderle, templarle y no enmendar terrenos, lo que casi nunca consigui¨®. La faena transcurr¨ªa con altibajos hasta que Galloso clav¨® los pies, trag¨® y albore¨® la descrita serie, que abroch¨® con el pase del desprecio. Como el celo del animal se prestaba, lo despen¨® con acierto en la suerte de recibir.
V¨¢zquez / Galloso, Espartaco, Espartaco Chico
Toros de Jos¨¦ V¨¢zquez, desiguales de presencia y juego; 5?, sobrero de Bernardino Jim¨¦nez, que sustituy¨® a otro del mismo hierro, devuelto por manso, con trap¨ªo, flojo. Sospechosos de pitones. Jos¨¦ Luis Galloso: estocada desprendida recibiendo y dos descabellos (oreja); estocada (vuelta). Espartaco: pinchazo y bajonazo (palmas); estocada contraria ca¨ªda (oreja). Espartaco Chico: bajonazo (silencio); metisaca, dos pinchazos, media tendida y descabello (vuelta). Plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes, 28 de agosto. Cuarta corrida de feria. Casi lleno.
Sali¨® Espartaco a aplicar su ya conocido numerito de toreo heterodoxo, o lo que sea, pero frente a un cence?o animalejo pobr¨ªsimo de presencia y pito nes. Ech¨® mano de sus trucos y le destore¨® hacia fuera, con el pico la suerte descargada y profusi¨®n de sonrisas al cotarro. Pero el cotarro se relam¨ªa a¨²n de la enjun d¨ªa de Galloso y pas¨® del de Espartinas, que, para acabar de en gorrinarlo, atiz¨® al pobre animalillo un horroroso bajonazo.
Sali¨® en quinto lugar un toro manso y que no gust¨® al bullan guero p¨²blico, el cual no ces¨® de protestar hasta que logr¨®. que la autoridad lo devolviera, indebidamente. Al tullido y blandorro que echaron en su lugar le repiti¨® Espartaco su faena, con algo m¨¢s de temple, reposo y gestos a la galer¨ªa. Como Galloso hizo de Espartaco en el noblote cuarto, luci¨¦ndose s¨®lo al cobrar otra gran estocada, la labor de ¨¦ste cal¨® ahora algo m¨¢s y se llev¨® una orejita. Espartaco Chico pech¨® con un lote manso, de cabezas derrotonas- y, embestidas corcoveantes, al que aplic¨® tanta entrega y valent¨ªa como vulgaridad. Imit¨® a su hermano e n el bajonazo a su primero y se eterniz¨® para finiquitar al que cerr¨® el festejo.
Babelia
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