Recordando a Gayarre
El 17 de agosto de 1880 actuaron en el teatro-circo de San Sebasti¨¢n Gayarre y Sarasate. Dos mil personas realizaron cola durante la noche anterior para aspirar a una de las 70 entradas disponible s a ¨²ltima hora. La ciudad ten¨ªa entonces 20.000 habitantes y admit¨ªa ya en verano un n¨²mero de 16.000 for¨¢neos. Al d¨ªa siguiente del recital se tomaba la decisi¨®n municipal de aprobaci¨®n del Casino, que tanto marc¨® posteriormente el desarrollo econ¨®mico y social de San Sebasti¨¢n. Lo contaba Javier Saba, cronista municipal, en el primero de los actos con que la Quincena Musical donostiarra recordaba a Gayarre con motivo del centenario de su muerte.La leyenda est¨¢ viva, en la calle. Aqu¨ª la gente canta con espontaneidad, es algo a la vez necesarlo y vital. Las fronteras entre lo profesional y lo aficionado se confunden. Con Gayarre como excusa dos j¨®venes cantantes guipuzcoanos, Ainhoa Arteta y Jorge Ant¨®n, dieron un recital ante un p¨²blico que abarrotaba el teatro y le respald¨® con calor. Con ellos estuvo el virtuoso violinista yugoslavo Mateja Marinkovic, ganador del Premio Nicanor Zabaleta, que puso el toque Saras¨²te al interpretar el arreglo que ¨¦ste hizo en forma de fantas¨ªa para viol¨ªn sobre la ¨®pera Carmen, de Bizet.
Los cantantes no,pasaron, en esta ocasi¨®n, de lo discreto, aunque fue encomiable su ilusi¨®n y entrega, la forma de aspirar el aire del ¨¦xito que estaban sintiendo. La soprano de Tolosa tra¨ªa consigo una experiencia forjada en Estados Unidos -m¨¢s o menos como siempre: salir para triunfar- y canta ma?ana con Pl¨¢cido Domingo. No es una voz bella pero tiene una l¨ªnea de canto elegante y valiente, que luci¨® sobre todo en el repertorio franc¨¦s.
Tampoco es especialmente bella la voz del tenor Jorge Ant¨®n, aunque tuvo momentos prometedores. Tal vez la propia fogosidad juvenil le impidi¨® una actuaci¨®n m¨¢s redonda. Hace solamente un a?o, el tenor donostiarra cantaba en la sociedad Gaztelubide en un acto similar al que protagonizaron antiguos miembros del coro Easo y Orfe¨®n Donostiarra en un encuentro entre los alcaldes de San Sebasti¨¢n y Roncal, con motivo de una donaci¨®n, vinculada al paso de Gayarre por la capital guipuzcoana, que los donostiarras hac¨ªan para el museo de Roncal. El coro y sus solistas entend¨ªan que el mejor homenaje a Gayarre era seguir cantando. Los organizadores de la Quincena -festival con rigor e imaginaci¨®n donde los hayacompletaban as¨ª el c¨ªrculo: los divos de ¨®pera, las voces nuevas, las de siempre. Para algo estamos en una ciudad donde adem¨¢s de a la buena mesa se rinde culto a la voz humana.
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