Fiesta en los tendidos
La fiesta de los toros dej¨® su sitio por un d¨ªa a la fiesta de la l¨ªrica. El balc¨®n presidencial de Las Ventas se hab¨ªa convertido en el punto central de una escenograf¨ªa gigantesca que cubr¨ªa toda la parte posterior del escenario. Dos pantallas gigantes y un amplio despliegue televisivo enmarcaban la actuaci¨®n de los divos en una imagen poco frecuente de los mismos al situarse delante de un micr¨®fono. Son las caracter¨ªsticas del boom actual, algo con lo que Ronconi ya hab¨ªa ironizado en la puesta en escena de Il viaggio a Reims.La fiesta, no obstante, estaba fundamentalmente en los tendidos y las gradas. Un p¨²bico variopinto y en general no habitual de las representaciones oper¨ªsticas se dio. cita para contemplar en directo IL algunas de las estrellas de la l¨ªrica y en especial a Alfredo Kraus. Aplaudieron todo. Como dir¨ªa mi admirado Joaqu¨ªn Vidal, hasta una mosca que pasara. Los ol¨¦s se sustituyeron por bravos masivos despu¨¦s de cada intervenci¨®n. Aunque, todo hay que decirlo, fueron m¨¢s intenso en los momentos de mayor calidad. Porque calidad la hubo y mucha en momentos de una noche en general satisfactoria.
Estrellas de la ¨®pera en concierto
Alfredo Kraus (tenor), Katia Ricciarelli (soprano), Luc¨ªa ValentiniTerrani (mezzosoprano), Paolo Coni (bar¨ªtono) y Ruggero Raimondi (bajo). Orquesta Sinf¨®nica de Madrid. Director: Gian Paolo Sanzogno. Fragmentos de ¨®peras de Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi, Puccini, Silea, Offenbach, Bizet y Gounod. Plaza de toros de Las Ventas, 29 de agosto.
Vestirse de luces no es lo mismo que hacer faena y Las Ventas es una plaza muy seria. El triunfador de la noche, el que practic¨® a la perfecci¨®n el equivalente al arte de "citar, templar y mandar" fue Alfredo Kraus. Su l¨ªnea de canto al natural, la prodigiosa utilizaci¨®n del legato, la dulzura del fraseo, el sentido mel¨®dico o la forma precisa y exacta de ata que de las notas, sentaron, una vez m¨¢s, c¨¢tedra.
Kraus, exquisito
Ya en el aria Lunge de ley de La Traviata, Kraus nos hab¨ªa hecho olvidar las caracter¨ªsticas un tanto met¨¢licas del sonido amplificado de la orquesta ("parece un disco", dec¨ªa la se?ora de al lado en el tendido). A Kraus no le afectaban los micr¨®fonos. Su canto llegaba exquisito, casi de otra ¨¦poca. Extraordinario en Una furtiva l¨¢grima, alcanz¨® cotas de antolog¨ªa en el Lamento de Federico. Y el p¨²blico festivo que aclamaba a todos los cantantes con un par de salidas, le hizo salir hasta cuatro veces y m¨¢s por que ¨¦l no quiso. En el cuarteto de Rigoletto su Bella figlia del amore destacaba absolutamente sobre sus compa?eros, por pureza y transparencia. Un lujo.La revelaci¨®n de la noche para el p¨²bico de Madrid fue Paolo Coni. Se podr¨ªa decir que Kraus dio la alternativa a Coni en Las Ventas y que ¨¦ste respondi¨® cortando una oreja, lo cual no es, nada mal deb¨². El joven bar¨ªtono italiano tiene una voz hermosa y una fusi¨®n de t¨¦cnica y estilo que hicieron enormemente atractivas sus versiones verdianas de arias de Don Carlo (excelente la dicci¨®n y el contenido que da a las partes habladas) y Un baggio in machera.
Katia Ricciarelii cant¨® con gran gusto Visi de arte, obviando con profesionalidad una ligera tirantez en su registro agudo. Su versi¨®n del popular O mio babbino caro le qued¨® algo m¨¢s sosa. Valentini Terrani, temperamental y entusiasta, super¨® con genio la falta de claridad en algunos pasajes de al coloratura en la dificil¨ªsima aria de Arfaseen Semiramide. No tuvo una noche especialmente afortunada el bajo Ruggero Raimondi. Algo decepcionante en la primera parte con una voz y emisi¨®n que adolec¨ªa de nitidez y concentraci¨®n, salv¨® con oficio, aunque sin mucha brillantez, el aria de La calumnia en la segunda. Saludos desde el tercio.
La Orquestra Sinf¨®nica de Madrid, como ya es habitual, estuvo a buen nivel. El caluroso p¨²blico despidi¨® a los solistas con una fuerte pitada, al no ser correspondida su tenacidad en los aplausos el regalo de alg¨²n fragmento de ¨®pera adicional. Y es que estos divos, c¨®mo son.
Babelia
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