Rib¨¢kov: "La atm¨®sfera de la calle es muy mala"
Anatoli Rib¨¢kov pasar¨¢ a la historia como el novelista de la perestroika. Su caudalosa novela Los hijos del Arbat, la m¨¢s clara cr¨®nica denunciadora del periodo estalinista, ha vendido 10 millones de ejemplares en la URSS y se ha traducido a medio centenar de lenguas. Octogenario, pero Inflamado de esperanza, est¨¢ terminando una nueva obra -"Con mi edad, necesitar¨¦ que Dios me eche una mano para no morirme a destiempo"-, La guerra, con la que pretende dar fin al ciclo iniciado con su archifamoso libro.
Es consciente de que en su caso resulta imposible separar literatura y pol¨ªtica: "Los escritores ahora podemos escribir lo que queramos. Pero la atm¨®sfera de la calle es muy, muy mala. Estamos pagando las consecuencias de esos 40 anos en que fueron masacrados unos 100 millones de personas. Todo ha sido tan terrible que ahora nos encontramos con que el fondo gen¨¦tico del pa¨ªs est¨¢ arrasado".
No es un m¨ªstico. Aunque habla de una "deformaci¨®n de los hombres" acaecida en la U R SS, y de c¨®mo los antiguos valores de solidaridad han sido machacados por el odio, su an¨¢lisis de los problemas no es metaf¨ªsico: "Lo m¨¢s grave es la situaci¨®n de la agricultura. Stalin aplast¨® a los campesinos. Los alimentos escasean. Ha sucedido que, al quitar una piedra del tremendo edificio estalinista, todo se ha venido abajo, y el suministro de alimentos sufre ahora una desorganizaci¨®n absoluta. No hay un funcionamiento normal de la iniciativa privada".
El odio nacionalista
Las tensiones nacionalistas son, para el novelista, otro factor de temor. "El pluralismo ha abierto la caja de Pandora del odio nacionalista y ¨¦tnico. Son los peligros que acarrea la libertad: ver fascistas con camisas negras desfilando por nuestras ciudades, cruces gamadas pintadas en la sinagogas. Todo est¨¢ costando mucha sangre".
Los j¨®venes sovi¨¦ticos son una inc¨®gnita para Rib¨¢kov. "Nadie sabe lo que dir¨¢n. De momento callan. Muchos fueron manipulados por los fascistas tras la revoluci¨®n, y muchos lo fueron por el estalinismo. Ahora est¨¢n pasivos, pero las personas pasivas pueden perfectamente acabar estallando".
Anatoli Rib¨¢kov cree que la situaci¨®n no puede quedar bloqueada. "Es verdad que el odio est¨¢ ah¨ª y que en cada uno de nosotros yace al menos dormido y latente, pero todos sabemos que, si no queremos que acabe por destruirnos, hay que combatirlo; parece indudable que la sociedad sovi¨¦tica ha comprendido que, si no quiere que el pa¨ªs mismo se rompa, tenemos que cambiar todo de arriba abajo".
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