Distensi¨®n en Corea
LAS REUNIONES que est¨¢n celebrando en Se¨²l los primeros ministros de las dos Coreas deben abrir una nueva etapa en las relaciones entre esos dos Estados, separados por una l¨ªnea mucho m¨¢s parecida a un frente militar que a una frontera entre pa¨ªses vecinos. Durante 45 a?os no ha habido ninguna comunicaci¨®n entre el Norte y el Sur, ni ferroviaria, ni postal, ni telef¨®nica. Las entrevistas entre representantes de los dos Gobiernos han sido escasas y poco eficaces. Por ello, el encuentro en Se¨²l de los respectivos primeros ministros adquiere rango de hecho hist¨®rico, independientemente de las serias dificultades que permanecen en el camino que debe conducir al funeral de una divisi¨®n anacr¨®nica e insostenible en un mundo en el que ha ca¨ªdo el muro de Berl¨ªn y en el que Alemania est¨¢ pr¨¢cticamente unida.Pero sin las mutaciones profundas que han tenido lugar en los ¨²ltimos a?os en la situaci¨®n interior de Corea, el encuentro de alto nivel que se est¨¢ desarrollando hoy ser¨ªa inimaginable. En el Sur, despu¨¦s de un largo periodo de dictaduras militares, el presidente Roh Tae Wo encabeza un sistema pol¨ªtico de tipo democr¨¢tico. Ha sido elegido en unas elecciones libres, favorecido por la divisi¨®n entre los l¨ªderes de la oposici¨®n democr¨¢tica. No todas las secuelas de la etapa dictatorial han sido borradas, pero existen reales libertades pol¨ªticas.
Se sabe muy poco de lo que pasa en el Norte, cuyo sistema ha mostrado hasta aqu¨ª una tenaz impermeabilidad a lo que ocurre en el mundo. Kim Il Sung encarna un comunismo absolutista, con la tesis a?adida de una sucesi¨®n en la persona del hijo del gran l¨ªder. La situaci¨®n geogr¨¢fica de Corea ha facilitado que se forme en su parte septentrional un islote de tipo alban¨¦s, hoy amenazado de irremediable incomunicaci¨®n con el mundo actual. Si en otras ¨¦pocas Kim Il Sung pudo aprovecharse de la rivalidad entre Mosc¨² y Pek¨ªn, hoy ya no puede contar con un apoyo firme de ninguno de los dos. Ambos anhelan desarrollar sus relaciones econ¨®micas -y diplom¨¢ticas- con Se¨²l. Esta evoluci¨®n de la situaci¨®n asi¨¢tica, y mundial, presiona fuertemente sobre el Gobierno de Pyongyang, y ha sido sin duda el factor decisivo de la opci¨®n que parece haber hecho el viejo l¨ªder en favor de una apertura hacia el Sur.
Las propuestas presentadas en Se¨²l ofrecen una gama amplia de posibilidades, desde pasos concretos para abrir v¨ªas de comunicaci¨®n hasta el proyecto de una disminuci¨®n controlada de las fuerzas militares, punto en el que se observa una coincidencia interesante entre ambas delegaciones. El Gobierno de Se¨²l muestra m¨¢s audacia en las propuestas de apertura, lo cual se explica porque la comparaci¨®n entre ambos Estados resulta claramente ventajosa para el Sur. En la actitud de Pyongyang hay m¨¢s recelos que miras propagand¨ªsticas en torno a la reuni¨®n. Nada de ello puede sorprender. No cabe esperar que los primeros ministros alcancen de golpe resultados espectaculares. Lo importante es que se inicie un camino, aunque sea largo, para que Corea se vaya adaptando a las realidades del mundo actual.
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