Cr¨ªa cuervos y te sacar¨¢n los ojos
La actual crisis del Golfo muestra las consecuencias de alimentar durante a?os Estados con un alto grado de militarizaci¨®n, se?ala el autor. Las superpotencias, representadas en Helsinki por George Bush y Mija¨ªl Gorbachov, han colaborado activamente a esa situaci¨®n, que en la d¨¦cada de los noventa puede repetirse.
Una de las lecciones de la crisis del Golfo ha sido la de mostrar precisamente lo que puede ocurrir cuando, por el motivo que sea, se alimenta durante a?os a un Estado que convierte la actividad militar en el motor de sus ambiciones o frustraciones.Nunca han faltado fabricantes de militarismos para este empe?o, y las dos grandes potencias de las ¨²ltimas d¨¦cadas, Estados Unidos y la URSS, han colaborado activamente en la formaci¨®n de Estados militaristas, ya sea para beneficio de las compa?¨ªas dedicadas al negocio de las armas o por criterios hegem¨®nicos que han derivado en la creaci¨®n de aliados-gendarmes.
El resultado de esta pol¨ªtica ha sido catastr¨®fico, y la d¨¦cada de los noventa puede ser el periodo en que veamos florecer situaciones altamente conflictivas, todas ellas consecuencia de la estupidez del viejo modelo de dominaci¨®n militar, un sistema de dominaci¨®n caduco e ineficaz, si lo comparamos con las formas de dominaci¨®n japonesa a trav¨¦s del mercado de capitales y del comercio de bienes de consumo.
Al menos 15 pa¨ªses no europeos mantienen niveles de militarizaci¨®n peligrosos para la seguridad internacional. Excepto China, se trata de pa¨ªses que son o han sido hasta hace poco dependientes de las dos superpotencias, m¨¢s o menos a partes iguales. Son los hijos malditos del conflicto Este-Oeste. Intermediarios regionales o peones de las ambiciones imperiales forman una inmensa franja que va desde Libia hasta Corea, esto es, del Mediterr¨¢neo al Pac¨ªfico.
Los conflictos fronterizos o regionales tienen el campo abonado en esta franja: Egipto-Israel, Ir¨¢n-Irak, India-Pakist¨¢n, Corea del Norte-Corea del Sur y China-Taiwan son o han sido ejemplos de estas rivalidades, traducidas en algunas ocasiones en conflictos abiertos, pero siempre caldo de cultivo para la disputa y acusaci¨®n permanente bajo la regocijante mirada de los mercaderes de armas y buscadores de aliados. Aunque la represi¨®n y el militarismo pueden ejercerse bajo f¨®rmulas baratas y de uso exclusivamente interno, como en la dictadura franquista, hay algunos indicadores sumamente elocuentes para conocer el grado de militarizaci¨®n de un pa¨ªs y su nivel de peligrosidad exterior. Algunos de estos indicadores son el nivel de gastos militares en relaci¨®n al producto interior bruto (PIB), la cantidad de armas compradas al exterior, la posesi¨®n de misiles de medio o largo alcance, la no-firma del Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear o el desarrollo de programas nucleares con fines claramente militares, la posesi¨®n o fabricaci¨®n de armas qu¨ªmicas y el n¨²mero de personal militar, todo ello ponderado por el nivel habitual de violaci¨®n de los derechos humanos. Siete hermosos indicadores para conocer el grado de militarizaci¨®n y proliferaci¨®n de los pa¨ªses.
40 pa¨ªses en la lista negra
Un criterio no muy exigente permitir¨ªa situar cerca de 40 pa¨ªses en la lista negra; ser¨ªa probablemente excesivo para empezar. Por ello, y con un prop¨®sito meramente did¨¢ctico, nos limitaremos a se?alar los primeros pa¨ªses del ranking, todos ellos acreedores de la m¨¢xima sospecha. Todos ellos son fruto de la pol¨ªtica imperial, pero algunos, como Ir¨¢n, Irak o Libia, se han desmadrado en exceso y no est¨¢n ya bajo el estricto control de sus superpotencias. El resto, es decir, la mayor¨ªa, depende todav¨ªa de las transferencias de armas, tecnolog¨ªa y asistencia de Estados Unidos o de la URSS, pero la historia de los ¨²ltimos 15 a?os basta para saber que ello no garantiza que ma?ana mismo alguno de estos pa¨ªses pase a situaci¨®n de descontrol. Lamentablemente, tanto las grandes potencias como las de car¨¢cter intermedio (Francia, Reino Unido, RFA) contin¨²an jugando a la ruleta rusa al proporcionar todav¨ªa algunos instrumentos destructivos buscados por estos pa¨ªses.
Irak ha hecho un mont¨®n de m¨¦ritos para ganar todas las estrellas de la clasificaci¨®n. Aliado tradicional de la URSS, mantiene un nivel de gastos militares superior a la cuarta parte de su PIB (m¨¢s de un 6% ya puede considerarse como s¨ªntoma de excesivo peso militar); en los ¨²ltimos cinco a?os ha adquirido armas al exterior (URSS y Francia, especialmente) por un valor superior a los 12.000 millones de d¨®lares; tiene misiles de largo alcance gracias a la ayuda de la URSS, Brasil, Egipto, Argentina, y Yugoslavia y otros pa¨ªses europeos; no ha firmado el Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear (TNP) y busca dominar la tecnolog¨ªa nuclear; tiene y ha usado armas qu¨ªmicas; mantiene unos efectivos militares de un mill¨®n de hombres; ha estado guerreando con su vecino Ir¨¢n durante ocho a?os, y una vez terminada esta guerra se anexiona Kuwait. Imposible superar el listado. Es el paradigma del cuervo que se come al adiestrador. Pero las pol¨ªticas imperiales han creado otros casos como Irak. Sin moverse de la zona de Oriente Pr¨®ximo, otros cuatro pa¨ªses (Siria, Israel, Ir¨¢n y Egipto) mantienen niveles de militarizaci¨®n preocupantes para sus vecinos y para las propias superpotencias.
Siria, tambi¨¦n aliada tradicional de la URSS, dedica m¨¢s del 11% de su PIB a fines militares, tiene un arsenal armamentista de cuidado, ha comprado armamento al exterior por un valor superior a los 6.000 millones de d¨®lares en los ¨²ltimos cinco a?os, tiene misiles Scud B (280 kil¨®metros de alcance), armas qu¨ªmicas y cerca de medio mill¨®n de hombres en sus ej¨¦rcitos. Un aparato impresionante, capaz de inquietar especialmente a Husein.
Generosa asistencia militar
Israel es el pe¨®n de Estados Unidos en la regi¨®n. Gasta cerca del 10% de su PIB en asuntos militares, porcentaje que no incluye la generosa asistencia militar de EE UU; tiene misiles de largo alcance (750 kil¨®metros), armas nucleares (no ha firmado el TNP), y probablemente dispone de armas qu¨ªmicas. Egipto, alineado actualmente con Estados Unidos, se ha gastado unos 6.000 millones de d¨®lares en comprar armamentos en el ¨²ltimo lustro, dispone de misiles de 280 kil¨®metros de alcance, tiene cerca de medio mill¨®n de soldados y, seg¨²n el Instituto de Investigaci¨®n de la Paz Internacional (SIPRI), dispone de armas qu¨ªmicas. En ,cuanto a Ir¨¢n, su inter¨¦s en recuperarse de la larga guerra con Irak no debe hacernos olvidar que mantiene en pie un aparato militar de 600.000 hombres, con misiles Scud a su disposici¨®n, armas qu¨ªmicas y un programa nuclear que puede crear serios problemas en un plazo no muy largo.
Menci¨®n especial, requiere el caso saud¨ª, un pa¨ªs ¨¢rabe aliado de Estados Unidos, que en los ¨²ltimos cinco a?os le ha vendido armas por valor de unos 10.000 millones de d¨®lares. Arabia es, despu¨¦s de Irak, el pa¨ªs del mundo que dedica m¨¢s recursos a fines militares (22,7% de su PIB).
La larga franja contin¨²a por tierras asi¨¢ticas hasta Corea, pasando por Pakist¨¢n, la India y China, que no son menos explosivas por estar m¨¢s alejadas. Particularmente delicado es el permanente conflicto entre Pakist¨¢n y la India, dos pa¨ªses nuclearizados y que no han firmado el TNP, dotados de misiles de gran alcance, ej¨¦rcitos numerosos y con m¨²ltiples argumentos para enfrentarse. La India es el pa¨ªs del planeta que m¨¢s armas ha adquirido en los ¨²ltimos a?os, 17.000 millones de d¨®lares en el ¨²ltimo quinquenio.
La moraleja de la franja militarista es bien clara: cr¨ªa cuervos y te sacar¨¢n los ojos. Bush y Gorbachov deber¨¢n reflexionar seriamente sobre las consecuencias de sus errores (y los de sus antecesores) en pol¨ªtica exterior. Irak ha sido la ¨²ltima evidencia, y tambi¨¦n la advertencia de que la domesticaci¨®n de los cuervos deber¨¢ ser una tarea compartida y a largo plazo. Y como buenos padres-criadores, deber¨ªan entender que las intervenciones militares como las que estamos viendo en la pen¨ªnsula ar¨¢biga no remedian nada mientras no exista un serio prop¨®sito de terminar con los intereses econ¨®micos y las patolog¨ªas pol¨ªticas que han dado origen a esta situaci¨®n.
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