Los trabajadores como vecinos
Un aspecto de fundamental importancia en las modificaciones fiscales que van a ir implant¨¢ndose en el futuro pr¨®ximo es, sin duda, su incidencia en los trabajadores y en todo cuanto en el orden econ¨®mico afecta a ¨¦stos, y que desde luego no se reduce al plano estrictamente laboral ni a la mera tributaci¨®n de los ingresos salariales. As¨ª como no puede dejar de se?alarse que dentro de ese propio plano, el anunciado sistema de estimaci¨®n de rendimientos presuntos, fijados por decreto, a efectos de la tributaci¨®n del trabajo aut¨®nomo y las actividades no societarias en el impuesto sobre la renta, habr¨¢ de convertirse, si se pone en' pr¨¢ctica, en un serio factor de incremento de la carest¨ªa de la vida.Ello es que, ante el gran alcance de las readaptaciones tributarias en marcha y de la muy amplia y sensible repercusi¨®n que van a tener en la realidad social, convendr¨ªa llamar la atenci¨®n sobre algunos de sus puntos respecto a los que se hallan en una m¨¢s d¨¦bil situaci¨®n econ¨®mica.
Despu¨¦s de la jornada
Ante todo hay que partir de la base de que los trabajadores no dejan de serlo cuando salen de las f¨¢bricas o de las oficinas o abandonan los tajos al final de la jornada laboral y se reintegran a sus barrios y viviendas. Y por otra parte no se puede tampoco reducir el inter¨¦s por los menos favorecidos, ni las preocupaciones por la justicia, a un concepto de trabajo exclusivamente salarial; ello, entre muchas otras razones, porque hay asalariados de muy alto nivel y privilegiada posici¨®n, y en contraste abundan los no asalariados en nada buenas circunstancias, como tambi¨¦n se dan, ciertamente, los casos inversos... Raz¨®n de m¨¢s, lo uno y lo otro, para no incurrir en esta cuesti¨®n en simplismos y en posiciones restrictivas.
A mayor abundamiento, habr¨ªa que tener tambi¨¦n muy en cuenta que ante las dificultades crecientes -incluidas las fiscales- con que el trabajo aut¨®nomo se viene ya tropezando en los ¨²ltimos a?os, apenas se registran incrementos de quienes se dedican a ¨¦l, seg¨²n evidencian las encuestas de poblaci¨®n activa, lo que no es bueno para este tipo de trabajo, ni, de rechazo, tampoco para el asalariado. El trabajo por cuenta propia debiera, pues, ser fomentado y estimulado.
Y m¨¢s a¨²n: no se puede circunscribir la ponderaci¨®n de la pol¨ªtica fiscal y de sus distintos instrumentos a sus consecuencias m¨¢s directas, inmediatas y externas en el mundo del trabajo y en general en las clases sociales menos afortunadas, ya que es indispensable reparar igualmente en sus efectos indirectos y secundarios, que pueden tener una gran trascendencia.
Bajo esas premisas ser¨ªa necesario que se reconsiderasen y corrigiesen o moderasen varias de las previsiones dise?adas para los cambios impositivos.
La vivienda y sus problemas
Deteng¨¢monos, por ejemplo, en la cuesti¨®n de la vivienda y sus m¨²ltiples problemas, en los que van a tener un gran impacto los cambios impositivos en curso. Pues las fuertes subidas de los valores catastrales que se est¨¢n preparando (en Madrid con una exacerbaci¨®n sobremanera objetable), y que vendr¨¢n a unirse al nuevo impuesto sobre el patrimonio, a los impuestos sobre bienes inmuebles y actividades econ¨®micas, al IVA sobre viviendas sociales y alquileres y a la desde hace no mucho en vigor ley de Tasas y Precios P¨²blicos, no podr¨¢n sino traducirse en una agravaci¨®n de esos problemas.
Excesiva ya hoy la carga fiscal en la adquisici¨®n y uso de algo tan imprescindible como un techo bajo el que vivir, esa carga va a incrementarse en notable medida si en las figuras tributar¨ªas a que acabamos de hacer alusi¨®n no se introducen sustanciales moderaciones y oportunos m¨ªnimos exentos.
Recordemos a este prop¨®sito que el impuesto sobre el patrimonio no existe, ni mucho menos, en todos los pa¨ªses y que en Francia lo implantaron hace escasos a?os los socialdem¨®cratas de F. Mitterrand, pero estableciendo el m¨ªnimo exento en el equivalente, en francos, a noventa millones de pesetas... Mas aqu¨ª el proyecto de ley que va a discutirse en las Cortes fija el m¨ªnimo a que nos referimos en s¨®lo 15 millones de pesetas. Siendo, sin embargo, lo m¨¢s preocupante que, seg¨²n tal proyecto, este impuesto sobre los peque?os patrimonios, que recaer¨¢ sobre millones de ciudadanos, ya no va a girar, en el caso de las viviendas y dem¨¢s inmuebles, sobre valores de monto exacto -los catastrales-, sino sobre otros superiores e imprecisos, para cuya determinaci¨®n Hacienda podr¨¢ hacer uso, a su arbitrio, de una pluralidad de posibles criterios valorativos de las bases gravables.
Empero, lo m¨¢s temible de esa concepci¨®n tan generalizada y confusa de la fiscalidad sobre los patrimonios radica en su efecto en los inmuebles ocupados en alquiler, lo que de un modo u otro, y m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, repercutir¨¢ lesivamente en los inquilinos, y sobre todo en los m¨¢s modestos, con un gran n¨²mero de jubilados y pensionistas entre ellos, que residen en antiguos edificios en los n¨²cleos urbanos.
Por lo que si la funci¨®n social de la propiedad, que proclama nuestra Constituci¨®n, ha de tener la operatividad que resulta exigible, las fincas en esas circunstancias debieran recibir un tratamiento tributario especial en el que habr¨ªa de incluirse prioritariamente la exenci¨®n o franqu¨ªa en el impuesto sobre el patrimonio. Como tambi¨¦n, en este mismo orden de cosas, resulta rechazable que se pretenda someter a licencia fiscal, rebautizada ahora con el nombre de impuesto sobre las actividades econ¨®micas, a las personas fisicas arrendadoras de viviendas o locales.
A los caseros hay que ahorrarles complicaciones de esa ¨ªndole, mientras que lo que precisan los inquilinos es que se refuerce la garant¨ªa legal de estabilidad en los alquileres, mejor que esas desgravaciones en ¨¦stos que se prev¨¦n en el nuevo impuesto sobre la renta, y que no har¨¢n sino encarecer m¨¢s a¨²n los precios de los arrendamientos.
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