La moral, mejor que el derecho
Los hechos consumados empiezan a producir sus efectos e, insensiblemente, est¨¢n empezando a cambiar el clima. Sadam Husein va a liberar a todos los rehenes, con el debido espect¨¢culo a modo de apoyo, consiguiendo as¨ª llegar al coraz¨®n de la opini¨®n p¨²blica y hasta haciendo aparecer una quinta columna capaz de realizar una labor de zapa en las resoluciones de los Gobiernos. Lo que as¨ª va a resultar es un combate en el que lo dicho tomar¨¢ el relevo a lo no dicho y, con ello, la referencia al derecho se impondr¨¢ sobre la exigencia moral.Lo dicho: el atentado contra el principio de inviolabilidad de las fronteras, el derecho internacional pisoteado y el riesgo de un precedente dram¨¢tico. A este desaf¨ªo responden el aparato jur¨ªdico de las Naciones Unidas y el recurso al bloqueo. Salvo ataque, incidente o provocaci¨®n inteligentemente montada, el par¨®n est¨¢ garantizado. En una carrera en la que, por un lado, est¨¢n los sufrimientos de la poblaci¨®n iraqu¨ª como consecuencia de los obligados racionamientos, y, por otro, la emoci¨®n de la opini¨®n p¨²blica occidental, el resultado, lamentablemente, es conocido: el tiempo no funciona de la misma manera en el seno de una sociedad totalitaria que en las democracias superinformadas. Al hilo del derecho internacional, no hay m¨¢s que una alternativa que evite el par¨®n: la reconquista militar de Kuwait con el fin de restablecer all¨ª la soberan¨ªa; pero, de todas las soluciones, ¨¦sta es la m¨¢s costosa en vidas humanas, como as¨ª convienen todos los expertos. Y no es f¨¢cil imaginar que la opini¨®n norteamericana, convencida desde hace lustros de que Estados Unidos debe ganar las guerras sin perder ning¨²n soldado, vaya a aceptarla. Lo cual equivale a decir que, si no hay m¨¢s referencias que las del derecho, Occidente se halla en un callej¨®n sin salida.
Lo no dicho tiene una doble vertiente. Por un lado, se trata de impedir que Husein se adue?e del petr¨®leo saud¨ª, con el que obtendr¨ªa una enorme ventaja en materia de energ¨ªa que le permitir¨ªa chantajear, a su manera, a Occidente. Este objetivo ya est¨¢ conseguido. Por otro lado, se trata de llevar adelante una operaci¨®n de polic¨ªa para impedir que el dictador juegue al aprendiz de brujo, con armas qu¨ªmicas hoy, nucleares ma?ana; el buen sentido y la moral se unen en este objetivo. En t¨¦rminos militares, se corresponde adem¨¢s con la hip¨®tesis m¨¢s c¨®moda y menos costosa: el aplastamiento a¨¦reo del potencial iraqu¨ª. En t¨¦rminos psicol¨®gicos, esta soluci¨®n permitir¨ªa al Gobierno norteamericano tocar la hipersensible llaga de la opini¨®n norteamericana, tan traumatizada por los riesgos del apocalipsis nuclear como indiferente ante el destino de un emir petrolero. En t¨¦rminos pol¨ªticos, marcar¨ªa claramente a la comunidad internacional los l¨ªmites de lo inaceptable. Desde este punto de vista, hay una diferencia de naturaleza entre la anexi¨®n de un principado y la capacidad de un loco de pasar a sangre y cuchillo el planeta.
?Cu¨¢ndo va a instrumentalizar lo no dicho el presidente Bush? ?Cu¨¢ndo va a afirmar claramente que las grandes potencias tienen deberes de Estado y que el primero de ellos es evitar la proliferaci¨®n nuclear? ?Cu¨¢ndo va a invocar el buen sentido y la moral? El d¨ªa que decida dar el golpe, ya que ese discurso rima a la perfecci¨®n con un ataque a¨¦reo... A partir del momento en que haga una invocaci¨®n a la moral, sabremos que est¨¢ a punto de pasar a la acci¨®n. ?Ser¨¢ ¨¦ste el cheque en blanco que ha ido a buscar a Helsinki?
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