Por una noche

Hace 16 a?os, cuatro californianos de apellidos Hidalgo, Rosas, P¨¦rez y Lozano decidieron formar un grupo. Vecinos de la comunidad chicana de Los ?ngeles, pasaron cuatro a?os de bautizo en bautizo, de boda en boda, de fiesta en fiesta animando el cotarro como grupo de baile. En 1978 juntaron sus ahorrillos y se pagaron de su bolsillo la grabaci¨®n de su primer disco, titulado Just another bandfrom L. A. Y hasta ahora.Escuchar un recital como el que ofrecieron Los Lobos en Madrid es recorrer una parte fundamental de la m¨²sica popular actual. La que nace del rock and roll, se mezcla con influencias latinas y desemboca en una fusi¨®n de estilos realizada con apabullante maestr¨ªa. Cantaron de todo. Rock, rancheras, tex-mex, corridos, canci¨®n vaquera, blues, rhythm and blues, algo parecido a la chacarera, valsecitos y cualquier cosa que les vino en gana. Los Lobos hacen lo que quieren .por una sencilla raz¨®n: porque pueden.

Como guitarrista, David Hidalgo es algo fuera de lo com¨²n, y no tiene nada que envidiar al mejor instrumentista de blues o de rock. Como acordeonista n9 se queda atr¨¢s, y como cantante, lo borda. C¨¦sar Rosas, menos limpio en su trabajo con la guitarra, tiene una voz m¨¢s negra, y se complementa a la perfecci¨®n con su compa?ero. Los dos son la base de Los Lobos, y tienen la perfecci¨®n, precisi¨®n y comuni¨®n que s¨®lo dan los a?os de trabajo en com¨²n. Porque Los Lobos trabajan a base de bien.

A destajo

M¨¢s de dos horas de recital, seis canciones de propina y el p¨²blico aullando cual c¨¢nido. Los Lobos es un grupo conocido por los madrile?os, su m¨²sica no es un dechado de originalidad, pero, como cualquier conjunto de verbena que se precie, se lo curra. Y en esa faceta de trabajadores a destajo, que adem¨¢s son excelentes m¨²sicos, es donde el grupo californiano gana la batalla.Con ser indiscutible la competencia con la que David Hidalgo frasea con su guitarra el blues, con una pulsaci¨®n digna de B. B. King, cantando temas del folclor mexicano con una voz plena de lirismo, o de las interpretaciones de canciones de profunda ra¨ªz negra con voz absolutamente convincente a cargo de C¨¦sar Rosas, es a¨²n m¨¢s importante la naturalidad y energ¨ªa de su entrega volcada hacia una m¨²sica que impresiona por la funcionalidad de su tratamiento.

Los Lobos parece que no han hecho otra cosa en su vida que cantar Volver, volver, La bamba o Will the wolf survive. El que esto sea cierto no resta a Los Lobos un ¨¢pice de inter¨¦s, porque su capacidad de mantener un esp¨ªritu popular en sus recitales, y en Madrid lo demostraron con creces, hace que todo suene fresco, nuevo, casi reci¨¦n hecho.

El grupo aprovech¨® para presentar su ¨²ltimo disco, titulado The neighborhood, en el que ampl¨ªa su abanico estil¨ªstico, acepta m¨¢s claramente la influencia de m¨²sicas negras e introduce ritmos m¨¢s contundentes. Al p¨²blico le dio lo mismo. Llevado por un ambiente festivo, encantado con la profesionalidad, la entrega y el buen hacer de los hispanocalifornianos, se mostr¨® dispuesto a todo, y se convirti¨® en hombre lobo. Por una noche.