Estefan¨ªa de M¨®naco
Al borde de una crisis de nervios
La tristeza le sienta bien a la princesa Estefan¨ªa, que, despu¨¦s de tres meses de silencio total, con el pelo m¨¢s largo y te?ido de otro color y con una mirada punzante y despierta, ha decidido anunciar desde la portada de Paris Match su ruptura con Jean-Yves Le Fur, el hombre que hab¨ªa entrado en palacio de su mano y con quien pensaba casarse hasta que estall¨® el esc¨¢ndalo sobre su pasado.Adem¨¢s de triste, Estefan¨ªa dice estar "al borde de la crisis de nervios", porque, desde que su noviazgo dej¨® de ser tal, cada vez que un fot¨®grafo consigue enfocarla junto a un amigo o junto a un desconocido que pasaba por ah¨ª le sale un novio.
Del ¨²ltimo que le ha sido adjudicado, el ex jugador de hockey alem¨¢n Roger Kluh, asegura que no sabe qui¨¦n es. "Quiero absolutamente que se sepa que es falso". "Basta que pase por la calle cerca de alguien para que se convierta, en el acto, en mi novio". "S¨¦ que se cuentan cosas horribles. Eso me hace mucho da?o. No puedo ver as¨ª mi vida expuesta desde siempre. Desde que nac¨ª".
Y todo esto se lo ha contado en exclusiva y por primera vez a Pepita Dupont, su amiga de la revista francesa, pero en Estados Unidos. Concretamente en uno de los salones del Regency Hotel de la Park Avenue de Nueva York, mientras jugaba con su sobrina Charlotte, la hija de su hermana Carolina.
Las dos hermanas y el pr¨ªncipe Rainiero hab¨ªan viajado a esa ciudad la semana pasada para presidir la entrega de los premios 1990 de la Fundaci¨®n Princesa Gracia y asistir a los actos del 20? aniversario de la Fundaci¨®n Pompidou.
Estefan¨ªa tambi¨¦n le cont¨® a Pepita que uno de sus mayores deseos es que la olviden, en todo caso en lo que concierne a su vida privada. Algo dif¨ªcil de conseguir, sin duda. Pero un deseo es un deseo.
Para que la olviden mejor, Estefan¨ªa ha posado junto a Charlotte, en Nueva York, y junto a unos caballos, en la Sociedad de Equitaci¨®n de Par¨ªs, y ha explicado lo complicado que le resulta vivir y relacionarse normalmente con sus amigos, por ejemplo, si quiere ir a cenar a un restaurante. Ha hablado de su vida, "completamente solitaria", y ha jurado y perjurado que tiene sentimientos y que no es una supermujer.
Pepita Dupont lo ha entendido bien. Lo que quiere Estefan¨ªa es "poder pasearse por una playa de la mano con un hombre sin que los sat¨¦lites transmitan al momento, de un continente a otro, las im¨¢genes de un idilio sobre fondo marino y palmeras". El problema es que ha llegado a un punto en el que se pregunta qui¨¦n podr¨¢ amarla.
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