La di¨¢spora cristiana
La crisis del Golfo y la Intifada aceleran el ¨¦xodo de los cristianos ¨¢rabes de Oriente Pr¨®ximo
ENVIADO ESPECIALUnos 100.000 cristianos libaneses, palestinos y egipcios han abandonado en lo que va de a?o Oriente Pr¨®ximo para instalarse definitivamente en Canad¨¢, Australia, Estados Unidos o Francia, seg¨²n los datos reunidos en las ¨²ltimas semanas por EL PA?S en Jerusal¨¦n, Beirut y Amm¨¢n. Considerados ¨¢rabes por los israel¨ªes y los occidentales, y cristianos por los movimientos isl¨¢micos de la regi¨®n, los supervivientes de las anta?o poderosas iglesias de Oriente s¨®lo piensan en emigrar. La crisis del Golfo ha dado nuevas alas a su ¨¦xodo.
Harto de huir, Georges Juri sue?a con una ¨²ltima escapada: la que le llevar¨¢ a alg¨²n pa¨ªs occidental donde instalarse definitivamente en paz con su mujer y sus dos hijos. En 1948, Juri ten¨ªa apenas dos a?os cuando sus padres le sacaron de Yafa, que hab¨ªa ca¨ªdo en manos del naciente Estado de Israel. En 1976 abandon¨® Amm¨¢n, donde su familia hab¨ªa encontrado refugio, y se fue a buscar fortuna en los ricos pa¨ªses del golfo P¨¦rsico. El pasado agosto, cuando estaba de vacaciones en la capital jordana, Juri se enter¨® del cierre de la compa?¨ªa de exportaci¨®n para la que trabajaba en Kuwait.Juri lo da todo por perdido: su Palestina natal, la Jordania en la que creci¨® y se educ¨®, el Kuwait ahora invadido por Irak, donde deben de seguir sus muebles y enseres. Todo irrecuperable, menos su vida y la de su familia. Ahora Juri pasa sus ma?anas haciendo cola para obtener visado ante los diferentes consulados occidentales en Amm¨¢n.
"Yo me defino como ¨¢rabe, palestino y cristiano grecoortodoxo, por este orden", dice Juri. "Las dos primeras condiciones me convierten ante los occidentales en un c¨®mplice del presidente Sadam Husein; la tercera, en un sospechoso en mi propia tierra". Juri no ve futuro en Oriente Pr¨®ximo, o, mejor dicho, lo ve de color negro: guerras, revueltas y golpes de Estado, m¨¢s el crecimiento del islamismo en Palestina, Jordania, Egipto y L¨ªbano. Es un buen momento para marcharse, si le dejan.
De las tres religiones monote¨ªstas que llaman Ciudad Santa a Jerusal¨¦n, la cristiana es la gran perdedora de todos y cada uno de los conflictos que ensangrientan Oriente Pr¨®ximo desde la creaci¨®n de Israel. En el ¨²ltimo medio siglo, unos tres millones de cristianos ¨¢rabes se han instalado en Europa, Am¨¦rica y Ocean¨ªa. En las tierras de sus ancestros permanecen unos ocho millones, tan s¨®lo un 5% del total de la poblaci¨®n del mundo ¨¢rabe.
Un dato lo dice todo: en 1944, Jerusal¨¦n contaba con 30.000 ¨¢rabes. cristianos; hoy son 11.000. Este otro tambi¨¦n es elocuente: en el conjunto de los territorios ocupados por Israel en 1967 quedan unos 50.000 palestinos cristianos; una media de unos 2.000 al a?o se van desde el comienzo de la Intifada.
En el siglo VII, cuando el islam arranc¨® de Arabia y conquist¨® los imperios persa y bizantino, el cristianismo era la religi¨®n mayoritaria en Oriente Pr¨®ximo. Jerusal¨¦n, Alejandr¨ªa, Antioqu¨ªa y Constantinopla eran las sedes de los patriarcados grecoortodoxo, armenio, maronita, copto y nestoriano, que se disputaban entonces las almas de los fieles.
Con el paso del tiempo, la gran mayor¨ªa de los cristianos de Oriente abraz¨® el islam por convicci¨®n o conveniencia. No obstante, centenares de millares de personas, aunque adoptando la lengua y cultura ¨¢rabes, guardaron su fe en L¨ªbano, Siria, Irak, Palestina y Egipto. Salvo durante cortos periodos de persecuciones, esos cristianos vivieron en paz bajo el dominio musulm¨¢n. Como los jud¨ªos, pertenec¨ªan a un pueblo del Libro, y el islam toleraba sus creencias.
Tras la independencia de los pa¨ªses ¨¢rabes del colonialismo franc¨¦s o brit¨¢nico, los cristianos de Oriente s¨®lo consiguieron construir un pa¨ªs a su medida: L¨ªbano. Hace tres lustros, en el momento del comienzo de las guerras civiles, un mill¨®n y medio de ¨¢rabes cristianos viv¨ªan en el pa¨ªs de los cedros, exactamente la mitad de su poblaci¨®n. D¨ªas atr¨¢s, Gilbert Bokti, un maronita de 31 a?os, liquidaba su estudio de arquitectura en el arrasado barrio de Achrafie. La guerra entre el general Michel A¨²n y el jefe miliciano Samir Geagea hab¨ªa derrumbado las ¨²ltimas esperanzas de vida tranquila de Bokti. Esa guerra fue feroz y fratricida: A¨²n y Geagea, son cristianos maronitas.
Fugitivos de L¨ªbano
Seg¨²n el patriarcado maronita de Beirut, m¨¢s de medio mill¨®n de cristianos han abandonado para siempre L¨ªbano. Peor a¨²n, las campa?as nacionalistas del general A¨²n, que han terminado por destruir el ¨²ltimo reducto de los cristianos libaneses, han acelerado ese movimiento hasta provocar la huida de una media de 10.000 fugitivos al mes.
Hasta el l¨ªder druso Walid Yumblat est¨¢ aterrado. "L¨ªbano", ha dicho a EL PA?S, "se est¨¢ vaciando de sus ¨¦lites cristianas, y sin ellas no hay reconstrucci¨®n posible". A Bokti le da igual. Ha conseguido para ¨¦l, su mujer y su hijo permisos de residencia en Francia, y espera trabajar como arquitecto en el taller de alg¨²n compatriota.
Num¨¦ricamente, la m¨¢s importante comunidad cristiana de Oriente es la egipcia: entre tres y cinco millones de miembros. Pero, hostigados en su feudo de la regi¨®n de Assiut por los integristas musulmanes, los coptos egipcios s¨®lo piensan en emigrar. El ¨²nico ministro de esta confesi¨®n que figura en el actual Gabinete egipcio, Butros Ghali, es nieto de otro prominente pol¨ªtico copto del mismo nombre, que fue asesinado en 19 10 en una revuelta anticristiana. Un recuerdo nada tranquilizador.
Cristianos en la corte de Sadam
I. V.En todo el mundo ¨¢rabe, los simpatizantes de Sadam Husein llaman "nuevos cruzados" a las tropas occidentales desplegadas en Arabia Saud¨ª. Pero los cruzados no vienen a socorrer a sus correligionarios de Oriente o a recuperar Jerusal¨¦n; esta vez, hijos de una civilizaci¨®n de signo m¨¢s materialista, vienen a luchar por un precio razonable del barril de petr¨®leo.
Las cruzadas medievales, la expedici¨®n de Napole¨®n a Egipto, el colonialismo brit¨¢nico y franc¨¦s, el apoyo norteamericano a Israel, todas las intervenciones occidentales en Oriente Pr¨®ximo han convertido en sospechosos de colaboracionismo a los cristianos ¨¢rabes ante los ojos de sus compatriotas musulmanes.
No es exactamente as¨ª. En su momento, los ¨¢rabes grecoortodoxos de Palestina, L¨ªbano y Siria tomaron el partido de Saladino contra sus correligionario s llegados de allende los mares.
En los tiempos modernos, los cristianos orientales han estado a la vanguardia de los movimientos panarabistas. Un nacionalismo ¨¢rabe laico y socializante les conviene mucho m¨¢s que el islamismo de los Hermanos Musulmanes o del fallecido imam Jomeini.
Los l¨ªderes radicales palestinos Nayef Hawatmeh y Georges Habache son cristianos. Michel Aflaq, fundador en los a?os cuarenta del partido baazista, en el poder hoy en Bagdad, era un grecoortodoxo nacido en Damasco. Y Tarek Aziz, ministro de Asuntos Exteriores de Sadam Husein, es un cristiano nestoriano.
Antes de la aparici¨®n del islam, los nestorianos, que rechazan la naturaleza divina de Cristo, eran mayoritarios en el Creciente F¨¦rtil. Hoy son unos 35.000, instalados en su mayor¨ªa en Irak.
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