"En bien del PSOE"
Juan Guerra se considera un ciudadano sometido a "tortura f¨ªsica y moral", a causa del proceso abierto contra ¨¦l y de su cobertura period¨ªstica. Adem¨¢s de criticar a conocidos socialistas -precisamente los adversarios del vicepresidente-, utiliza el libro Yo, el hermano para burlarse del proceso judicial que le afecta, del cual asegura que no es justo y que "en tal situaci¨®n, dif¨ªcilmente podr¨¦ tener un juicio justo". ?l y su hermano Alfonso son "v¨ªctimas de la misma conspiraci¨®n, de la misma horrible venganza que amenaza con invadir todos nuestros refugios m¨¢s ¨ªntimos, todos nuestros recuerdos y nuestro futuro".Juan Guerra anuncia estar dispuesto a "resistir todas las infamias por el bien del PSOE". Y dice de su hermano Alfonso que "soportar¨¢ sobre sus anchas espaldas todo el aluvi¨®n de vejaciones que est¨¢n vomitando los inquisidores". Para el autor, existe una vasta conspiraci¨®n que pretende cargarse a los Guerra, pero "no conocen a mi hermano, ni conocen a Felipe, ni conocen a los socialistas. Y tampoco me conocen a m¨ª".
Para que vayan conoci¨¦ndole, censura que "algunos reci¨¦n llegados, algunos cargos p¨²blicos que nunca estuvieron en las agrupaciones del partido, se hayan permitido hacerle el caldo gordo a los peri¨®dicos m¨¢s cr¨ªticos".
Y a?ade: "Es inadmisible que algunos intelectuales de pacotilla hayan puesto de relieve su car¨¢cter de socialistas rebotados sin saber que cuando ellos estaban "teorizando" en el exilio aqu¨ª hab¨ªa gente como Alfonso Guerra que se estaba recorriendo Espa?a de punta a punta para crear una fuerza pol¨ªtica que a ellos les permitiera, a?os m¨¢s tarde, llegar a los despachos ministeriales".
Tras esta interpretaci¨®n, critica a Miguel Boyer, cuyo papel en el primer Gobierno socialista reduce al de interlocutor el capitalismo m¨¢s salvaje". Y a?ade que hoy "se puede y se debe estar en desacuerdo" con el ¨¢rea econ¨®mica del Gobierno, "y no tanto porque Solchaga se lleve o se deje de llevar bien con Alfonso, sino porque todav¨ªa la pol¨ªtica que se hace en este sentido no tiene el car¨¢cter social que desear¨ªamos muchos de los militantes".
Juan Guerra aporta indicios sobre los problemas sufridos por Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, el defenestrado presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Resulta que, cuando era secretario regional del PSOE, Pepote cometi¨® "el error" (sic) de comentarle a Alfonso Guerra que no le hab¨ªa gustado la selecci¨®n de Juan Guerra como asistente. La revelaci¨®n de tama?o pecado arroja luz sobre la enfermiza situaci¨®n que se vive en ambientes del PSOE.
Juan Guerra declara conocer el partido en Andaluc¨ªa, hombre por hombre y agrupaci¨®n por agrupaci¨®n; confiesa haber realizado informes y expedientes para su hermano Alfonso; niega haberle ido con chismes; y avisa de que a lo mejor escribe otro libro.
"La izquierda m¨¢s genuina"
Los elogios hacia su hermano Alfonso se prodigan. Le llama "el faro, la luz a seguir por todos los que han osado tomar los palacios de invierno" y le considera el representante de "los sectores m¨¢s avanzados en lo social, la izquierda m¨¢s genuina del socialismo" dentro del Consejo de Ministros.De las 163 p¨¢ginas, las 90 primeras son in¨²tiles desde el punto de vista p¨²blico. Juan Guerra construye de s¨ª mismo una tierna imagen de Cortadillo contempor¨¢neo y deja sentado definitivamente un dato: era muy mal estudiante. Fracas¨¦ cuatro veces en la rev¨¢lida de bachillerato, pese a la ayuda que le prestaba su hermano Alfonso. As¨ª que escogi¨® la escuela de la calle, que le ayud¨® mucho para iniciarse como vendedor de cursos por correspondencia, los cuales colocaba a todo el mundo, tanto a las putas como a las monjas -precisa-.
Y es que las mujeres han sido el problema de su vida. Cuando intentaba vender libros a padres e hijos, las se?oras eran reacias a comprar, y ¨¦l, Juan Guerra, ten¨ªa que decirles que se metieran en la cocina. Mujeres son tambi¨¦n las que han llevado a la perdici¨®n pol¨ªtica a Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, el ex presidente de la Junta de Andaluc¨ªa. Y una mujer, la suya propia, le ha puesto a ¨¦l mismo en el disparadero, en colaboraci¨®n con Manuel Fraga, a quien imputa haber practicado tr¨¢fico de influencias con el C¨ªrculo de Lectores. Toma pellizquito de venganza.
El m¨¢s pol¨¦mico de los hermanos del vicepresidente niega, por cierto, haber firmado en su despacho de la Delegaci¨®n del Gobierno el documento de compraventa de la finca La Carrascosa, en contra de la declaraci¨®n presentada en su d¨ªa ante el juez por un alto cargo de la empresa p¨²blica Ensidesa. No aporta dato alguno para explicar su enriquecimiento y se limita a sostener que ganaba mucho m¨¢s cuando vend¨ªa libros: 250.000 pesetas mensuales, "algo que, sin exagerar, puede equivaler hoy a cuatro o cinco millones".
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