Un proceso bizantino

La reuni¨®n de la CSCE que tiene lugar en Palma de Mallorca es la tercera que trata sobre el Mediterr¨¢neo tras las celebradas en 1979 en Malta y en 1984 en Venecia, aunque fue la reuni¨®n de Sofia en oto?o de 1989 la que espec¨ªficamente abord¨® los problemas ecol¨®gicos del Mare nostrum. Y no hay duda de que algo de bizantino tienen los encuentros de la CSCE, que no es una instituci¨®n sino un proceso en el que, desde la reciente unificaci¨®n alemana, los 34 pa¨ªses miembros llegan a acuerdos por consenso y nunca por votaci¨®n.Cada documento, considerado informal hasta el ¨²ltimo momento, debe ser traducido al ingl¨¦s, alem¨¢n, franc¨¦s, italiano, espa?ol y ruso -los seis idiomas oficiales de la CSCE- y sufre cientos de enmiendas y de matizaciones diplom¨¢ticas antes de su aprobaci¨®n definitiva. Mientras tanto, cada delegaci¨®n estudia el terreno, sondea a los dem¨¢s pa¨ªses participantes en los pasillos o reclama orientaciones a sus capitales.

Las sesiones de trabajo iniciadas el pasado lunes a puerta cerrada y sin un turno de intervenciones prefijado, consisten de momento en peticiones de palabra por parte de las delegaciones, tras las que no hay la menor nota de prensa sobre lo tratado y su duraci¨®n no supera las dos horas.

Los delegados son en su mayor¨ªa diplom¨¢ticos ya que los t¨¦cnicos acuden a Palma de Mallorca cuando el orden del d¨ªa incluye temas de su especialidad. De esta manera, en estos primeros d¨ªas de la conferencia, Espa?a contaba con la ¨²nica presencia de un experto en contaminaci¨®n de aguas, miembro del gabinete t¨¦cnico de la Secretar¨ªa General de Medio Ambiente.

El caso llega a ser grave en otras delegaciones. Como gr¨¢ficamente comentaba el embajador Camilo Barcia, jefe de la delegaci¨®n espa?ola, "suele ser un mismo diplom¨¢tico el que acude con la gorra de experto en agua o con la gorra de especialista en incendios a las distintas sesiones de trabajo".