Torear con la voz

Manuel Caballero es maestro que torea con la voz y ayer la aplic¨® con insistencia en los cites porque tiene muy claro eso de hablarle a los toros en correspondencia a los consejos tan habituales de los taurinos: h¨¢blale, h¨¢blale. Y Caballero les habl¨® a los novillos, pero tore¨® poco.No fue todo culpa suya, quiz¨¢ porque los novillos portugueses no entendiesen su idioma. Su labor se difumin¨® entre la tesonera insistencia que puso en su primero, no exenta del feo zapatillazo, o el toreo atosigante y encimista que aplic¨® en su segundo, por lo que las presumibles calidades que ha exhibido en otras plazas aqu¨ª pasaron desapercibidas.

Como desapercibido pas¨® el franc¨¦s Felipe Martins, de Bayona y de padres portugueses; se pod¨ªa pensar que a los novillos de ayer si los torea con la voz le hubiesen hecho m¨¢s caso. Por eso de que se supone domina el idioma luso. Pero no, tampoco le hubiese servido de nada, sobre todo con su primero, mir¨®n y de corto recorrido. Se hubiese permitido el lucimiento con el quinto, codicioso y claro en el capote, pero irrumpi¨® un nefasto picador para dejar maltrecho de un pullazo al novillo, bonito de l¨¢mina, que se derrumbaba en el noble intento de seguir la muleta y se ca¨ªa a medio camino.

Y a medio camino qued¨® Cristo Gonz¨¢lez en los intentos de su toreo arrogante y perfilero. El tercero de la tarde, de La Guadaira, se le quedaba debajo del sobaco o hac¨ªa hilo, a veces, por falta de mando. Con el ¨²ltimo de la tarde, bondadoso y noble, lo lleg¨® a torear en muletazos sueltos pero nunca consigui¨® ligaz¨®n.