Viaje al hambre
Miles de yemen¨ªes huyen cada d¨ªa de la hostilidad a que se enfrentan en Arabia Saud¨ª
L Desde autobuses con aire acondicionado del Ministerio de Informaci¨®n de Arabia Saud¨ª, pod¨ªamos observar los periodistas el nuevo ¨¦xodo masivo de inmigrantes ' yemen¨ªes que, con un calor de 45 grados, abandonaban este para¨ªso mediooriental para regresar al hambre de su naci¨®n por el paso fronterizo de Al Tawan, pr¨®ximo a la costa del mar Rojo.
Alrededor el desierto estaba lleno de basuras y chatarra, pero los enseres que acarreaban silenciosas las familias yemen¨ªes no eran algo mucho m¨¢s valioso: el viejo ventilador, un colch¨®n maloliente, la bombona de gas y herramientas de lo que fue, hasta ayer, su trabajo.
El coronel Ibrahim abri¨® paso a la Prensa internacional. Las c¨¢maras de las televisiones pod¨ªan rodar lo que gustaran. Por ejemplo esa camioneta atestada de personas y bultos, con el asno coronando la imagen de la sagrada pobreza.
Las c¨¢maras corrieron hacia all¨¢. Un reportero de la radio finlandesa aproxim¨® incluso el micr¨®fono hasta el borrico. Tal vez pod¨ªa ofrecer a sus oyentes alg¨²n sonido exclusivo de esa bestia encajonada.
Los funcionarios del Ministerio de Informaci¨®n saud¨ª repet¨ªan que estos miles de yemen¨ªes (salen a raz¨®n de 4.000 al d¨ªa por este puesto fronterizo) eran libres de permanecer aqu¨ª. Se marchaban porque les apetec¨ªa. Naturalmente, ¨¦sta era una verdad a medias.
Los dos millones de inmigrantes yemen¨ªes en Arabia Saud¨ª, que gozaban de algunos privilegios para instalarse aqu¨ª, han sido amenazados con la deportaci¨®n si en el plazo m¨¢ximo de un mes son incapaces de encontrar un patrocinador saud¨ª que les respalde en este reino. Tal como est¨¢n las relaciones entre Yemen y Arabia Saud¨ª, esto es imposible. Muestra del deterioro de estas relaciones es el hecho de que la plantilla diplom¨¢tica de la embajada de Yemen en Riad ha quedado reducida a cuatro funcionarios de los 60 existentes.
Las autoridades saud¨ªes han hecho circular una noticia cuya veracidad niegan rotundamente las autoridades yemen¨ªes. Han dicho, y una vez m¨¢s lo repet¨ªan ahora funcionarios del Ministerio de Informaci¨®n, que los yemen¨ªes que acataran la orden dictada por el Ministerio del Interior saud¨ª ser¨¢n severamente castigados a su retorno a Yemen.
Esto es todo lo que les faltaba a los cientos de miles de pobres yemen¨ªes a quienes el Gobierno de Riad acaba de poner entre la espada y la pared para que se larguen de aqu¨ª, brind¨¢ndoles la oportunidad de que lo hagan por voluntad propia y con todos sus enseres, o por el procedimiento expeditivo de la deportaci¨®n. Un encargado de supervisar la operaci¨®n fronteriza explic¨® que las autoridades saud¨ªes se limitan a dar agua gratis a los 8.000 yemen¨ªes que est¨¢n en espera de cruzar al otro lado.
Es innegable que este ¨¦xodo de yemen¨ªes (pronto habr¨¢n salido m¨¢s de 200.000) va a perjudicar no s¨®lo a los afectados por la medida sino tambi¨¦n al conjunto de la econom¨ªa saud¨ª que utiliza la mano de obra de millones de sacrificados inmigrantes. Los yemen¨ªes controlan el peque?o y mediano comercio as¨ª como- la mayor¨ªa de los talleres mec¨¢nicos de reparaci¨®n de todo tipo.
A los viejos veh¨ªculos carga dos hasta los topes les arrancaban las matr¨ªculas los funcionarios saud¨ªes. Era un gesto que quiz¨¢ estuviera burocr¨¢ticamente justificado pero que all¨ª adquir¨ªa un cariz humillante. Muchos yemen¨ªes dijeron a EL PA?S que jam¨¢s esperaban que pudiera sucederles una cosa as¨ª. Estaban decepcionados y amargados por su mala suerte.
Entre la pesadez de aquel tr¨¢fico de camiones y autobuses, se ve¨ªa a algunos ni?os arrastrando el manillar de su bicicleta. Descalzos y con la expresi¨®n de no entender nada. Esa expresi¨®n suya tambi¨¦n resultaba indescifrable para los satisfechos saud¨ªes de zapato y calcet¨ªn blanco
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