Indefensi¨®n

La historia comienza el s¨¢bado d¨ªa 29 de septiembre, cuando est¨¢bamos comiendo, al mediod¨ªa, mi mujer, mi hijo y yo.Abrimos una botella de agua mineral. Mi hijo bebi¨® el primero de ella, y nada m¨¢s ingerir el l¨ªquido empez¨® a gritar que le quemaba la garganta, y le llevamos inmediatamente a urgencia de la cl¨ªnica de la Zarzuela; tambi¨¦n llevamos la botella.

Hasta aqu¨ª es una historia desgraciada m¨¢s de los consumidores espa?oles.

Pero mi queja empieza ahora.

Desde la cl¨ªnica de la Zarzuela telefonearon al Instituto de Toxicolog¨ªa, corno siempre hacen, para averiguar el contenido de la botella. Pero, claro, era s¨¢bado por la tarde y no hab¨ªa nadie; nos dijeron que el lunes. Seguimos telefoneando a hospitales, a la polic¨ªa (que por cierto nos dijo que era un problema estrictamente m¨¦dico), a la Asociaci¨®n de Consumidores..., y no hab¨ªa ni un solo laboratorio, que sepamos nosotros, para analizar el contenido de la botella.

Me pregunto c¨®mo es posible tal indefensi¨®n. Si en vez de ser una sola botella, que sepamos, hubiera sido un atentado criminal y hubiera numerosas botellas y se necesitara un ant¨ªdoto o un tratamiento r¨¢pido para curar a todas las personas afectadas, no hubieran podido ser tratadas y probablemente hubieran fallecido.

Repito, ni un solo laboratorio en la capital de Espa?a, y con una poblaci¨®n de seis millones de habitantes. El contenido de la botella era sosa c¨¢ustica: le quem¨® la garganta y el est¨®mago. Mi hijo est¨¢ en tratamiento.-