Emergencia

CON UNA t¨¢ctica pr¨®xima a la del apocal¨ªptico "h¨²ndase el mundo y yo con ¨¦l", grupos de camioneros aut¨®nomos intentan, por su cuenta y riesgo, poner patas arriba la vida de este pa¨ªs. Prevali¨¦ndose de su posici¨®n en un sector estrat¨¦gico como es el del transporte por carretera (el 83% de las mercanc¨ªas se mueven por este medio) y recurriendo al uso de la fuerza han bloqueado puestos fronterizos, colapsado el acceso a las ciudades, cortado carreteras nacionales, obligado al estacionamiento en las v¨ªas p¨²blicas de veh¨ªculos cargados con productos peligrosos, y est¨¢n a punto de desabastecer a los grandes n¨²cleos urbanos de productos b¨¢sicos y, tambi¨¦n, de estrangular la actividad industrial de numerosas empresas.Los problemas del transporte por carretera son graves, y en su resoluci¨®n deben intervenir la Administraci¨®n y el propio sector, incapaz -al parecer- de dotarse de unas reglas del juego aceptadas por todos. En cualquier caso, el m¨¦todo escogido por algunos de sus componentes para resolver los problemas es intolerable y merece la repulsa social m¨¢s absoluta. Bajo ning¨²n concepto puede admitirse que los ciudadanos se conviertan en v¨ªctimas propiciatorias de ninguna pugna de intereses, por justificada que ¨¦sta sea.

Uno de los puntos reivindicados por el sector es la elevaci¨®n de las tarifas para amortiguar el impacto del fuerte incremento del gas¨®leo. Pues bien, las dos grandes asociaciones del transporte de mercanc¨ªas ya han llegado a un acuerdo con la Administraci¨®n en este sentido y no hay raz¨®n para que no se extienda a las peque?as y al variopinto mundo de los transportistas aut¨®nomos, abanderados y art¨ªfices de los desmanes. En cuanto al resto de las reivindicaciones, fundamentalmente la jubilaci¨®n y la declaraci¨®n de porte -f¨®rmula esencial para evitar la competencia desleal en un sector con fuertes ra¨ªces en la econom¨ªa sumergida-, son aspectos recogidos en la Ley de Ordenaci¨®n del Transporte Terrestre (LOTT), promulgada en 1987 con el objeto de reordenar el sector. Lo que debe hacerse es aplicarla sin m¨¢s. Pero los problemas de fondo de un sector tan atomizado como el del transporte por carretera, en el que el 82% de las empresas que lo integran cuenta con un solo veh¨ªculo, s¨®lo pueden resolverse mediante una fuerte reconversi¨®n que lo haga competitivo de cara al desafio del mercado com¨²n.

En este sentido, llama la atenci¨®n la parsimonia con que tanto la Administraci¨®n como los propios interesados afrontan el reto de la competitividad comunitaria, ya a la vuelta de la esquina, mientras persisten en unos m¨¦todos de organizaci¨®n y gesti¨®n que sit¨²an sus costes de explotaci¨®n un 18% por encima de los de las empresas europeas. Es obvio que este desajuste debe ser reducido cuanto antes y que la Administraci¨®n debe mostrar m¨¢s diligencia en desarrollar la legislaci¨®n vigente y en facilitar la ayuda necesaria para una reconversi¨®n del sector lo menos traum¨¢tica posible. Los transportistas, todos ellos, deber¨ªan contribuir a este objetivo con otras iniciativas que las de la violencia y el chantaje a los ciudadanos. En estas circunstancias, el Gobierno est¨¢ legitimado para echar mano de las medidas legales a su alcance para hacer frente a situaciones de emergencia. Y la que protagonizan desde el pasado fin de semana grupos de camioneros con sus actuaciones salvajes, poniendo en grave riesgo la circulaci¨®n y el abastecimiento en las ciudades, podr¨ªa ser una de ellas.