Sergu¨¦i Eisenstein, en TVE-2
En la ?ltima sesi¨®n de TVE-2 se va a emitir la obra completa, peque?a (nueve largometrajes) y gigantesca, del legendario cineasta sovi¨¦tico -nacido hace poco m¨¢s de un siglo en Riga y muerto en Mosc¨² en 1945- Serguei Eisenstein. Es indispensable conocer esta genial y (pese a su extrema racionalidad) compulsiva obra -realizada entre 1924 y 1945- para conocer el rostro oculto del cine, pues hay dentro de ella elementos no s¨®lo para definirlo hist¨®ricamente, sino tambi¨¦n para conocer sus m¨¢s intrincados entresijos formales.Las pel¨ªculas se emitir¨¢n a la 1.00 de la madrugada y se suceder¨¢n en orden cronol¨®gico. La primera, en la madrugada del martes, es La huelga (1924), obra program¨¢tica, realizada cuando todav¨ªa Eisenstein trabajaba iluminado por las ideas de Meyerhold, m¨¢ximo revolucionador, junto con Maiakovski, del teatro de la gran vanguardia sovi¨¦tica. Seguir¨¢n a este filme, dibujados con la c¨¢mara de alta precisi¨®n de Edward Tisse, que parec¨ªa tener tiral¨ªneas en sus lentes, los prodigios de El acorazado Potemkin (1925) y Octubre (1927), ¨²nicos que Eisenstein realiz¨® con libertad aunque en el segundo de ellos, al terminarse despu¨¦s de iniciada la caza de Stalin al protagonista de Octubre, Trotski, fue mutilado por la censura hasta l¨ªmites indecentes. La duraci¨®n de Octubre era de tres horas, que quedaron reducidas a dos. La hora extirpada proven¨ªa de la parte que narra los sucesos que protagoniz¨® Trotski. De ah¨ª que la exactitud que domina la primera mitad del filme choque con el desorden de la zona final: Trotski fue literalmente arrancado de ella. Y Eisenstein jam¨¢s volvi¨® a trabajar en libertad.
Lleg¨® despu¨¦s Lo viejo y lo nuevo (1929), tras la que Eisenstein decidi¨® hacer cine fuera de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. La experiencia fue dolorosa: el amargo sabor de otra censura, la de Hollywood, que arrumb¨® su proyecto inacabado de Que viva M¨¦xico (1931). Cinco a?os separa a esta desventura de la siguiente, El prado de Bejin, obra extra?a y que llevaba dentro un giro de 180 grados en la evoluci¨®n personal de este poeta y matem¨¢tico de la imagen. El negativo del filme se hizo cenizas en un extra?o incendio y s¨®lo se conserva de ¨¦l un fumeto de im¨¢genes fijas, que nos da una idea aproximada de lo que aquel salto est¨¦tico pudo ser.
Alexandr Nevski es una exaltaci¨®n de la figura del l¨ªder deificado y fue la manera que Stalin hizo de entrar en el corral de las fieras domesticadas al ind¨®mito esp¨ªritu de Eisenstein. Las delic¨ªas est¨¦ticas logradas por el actor Cherkasov, el fot¨®grafo Tisse y el m¨²sico Prokofiev adornaron con oro al barro que conten¨ªa el fondo de aquella bella estafa.
La ¨²ltima obra de Eisenstein fue la monumental Ivan el Terrible, su testamento cinematogr¨¢fico y su desquite frente a Stalin despu¨¦s de Alexandr Nevski. No sobrevivi¨® Elsenstein al ¨²ltimo rasgo de su coraje. La segunda parte de Ivan fue secuestrada y, enfermo del coraz¨®n, en casi absoluta soledad, el cineasta muri¨® en la plenitud de su vida. El cine Tiunca volvi¨® a ser lo que hab¨ªa sido antes de Eisenstein, eje de su m¨¢s grande mutaci¨®n.
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