M¨¢s vale prevenir
El Ministerio de Sanidad y Consumo y el Ministerio de Asuntos Sociales han dise?ado un programa que tiene por objeto dar respuestas positivas a la sexualidad juvenil y proporcionar la informaci¨®n necesaria para evitar riesgos indeseados.
Seguramente mucha gente ya ha olvidado, o nunca ha tenido oportunidad de saber, que hace todav¨ªa pocos a?os en Espa?a los centros de planificaci¨®n familiar eran clandestinos, y el uso de anticonceptivos, un delito. Durante la ¨²ltima d¨¦cada se ha despenalizado la anticoncepci¨®n, incluyendo los m¨¦todos quir¨²rgicos y la interrupci¨®n voluntaria del embarazo en tres supuestos, y ha ido creciendo el n¨²mero de programas y servicios destinados a posibilitar que las personas tengan los hijos o hijas que quieran y cuando lo deseen. Es verdad que la actual normativa sobre la interrupci¨®n voluntaria del embarazo ha tenido y est¨¢ teniendo serios problemas en su aplicaci¨®n, y que ¨¦sa es una raz¨®n para modificarla. Y que los m¨¢s de 600 centros que prestan servicios de planificaci¨®n familiar, adem¨¢s de las consultas de ginecolog¨ªa del Insalud que lo hacen, tienen una distribuci¨®n heterog¨¦nea. Pero en general, y como persegu¨ªa uno de los objetivos del Primer Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres, que finaliza en diciembre de este a?o, la mayor parte de las mujeres espa?olas deciden hoy sobre su maternidad. Eso es al menos lo que cabe deducir de las estad¨ªsticas al respecto.Y, tambi¨¦n en general, optan por tener pocos hijos o hijas: menos de dos como media. Los m¨¦todos de alta eficacia han ganado la partida al coito interrumpido, y las espa?olas y los espa?oles est¨¢n mayoritariamente a favor de la maternidad y la paternidad responsables. Un dato significativo es que recientemente el Grupo Popular haya apoyado en el Congreso de los Diputados que los anticonceptivos se dispensen en el sistema sanitario p¨²blico, modificando as¨ª las posiciones habitualmente obstruccionistas mantenidas por la derecha espa?ola en este punto.
Los hijos
Dec¨ªa que las espa?olas han decidido tener pocos hijos. ¨²ltimamente algunas encuestas se?alan que tienen menos hijos de los que desear¨ªan. Y eso sucede, entre otras cosas, por la imposibilidad de hacer compatibles sus responsabilidades familiares y profesionales. Aqu¨ª hay un dato preocupante que apunta al nudo gordiano de la igualdad de oportunidades entre los sexos, y que necesariamente va a condicionar las estrategias para el avance social de las mujeres en el futuro.
Hay un colectivo que escapa a la evoluci¨®n general: es el de la gente joven. Para la generaci¨®n de los ochenta, la lucha por la despenalizaci¨®n de los anticonceptivos es ya la prehistoria; ellas y ellos han incrementado su experiencia sexual respecto a generaciones anteriores y han adelantado la edad de iniciaci¨®n de las relaciones sexuales. Sin embargo no utilizan pr¨¢cticamente esos anticonceptivos afortunadamente legalizados ni participan en los programas de planificaci¨®n familiar. El resultado es que las tasas de embarazos han disminuido entre las mujeres de todos los tramos de edad, salvo entre las j¨®venes y adolescentes. El resultado, adem¨¢s, es que est¨¢n aumentando las enfermedades de transmisi¨®n sexual entre los j¨®venes. Tres de cada cuatro j¨®venes menores de 19 a?os han tenido relaciones sexuales completas, y dos de cada tres no utilizan ning¨²n tipo de protecci¨®n. Eso explica el elevado n¨²mero de embarazos antes de los 18 a?os o que el 13% de las interrupciones voluntarias del embarazo que se declaran se produzcan en adolescentes.
Para los adultos es dificil enfrentarse con la realidad de la sexualidad adolescente. Sin embargo el problema existe, y una de sus dimensiones son los embarazos de alto riesgo -no s¨®lo m¨¦dico, sino social- en las mujeres j¨®venes y adolescentes. Existen diferentes y complementarias estrategias para afrontar el problema: lo que no es posible es ignorarlo. En el marco del Plan para la Igualdad se han puesto en marcha programas experimentales de anticoncepci¨®n especialmente dise?ados para la poblaci¨®n juvenil. Programas que tienen en cuenta, entre otras cows, que las relaciones juveniles son a menudo espor¨¢dicas y que en estos casos hay que huir de la anticoncepci¨®n mec¨¢nica y hormonal para potenciar los m¨¦todos anticonceptivos de barrera, que adem¨¢s protegen de las enfermedades de transmisi¨®n sexual.
Una estrategia fundamental es la de introducir la educaci¨®n sexual en la escuela. El dise?o curricular base de la Ley de Ordenaci¨®n General del Sistema Educativo (LOGSE) debe permitir la incorporaci¨®n de la educaci¨®n para la salud y de una informaci¨®n sobre sexualidad rigurosa y que no interfiera con ning¨²n credo, ni se oponga a las plurales concepciones que sobre la vida o el amor existen en nuestra sociedad. Existe otra v¨ªa, utilizada por administraciones y gobiernos de nuestro entorno europeo que se han enfrentado al mismo problema. Concretamente el gobierno sueco inici¨® en 1975 un programa de informaci¨®n y educaci¨®n sexual para padres, que en una d¨¦cada (en 1985) hab¨ªa conseguido reducir a la mitad el n¨²mero de embarazos y abortos adolescentes, que desde entonces se han mantenido estables. Hoy se inicia en Espa?a una campa?a para fomentar el uso de m¨¦todos barrera, y concretamente del preservativo, como forma m¨¢s eficaz de prevenir simult¨¢neamente los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisi¨®n sexual. Adem¨¢s, y desde el punto de vista de las mujeres, se trata de que los varones j¨®venes, que, como se evidencia en los estudios de? programa, pasan de las implicaciones de las relaciones sexuales (sobre todo si, como la mayor parte de las mantenidas entre gente joven, no son estables), participen y se corresponsabilicen en la anticoncepci¨®n.
El programa incluye, adem¨¢s de la informaci¨®n dirigida a la gentejoven, actividades de sensibilizaci¨®n destinadas a los profesionales sanitarios y actuaciones en relaci¨®n con la distribuci¨®n y comercializaci¨®n de los m¨¦todos barrera, para hacerlos m¨¢s asequibles a esa misma gente joven. Pero para que el programa se lleve a la pr¨¢ctica es preciso establecer un cierto consenso social sobre la necesidad de prevenir los embarazos adolescentes indeseados. Y sobre la ineficacia de la t¨¢ctica del avestruz de prohibir y/o negarse a ver las relaciones sexuales entre los j¨®venes, para acabar con un problema que, llegado el caso, puede tener consecuencias sociales graves.
Carmen Mart¨ªnez Ten es directora del Instituto de la Mujer.
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