Unas relaciones cuestionadas
El tema de las relaciones de Noruega con la Comunidad Europea ha planeado como una sombra sobre la vida del pa¨ªs desde que un plebiscito en 1972 rechaz¨® la adhesi¨®n y lo dividi¨® profundamente. La cuesti¨®n fue evitada, pero no por ello desapareci¨®, y en los ¨²ltimos tiempos la necesidad de adoptar una decisi¨®n la ha puesto de nuevo en el centro del debate.Actualmente s¨®lo dos partidos apoyan directamente el ingreso: el Conservador y el del Progreso.
El Partido Laborista ha estado dividido, aunque los acontecimientos han ido reforzando la posici¨®n integracionista. El viraje en este sentido de la socialdemocracia sueca en los ¨²ltimos d¨ªas ha reforzado esa tendencia.
El Partido Popular Cristiano no tiene una posici¨®n definida, y el del Centro es el ¨²nico que est¨¢ decididamente en contra de la integraci¨®n.
Tiene que ver con ello el origen y la composici¨®n agraria de dicho partido. La posibilidad de otorgar a ciudadanos de otros pa¨ªses el derecho a adquirir bienes de todo tipo, incluidos los recursos naturales, en pie de igualdad con los noruegos es rechazado de plano por los centristas.
Los otros argumentos habituales en contra son la p¨¦rdida de soberan¨ªa del pa¨ªs y de la identidad cultural, la preservaci¨®n ecol¨®gica y la cuesti¨®n de la pesca, que se ver¨ªan afectados por el ingreso en la CE.
Hay una infinidad de leyes noruegas que deber¨¢n modificarse para hacer posible la integraci¨®n y esto encuentra resistencia. El ingreso en la CE afecta directamente al alma noruega, dicen los m¨¢s recalcitrantes opositores a la adhesi¨®n a la Comunidad.
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