Entradas de capital
CABEN POCAS dudas sobre la entrada de la econom¨ªa espa?ola en una fase de menor actividad. A los indicadores econ¨®micos previos al inicio de la crisis del Golfo, parcialmente significativos de ese enfriamiento suceden algunos que ya empiezan a incorporar los efectos adversos que tendr¨¢ el encarecimiento del petr¨®leo sobre nuestros equilibrios b¨¢sicos. Durante los pr¨®ximos meses tendremos ocasi¨®n de apreciar la consistencia de los mismos sobre un cuadro del que no cabe descartar ritmos de crecimiento sustancialmente inferiores a los experimentados hasta ahora, compatibles con la ampliaci¨®n del d¨¦ficit exterior y las tensiones alcistas en los precios. El descenso en el precio del barril est¨¢ todav¨ªa lejos del promedio estimado en el escenario en el que se amparan las actuaciones del Gobierno, y en concreto, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.Los datos de la balanza de pagos correspondientes a septiembre, publicados la semana pasada, tanto en su versi¨®n de aduanas como en las del registro de caja, apuntan a ese descenso de la actividad, reflejado fundamentalmente en el menor crecimiento de las importaciones. A pesar de las discrepancias entre ambas fuentes, las dos ponen de manifiesto una contenci¨®n en el ritmo de crecimiento del d¨¦ficit comercial de la balanza de pagos que no cabe interpretar como un renovado dinamismo de nuestras ventas al exterior, sino como la desaceleraci¨®n de las importaciones, otrora expresivas por s¨ª solas del dinamismo de nuestra econom¨ªa. No cabe, sin embargo, suponer que esa desaceleraci¨®n de nuestras compras al exterior resulte compatible en el futuro pr¨®ximo con el mantenimiento del precio del crudo en los niveles observados desde el 2 de agosto.
Las cifras del registro de caja del Banco de Espa?a aportan un rasgo diferencial respecto a meses anteriores: la sensible disminuci¨®n de las entradas de capital a largo plazo, cuyo saldo se ha situado m¨¢s de un 20% por debajo del alcanzado en el mismo mes del a?o anterior, contribuyendo al saldo negativo de la balanza b¨¢sica en 352 millones de d¨®lares. Sin que ello sea por s¨ª solo expresivo de eventuales amenazas sobre la capacidad de financiaci¨®n del d¨¦ficit por cuenta corriente (duplicado pr¨¢cticamente respecto al de septiembre de 1989), no puede pasarse por alto la fuerte incidencia que en el mismo han tenido las desinversiones de no residentes y la contracci¨®n en los flujos por cr¨¦ditos extranjeros. La reproducci¨®n en pr¨®ximos meses de un patr¨®n de comportamiento tal deber¨ªa constituir un centro de atenci¨®n para las autoridades econ¨®micas sobre la necesaria estabilidad de que han de disponer los flujos de capital extranjero que otorguen cobertura al desequilibrio exterior.
La probable convivencia de menores ritmos de crecimiento econ¨®mico con la ampliaci¨®n del d¨¦ficit por cuenta corriente de la balanza de pagos puede llegar a convertir la capacidad de atracci¨®n de ahorro exterior en una prioridad hasta ahora inexistente. Las m¨¢s adversas expectativas para la continuidad en el ritmo de crecimiento de las inversiones directas y el previsible estrechamiento de la remuneraci¨®n efectiva de los activos financieros denominados en pesetas son obst¨¢culos nuevos al mantenimiento de esa sobrada capacidad de financiaci¨®n exterior que hasta ahora ha exhibido la econom¨ªa espa?ola.
En este contexto, las autoridades econ¨®micas no podr¨¢n hacer o¨ªdos sordos a las cada vez mayores demandas de eliminaci¨®n de las restricciones crediticias y sobre el endeudamiento exterior, que actualmente pesan sobre las empresas. Los prop¨®sitos de contenci¨®n de la demanda interna que ampararon su introducci¨®n pueden perder su justificaci¨®n en la actualidad, a un ritmo mayor del que la capacidad de reacci¨®n de nuestras autoridades pueden hacer gala.
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