La muerte tiene un precio
La tarifa funeraria madrile?a m¨¢s barata cuesta 99.000 pesetas
El precio m¨¢s importante de la muerte es la ida, pero una vez que abandonamos este mundo entra en funcionamiento colectivo o particular un engranaje humano y t¨¦cnico que no se detiene hasta que el finado est¨¢ en su morada definitiva: su nicho, tumba o pante¨®n, o bien, como lo aconsejan las necesidades actuales (que no la parroquia), en el crematorio, el aparador familiar o el cauce de un cantar¨ªn r¨ªo, seg¨²n decida fallecido o familia. Y ese engranaje cuesta su dinero.
Para hacerse una idea de lo que cuesta morirse, existen 10 tarifas funerarias -oficiales- La m¨¢s barata es de 99.000 pesetas incluyendo traslado del finado de su lecho de muerte al cementerio o al crematorio (cremaci¨®n aparte), ata¨²d y el padrenuestro reglamentarlo. Muy cerca queda la "tarifa b¨¢sica", con todo lo anterior, pero regalan la l¨¢pida (!) y cuesta 140.000 pesetas; las coronas, las esquelas, los servicios religiosos, la velaci¨®n en el tanatorio y otros gastos corren a cuenta de los que sobreviven al muerto.La tarifa m¨¢s cara es de 430.000 pesetas, sin velaci¨®n en el tanatorio, con nicho por 10 a?os y los servicios religiosos normalitos: el padrenuestro y pare de contar. Sea como fuere, la familia del finado cuenta con una escala de 1 a 10 en cuanto a precios se refiere. El Ayuntamiento de Madrid dispone de un servicio gratuito de enterramientos para personas que no tienen un duro.
Y, para concretar, en el cementerio de la Almudena, por ejemplo, un nicho temporal por 10 a?os cuesta 52.600 pesetas. Un nicho perpetuo por 99 a?os sale por las 199.000. Los mausoleos, de un mill¨®n hasta lo que se quiera gastar. La cremaci¨®n cuesta 5.599 pesetas. Las coronas dentro del tanatorio se pueden comprar por 8.412 hasta 39.586, y fuera, de 8.000 a 60.000 pesetas.
La velaci¨®n en el tanatorio es un rito que nada tiene que ver con la tradici¨®n de velar a nuestros muertos en nuestras casas. Nada m¨¢s fr¨ªo que un velatorio en un tanatorio (el cad¨¢ver est¨¢ a tres grados bajo cero). Var¨ªa poco de la sala de espera de un dentista cualquiera: hacia ac¨¢, los parientes y amigos del finado, que no se sienten en su lugar, un local con muebles de dise?o moderno. Hacia all¨¢, ella o ¨¦l, tapado o destapado seg¨²n lo ordene la familia, rodeado de coronas. La velaci¨®n en el tanatorio cuesta 38.994 pesetas en la sala grande y 30.884 en la peque?a.
El crematorio
La Iglesia cat¨®lica autoriz¨® la cremaci¨®n en el a?o 1964. No obstante, el impuesto obispal por defunci¨®n sigue vigente, aunque es poco dinero. Llegando con nuestro muerto al crematorio nos dicen: "Vuelva dentro de tres horas", y al cabo de ese tiempo lo que era ese bulto enorme que tanto quer¨ªamos nos lo entregan en algo parecido a un florero que uno no sabe por d¨®nde agarrar.
La raz¨®n de incinerar a nuestros muertos es "primero, por salubridad", dice Luisa Juanela, vicepresidenta de la Asociaci¨® Crematoria madrile?a. Segundo, evita la exhumaci¨®n de cad¨¢veres de nichos temporales, que no reclama nadie despu¨¦s de los 10 a?os en el 80% de los casos. Y tercero, porque ahorra espacio. En la informaci¨®n aportada por Juanela se dice: "Proceso de la cremaci¨®n: se realiza mediante modernos hornos, provistos de un sistema decantador de cenizas que separa del difunto el resto de las materias con que ¨¦ste es introducido en el crematorio".
Sin embargo, el jefe de los servicios funerarios del tanatorio madrile?o asegura que el cad¨¢ver se incinera desnudo. ?Se que man o incineran de verdad los ata¨²des? Entre los fabricantes o distribuidores de ata¨²des de Madrid reina un gran hermetismo. Todo sea que cuando el ata¨²d desaparezca de nuestra vista aparezca ante los ojos de otro y hagan el agosto.
La organizaci¨®n de los servicios funerarios ha degenerado en Madrid en su monopolizaci¨®n. La uni¨®n de industriales del gremio -marmolistas, floristas y fabricantes de ata¨²des- con los pol¨ªticos ha dado origen a entidades como la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid, SA, empresa privada "sin ¨¢nimo de lucro", seg¨²n Manuel Barcina Rodr¨ªguez, relaciones p¨²blicas del tanatorio, generador de m¨¢s de 2.000 millones de pesetas anuales, seg¨²n otras fuentes. "Aqu¨ª, lo ¨²nico necesario es el certificado de defunci¨®n. Del resto nos ocupamos nosotros": traslado del finado del lugar de fallecimiento al cementerio.
Contra el monopolio
Ata¨²d, velatorio, coronas, l¨¢pidas, mausoleos, autocares esquelas, servicios religiosos o aconfesionales, tanatoplasias (embellecimiento de los cad¨¢veres), un coordinado y eficaz servicio de relaciones p¨²blicas, todo, absolutamente todo, est¨¢ aqu¨ª monopolizado.
Los empresarios est¨¢n que trinan contra tal monopolio. Los floristas denuncian el sistema de adjudicaci¨®n de las contratas que surten de flores al tanatorio. "Si bien hubo un concurso, un adjudicado de tal contrata tuvo su corona en el suelo, rechazada por la comisi¨®n; no obstante, ah¨ª le tiene, vendiendo coronas y flores para el tanatorio por 12 millones de pesetas al mes", nos apunta un florista de la zona. Los marmolistas llegaron a manifestarse frente al tanatorio, "pues el monopolio de esta empresa es algo fascista", apunta uno de la avenida de Daroca. "He tenido que despedir a cinco de mis obreros", dice, "y terminar¨¦ por cerrar. No tenemos trabajo".
Un poco de historia
A mediados del siglo XIX la proliferaci¨®n de los barrios madrile?os ronda ya con los cementerios. Desde que se proyect¨® hasta que se materializ¨® el primer cementerio municipal pasaron muchas cosas. La ¨²ltima fue la gran epidemia de c¨®lera que azot¨® Europa. Deprisa y corriendo, para albergar aquella cantidad de cad¨¢veres, se construy¨® el que hoy es el cementerio de la Almudena, antes llamado cementerio de Epidemias. Se abri¨® en 1884 y consta de una parte cat¨®lica y otra civil. Aqu¨ª yacen Benito P¨¦rez Gald¨®s y Ram¨®n y Cajal, entre muchos otros.
El cementerio civil es el reducto de la heterodoxia espa?ola, del inconformismo, de la lucha por las libertades y por todo tipo de reivindicaciones, incluidas las aconfesionales. Aqu¨ª encontramos los monumentos al libre pensamiento, al ate¨ªsmo, a la lucha sindical, representados en las l¨¢pidas de personas ca¨ªdas por la represi¨®n; pero tambi¨¦n est¨¢n las tumbas de heterodoxos religiosos, la Iglesia espa?ola reformada, los masones, los jud¨ªos y los protestantes. Entre su cielo, su tierra y sus cipreses yacen muchas personalidades: Pablo Iglesias, Antonio Rodr¨ªguez y Garc¨ªa Vao, Figueras (el primer presidente de la I Rep¨²blica), P¨ªo Baroja y Blas de Otero.
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