A medio mandato
LOS ESTADOUNIDENSES, como la mayor parte de los ciudadanos de los pa¨ªses democr¨¢ticos del mundo, experimentan un cr¨®nico desencanto con sus pol¨ªticos cuando el mandato de ¨¦stos llega a su punto intermedio. Es lo que se conoce con el t¨¦rmino de mid-term blues, melancol¨ªa a mitad de mandato, momento en que, sin haberse iniciado la campa?a electoral siguiente, las medidas tomadas por el gobernante son m¨¢s impopulares. En ciertas ocasiones, adem¨¢s, hay elementos internacionales que acent¨²an la tendencia antigubernamental del electorado, aunque su incidencia negativa sea limitada. Este cuadro global explica bien lo ocurrido el martes pasado al presidente Bush: una moderada victoria dem¨®crata, m¨ªnimo voto de castigo en los comicios para la renovaci¨®n de la C¨¢mara de Diputados, de un tercio del Senado, de 36 de los 50 gobernadores y de muchas alcald¨ªas, judicaturas y jefaturas de polic¨ªa.En este momento, el estado de ¨¢nimo de los norteamericanos es m¨¢s bien pesimista. Los sondeos recientes indican que la opini¨®n p¨²blica cree que la situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica es mala, pero que a¨²n no ha tocado fondo. Una gran mayor¨ªa de los ciudadanos (el 77%) opina adem¨¢s que el Gobierno ha dejado de defender los intereses de la poblaci¨®n para amparar los de los m¨¢s beneficiados econ¨®micamente. Este desencanto progresivo de la ciudadan¨ªa explicar¨ªa el incremento constante de la abstenci¨®n a lo largo de los pasados 30 a?os.
No es que los comicios del martes pasado hayan cambiado el panorama en EE UU. Ya antes de su celebraci¨®n, el presidente Bush, como muchos de sus predecesores, se ve¨ªa obligado a gobernar en minor¨ªa frente a un Congreso y 29 de los 50 Estados de la Uni¨®n de mayor¨ªa dem¨®crata. Son peculiaridades y ventajas de un sistema pol¨ªtico que incorpora instintivamente contrapesos al poder omn¨ªmodo del Ejecutivo. Estas elecciones han confirmado, sin acentuarla, la ventaja de la oposici¨®n dem¨®crata.
El problema no est¨¢ en el tama?o de la oposici¨®n que el presidente tiene enfrente, sino en las razones por las que se ha erosionado su popularidad desde el 76% de hace un mes hasta el 52% de ahora: una promesa electoral de imposible cumplimiento (no subir los impuestos); un d¨¦ficit p¨²blico tan gigantesco que tiene a la econom¨ªa en plena recesi¨®n; titubeos en torno a la aprobaci¨®n del presupuesto; -una quiebra de las sociedades de ahorro inmobiliario que ha afectado a la propia familia del presidente; la virulenta discusi¨®n sobre el aborto; finalmente, la crisis del Golfo.
De los resultados electorales cabe destacar la elecci¨®n a la C¨¢mara de un socialista por Vermont; el vuelco electoral en Massachusetts con la elecci¨®n de un gobernador republicano; el resultado inverso en Tejas; la defenestraci¨®n pol¨ªtica del antiguo alcalde de Washington Marion Barry; la en¨¦sima victoria del senador republicano ultraderechista Jesse Helms en Carolina del Norte, en detrimento de un candidato negro y tras la m¨¢s sucia campa?a racista que se recuerda, y la derrota del refer¨¦ndum ecologista en California. Un dato para el futuro: la arrolladora victoria de Mario Cuomo, que, al ser reelegido gobernador de Nueva York, se coloca como probable candidato dem¨®crata para las presidenciales de 1992.
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