Madre, santa, prostituta
La maternidad es un objeto de perversi¨®n para muchas mujeres, seg¨²n la psicoanalista Estela Welldon
El tema ha tra¨ªdo a Estela Welldon hasta Madrid, como invitada al ciclo de conferencias que organiza la Escuela de Psicopatolog¨ªa Cl¨ªnica de ni?os, adolescentes y adultos. Sus conclusiones parten de m¨¢s de 20 a?os de experiencia en el tratamiento psicoanal¨ªtico en la cl¨ªnica Portman, de Londres. "Es curioso que esta cl¨ªnica, que es de car¨¢cter ambulatorio, hoy est¨¦ totalmente ocupada por hombres, cuando todos sabemos que las mujeres padecen muchos trastornos psicol¨®gicos.Lo que pasa es que no se las escucha y simplemente se les receta tranquilizantes".Con un tranquilizante no se solucionan los grandes trastornos de la mujer, viene a decir la doctora Welldon. Uno de ellos, la perversi¨®n, m¨¢s estudiada en el hombre, puede estar en la ra¨ªz de muchos estados de anorexia, bulimia y de comportamientos femeninos que exceden a las puras demostraciones del cari?o maternal. "No nos resulta f¨¢cil escuchar", dice Welldon, "preferimos seguir pensando en el valor de la maternidad". El hecho es que, seg¨²n esta psicoanalista, los casos de masturbaci¨®n y seducci¨®n de madres a hijos son mucho m¨¢s frecuentes de lo que hasta ahora se piensa, porque si en el hombre la perversi¨®n se ejerce sobre un objeto externo en la mujer este objeto es su propio cuerpo o sus frutos, como los hijos. Existe una pr¨¢ctica que le fascina: algunas madres que pierden a su primer beb¨¦ engendran inmediatamente otro y le ponen el mismo nombre del fallecido "cuando esto no se hace ni con los animales". "De aqu¨ª a la perversi¨®n hay un paso".
Incestos y malos tratos
Ni?os permanentemente castigados, maltratados, abandonados. All¨ª reconoce Estela Welldon una madre perversa; j¨®venes aparentemente normales que un buen d¨ªa descargan su rifle contra los clientes en un local p¨²blico. "Yo buscar¨ªa en el origen de estos asesinatos en masa indicios de seducci¨®n materna". "Los abusos maternos son m¨¢s frecuertes de lo que pensamos, y todos somos c¨®mplices al taparlos", recrimina. Seg¨²n Welldon a diferencia del incesto paterno, el materno es m¨¢s flexible, "m¨¢s consentido" y se realiza en un ambiente dom¨¦stico que protege al agresor.La psicoanalista busca siempre el origen de estos trastornos femeninos remont¨¢ndose al estudio de hasta tres generaciones anteriores a la paciente. Busca el comportamiento de las mujeres y, sobre todo, el n¨²mero de componentes femeninos en la saga familiar, porque en la ra¨ªz del problema se encuentra, generalmente, un rechaz¨® al propio sexo. "Hay que comprobar si fue bien recibida al nacer hembra. Si no fue as¨ª, la mujer puede verse despreciada en su g¨¦nero y tratar¨¢ de obtener de su cuerpo algo vengativo". Qu¨¦ mejor instrumento entonces que el considerado poder femenino de la maternidad.
"A esto se a?ade el que para muchas mujeres ser madres es todav¨ªa un destino biol¨®gico y ven el ¨²tero como una f¨¢brica", dice Welldon. Todo lo anterior explica, seg¨²n esta especialista, tambi¨¦n que algunas menop¨¢usicas se aferren desesperadamente a los avances cient¨ªficos para conseguir ser madres cuando el reloj biol¨®gico ya no lo permite.
Estela Welldon pide un poco m¨¢s de atenci¨®n a la psicopatolog¨ªa femenina. "Hasta ahora se nos est¨¢ estudiando igual que a ni?os o a varones, y esto es un error. La igualdad puede conseguirse, pero s¨®lo haciendo muy patentes las diferencias". Como interpretar, por ejemplo, el eterno miedo femenino al sexo espor¨¢dico. Ahora hay un elemento de juicio nuevo. Estamos viendo c¨®mo los hombres, que hasta ahora no ve¨ªan en las relaciones espor¨¢dicas consecuencias para ellos, empiezan a mostrar el mismo temor al sida que las mujeres al embarazo.
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