El cuidado de la imagen
"Prefiero a Gari Kasp¨¢rov porque es m¨¢s guapo", dice la jugadora espa?ola Teresa Canela, de 31 a?os de edad. Una encuesta realizada en Mosc¨², en 1985, revel¨® que las mujeres j¨®venes se inclinaban por Kasp¨¢rov y las abuelas por Anatoli K¨¢rpov. "La imagen de Tolia hace revivir mis instintos maternales", dijo una de ellas.
Sin embargo, el comportamiento arrogante y brusco que el campe¨®n muestra con frecuencia y el celo del aspirante por mejorar su imagen durante los ¨²ltimos a?os mitigan la mayor popularidad en todo el mundo que hab¨ªa logrado hasta ahora Kasp¨¢rov.
La mona y la seda
K¨¢rpov se ha vuelto m¨¢s extravertido desde que contrat¨® como analista al estadounidense Ron Henley, cuya influencia es cada vez m¨¢s notoria; se dej¨® asesorar por una empresa especializada y lleg¨® a un acuerdo con el franc¨¦s Jean Paul Touz¨¦ para que fuera su apoderado. Su desenvuelta actitud en Nueva York durante la conferencia de prensa que clausur¨® la primera mitad del campeonato fue la culminaci¨®n de un cambio progresivo.
K¨¢rpov revel¨® su fe cristiana y asegur¨® que el primer encuentro frente a Kasp¨¢rov nunca se habr¨ªa cancelado, tras cinco meses de juego, sin el visto bueno de Guedar Aliev, ex presidente del KGB en Azerbaly¨¢n, miembro del Politbur¨® hasta 1988 y protector de Kasp¨¢rov. ?ste replic¨® escuetamente: "Hay un refr¨¢n espa?ol muy adecuado para esta situaci¨®n: aunque la mona se vista de seda, mona se queda".
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