Jean Rouaud
Un quiosquero en la rep¨²blica de las letras francesas
Jean Rouaud escribe con dos dedos en una vieja m¨¢quina port¨¢til; luego corrige sus textos con una pluma tan barata como las ropas de rebajas que viste. Mientras escribe, Rouaud fuma un cigarrillo tras otro. Cuando no escribe, tambi¨¦n. Desde el pasado lunes, Rouaud responde siempre del mismo modo a la misma pregunta: "?Por qu¨¦ se extra?an tanto? ?Es que los quiosqueros no tienen derecho a escribir?". Desde ese lunes, el nombre de Jean Rouaud est¨¢ inscrito en la lista de los ganadores del m¨¢s prestigioso premio literario franc¨¦s: el Goncourt.Tiene Rouaud una cara afilada y enmarcada por un pelo oscuro, lacio y mal cortado; una cara de progre franc¨¦s no reconvertido al culto del ¨¦xito y el dinero; una cara de buena persona. Nada en su f¨ªsico o en su forma de hablar se corresponde a su flamante condici¨®n de estrella ascendente de la rep¨²blica de las letras francesas.
En los ¨²ltimos tres a?os, Rouaud consagr¨® todas sus ma?anas a la redacci¨®n de su primera novela, Les champs d'honneur. Las tardes las pas¨® vendiendo peri¨®dicos y revistas en un quiosco de una de las calles m¨¢s feas de Par¨ªs, la de Landre, en el muy popular distrito 19. El trabajo de quiosquero hab¨ªa sido su ganap¨¢n desde su llegada a Par¨ªs, hace siete a?os.
Harto del agobio de la prensa, de los festejos relacionados con su triunfo en el Goncourt, Rouaud abandon¨® el s¨¢bado Par¨ªs. Tom¨® el camino de su aldea natal, en la regi¨®n de Nantes. All¨ª, este soltero cuyos ¨²nicos vicios confesados son la lectura, en particular la de Henry Miller, los cigarrillos y los helados y bombones de chocolate, piensa celebrar en familia su 38 aniversario, el pr¨®ximo d¨ªa 13.
Para Rouaud, la familia es muy importante. De hecho, comenz¨® a escribir motivado por la prematura muerte de su padre, un representante de comercio. "Mi padre", dice, "falleci¨® cuando yo ten¨ªa 11 a?os. Es una herida que no ha cicatrizado nunca. No hay un solo d¨ªa en que no piense en ¨¦l".
Luego Rouaud estudi¨® en un liceo de Nantes, y m¨¢s tarde, en la Facultad de Letras de esa ciudad. Fue "un poco izquierdista", como casi todos los miembros de su generaci¨®n intelectual. Y, como casi todos ellos, "descubri¨® el mundo" a bordo de un Citro¨¦n 2 CV. Terminados sus estudios, Rouaud trabaj¨® como empleado en una gasolinera, vendedor ambulante y empleado en una librer¨ªa, hasta que hace siete a?os se instal¨® en Par¨ªs, con el salario m¨ªnimo interprofesional, en el quiosco de la calle de Landre.
Les champs d'honneur, la primera novela de Rouaud, es un canto casi m¨ªstico de una familia de la campi?a francesa en la ¨¦poca de la Primera Guerra Mundial. Es una obra que desborda comprensi¨®n y compasi¨®n por los seres humanos, que expresa tambi¨¦n una gran nostalgia por un tiempo en que los lazos afectivos con la tierra y la familia eran a¨²n muy fuertes.
Antes de ganar el Goncourt, la novela del quiosquero era ya el ¨¦xito de ventas del oto?o en Francia, y eso que hab¨ªa sido publicada por la min¨²scula editorial Minuit. Tan fulgurante ¨¦xito era debido en gran parte a la aparici¨®n de Rouaud en el programa literario de Bernard Rapp en Antenne 2, el sustituto del llorado Apostrophes de Bernard Pivot. Esa aparici¨®n televisiva le convirti¨® en una estrella local en el distrito 19. Parapetado tras los diarios, ven¨ªa firmando en las ¨²ltimas semanas una decena de ejemplarse de su novela por d¨ªa. Algunos clientes hasta le llevaban champa?a para agradecerle la emoci¨®n sentida durante la lectura de Les champs d'honneur. A todos ellos, Rouaud, les dec¨ªa que era feliz de pertenecer a "la casta de los parias de la literatura".
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