"Hemos sacrificado demasiado por la 'casa com¨²n' europea"
Yegor Ligachov da los ¨²ltimos toques a sus memorias y acaba de ingresar en el grupo parlamentario conservador Soitiz (Uni¨®n). A las novedades de esta etapa de su vida pertenecen los viajes en metro y troleb¨²s. "El otro d¨ªa, cerca de la universidad, convers¨¦ con los estudiantes en el metro. La gente me reconoce y me ofrece ayuda. Me gustan estos encuentros, aunque me sacan de mi ritmo habitual". Ligachov dice estar en paz consigo mismo. No tiene dacha (casa de campo) y, si lo necesita, le ponen un coche a su disposici¨®n.
Yegor Kuzmich acudi¨® a nuestra cita en el hotel Octubre, el lujoso local perteneciente al PCUS, acompa?ado de Roman Mijailovich, uno de los hombres del equipo que ten¨ªa en la ciudad siberiana de Tomsk, donde fue primer secretario desde 1965 a 1983. En la americana llevaba prendida la insignia de diputado de la URSS.
Pregunta. En 1988 usted sugiri¨® que, en marzo de 1985, hab¨ªa contribuido a la elecci¨®n de Mija¨ªl Gorbachov. ?Su actitud ser¨ªa la misma hoy?
Respuesta. Creo que repetir¨ªa, pero deseando que hubiera serias correcciones. A la pol¨ªtica de la perestroika le falta continuidad. La propiedad privada, la empresa individual, la conversi¨®n de la tierra en objeto de compraventa, contradicen la continuidad de nuestra pol¨ªtica. La perestroika en nuestra sociedad debe realizarse sin tocar la palabra socialismo y bas¨¢ndose en la propiedad social de los medios de producci¨®n. La reforma econ¨®mica fue pensada como una combinaci¨®n del plan con las relaciones mercantiles. Hoy se promueve la idea del mercado, y el principio de planificaci¨®n ha sido excluido o arrinconado. No se trata del plan que ten¨ªamos antes, sino de un pron¨®stico que diera las l¨ªneas maestras de la econom¨ªa. Estoy por el mercado socialista y ¨¦ste presupone la regulaci¨®n estatal tambi¨¦n de la formaci¨®n de precios. Yo no entiendo la consigna mercado libre, que, aparte del caos pol¨ªtico y social, s¨®lo traer¨¢ desgracia y subidas de precios a nuestra gente.
Orden en la prensa
P. ?Qu¨¦ har¨ªa usted en lugar de Gorbachov para poner fin a la crisis?
R. Aparte de medidas econ¨®micas, tomar¨ªa medidas para poner orden en los medios de informaci¨®n. Hay cosas que funcionan en este pa¨ªs, pero de esto no se habla. Es dif¨ªcil que la sociedad trabaje de forma patri¨®tica y con entusiasmo si se la avasalla con informaci¨®n falsa e ideas hostiles.
Hoy se da un profundo deslindamiento de las fuerzas pol¨ªticas. En un polo se concentran las fuerzas del socialismo democr¨¢tico y renovado. En otro, las fuerzas que quieren empujar al pa¨ªs a un sistema capitalista.
P. ?De qu¨¦ lado est¨¢ Mija¨ªl Gorbachov?
R. Por las declaraciones que hace, yo supongo que est¨¢ en el campo del socialismo renovado. Constantemente dice que sigue siendo comunista, que va por la v¨ªa del socialismo y que no puede haber vuelta al capitalismo. As¨ª que es mejor juzgar su posici¨®n por sus obras y por sus palabras.
P. ?Qu¨¦ har¨ªa usted en lugar de Gorbachov para mantener la integridad del Estado? ?Se evapora la Uni¨®n Sovi¨¦tica para dejar paso a varios Estados distintos?
R. Estoy convencido del arraigo de la idea de integridad del Estado entre la poblaci¨®n. ?Qu¨¦ fuerzas pueden conservar la unidad del Estado? En primer lugar, el partido comunista. Con todas las dificultades que hoy vive, el partido tiene la red m¨¢s extensa de estructuras. Ninguna organizaci¨®n estatal tiene una estructura tan extensa como el PCUS. El partido puede garantizar la construcci¨®n de un Estado sobre una base federativa.
P. ?Pueden Gorbachov y Yeltsin entenderse? ?Qu¨¦ papel tienen las antipat¨ªas personales en la toma de decisiones en la direcci¨®n sovi¨¦tica? Por ejemplo, su relaci¨®n con Mija¨ªl Gorbachov, con Bor¨ªs Yeltsin o con Alexandr YakovIev.
R. Mis relaciones con Mija¨ªl Sergueievich eran normales, de camarader¨ªa. Pero no estaba de acuerdo con ¨¦l en varios temas. En la primera mitad de 1990 dirig¨ª dos cartas al Comit¨¦ Central pidiendo la convocatoria de un pleno que examinara la cuesti¨®n del mercado. En todas partes se discut¨ªa el paso al mercado, excepto en el partido. Yo plante¨¦ la unidad del partido y problemas relacionados con los acontecimientos en Europa del Este. Las cartas nunca llegaron a los miembros del Comit¨¦ Central. Que un miembro del Politbur¨® pida un pleno es algo muy poco corriente. No hay un caso semejante en los ¨²ltimos 50 a?os de vida del partido.
En cuanto a Yeltsin, ahora que ocupa un puesto importante, me he convencido de que no est¨¢ suficientem ente preparado para las actividades estatales, que improvisa y no tiene en cuenta las consecuencias de sus decisiones. No simpatizo con ¨¦l ni con su comportamiento personal. Diga lo que diga, su posici¨®n no est¨¢ dirigida a la unidad, sino a la divisi¨®n. Yo creo que nosotros los rusos -y yo soy ruso- tenemos que apoyar posturas internacionalistas en primer lugar. Debemos temer como se teme al fuego que en Rusia se desarrollen el chovinismo y el nacionalismo, porque eso desintegrar¨ªa el Estado. Debemos ser m¨¢s Internacionalistas que nadie.
Con Alexandr YakovIev (antiguo miembro del Politbur¨® y luego del Consejo Presidencial de la URSS), tenemos diferentes posiciones en muchos temas, entre ellos la historia de nuestro Estado y de nuestro partido. Yakovlev siempre apoy¨® a las fuerzas destructivas en los medios de comunicaci¨®n. La posici¨®n del camarada YakovIev no me impresiona. Es cerrada y deshonesta.
Memorias
P. La pol¨ªtica no siempre es un juego limpio. ?Se siente usted enga?ado por sus camaradas en la direcci¨®n del PCUS?
R. Hay personas en la direcci¨®n que no se portaron honradamente. Yo creo que en el fondo del asunto de Gdlian e Ivanov (los fiscales que acusaban a Ligachov de estar implicado en el asunto de la mafia uzbeka) hay fuerzas m¨¢s poderosas. Pero estoy satisfecho de haber podido llevar una lucha pol¨ªtica. Pude expresar mis puntos de vista. Hay gente que quiere desacreditarme tanto en el caso de Tbilisi (la responsabilidad pol¨ªtica por la represi¨®n de una manifestaci¨®n civil en 1989) como en el caso de Uzbekist¨¢n. Mi inocencia ha quedado clara, pero quiero escribir algo importante en mis memorias.
P. ?Qu¨¦ piensa de las actividades econ¨®micas del PCUS, de su participaci¨®n en empresas y bancos?
R. No veo nada malo, si est¨¢n dentro de la ley. El partido tiene ahora menos medios financieros. Se han reducido sustancialmente las cuotas. Las organizaciones del partido, por otra parte, se someter¨¢n a impuestos como cualquier otra empresa.
P. La posici¨®n de partida del partido y la de otras organizaciones no son iguales.
R. Casi todo lo que tiene el partido viene de las cuotas y de los ingresos editoriales. El partido no se puede comparar con otras fuerzas que nacen ahora. El partido tiene historia. Pronto cumplir¨¢ 100 a?os. ?Por qu¨¦ este partido tiene que igualarse a otros que nacen? Hubo ¨¦pocas de miseria y clandestinidad. Todo lo que sobraba se ha dado a la sociedad para satisfacer determinadas necesidades.
Un precio muy alto
P. ?No siente usted responsabilidad por la destrucci¨®n del socialismo en Europa del Este y la desintegraci¨®n del Pacto de Varsovia?
R. Como miembro de la direcci¨®n sovi¨¦tica tengo responsabilidad moral, pero los que actuaron, [Alexandr] YakovIev y otros, tienen responsabilidad personal. Yo mantengo un punto de vista algo diferente al de estos camaradas. Considero que el precio pagado por las cosas positivas que han ocurrido en el mundo ha sido muy alto y que los procesos que hoy ocurren en Europa han costado mucho al socialismo, se han dado a costa de la p¨¦rdida de un grupo de Estados socialistas. Hemos pasado de un r¨¦gimen socialista com¨²n a la construcci¨®n de lo que se llama la casa com¨²n europea. No puedo aceptar ni estar de acuerdo en que el camino a la casa com¨²n europea se haya tendido sobre las ruinas del socialismo en un conjunto de pa¨ªses del Este.
Creo que es muy ingenuo explicar lo ocurrido en Europa del Este como el resultado de un conjunto de errores de los dirigentes de estos pa¨ªses, entre ellos no haber emprendido una amplia democratizaci¨®n de la sociedad y del partido. Lo ocurrido no es s¨®lo el resultado de un proceso interno, sino de una influencia exterior, sobre todo de los servicios secretos occidentales.
Tambi¨¦n influyeron los procesos en la URSS. Lo que soporta nuestro partido no siempre puede ser soportado por otros partidos amigos. Hubi¨¦ramos debido tener en cuenta esta circunstancia al empezar la perestroika y ver cu¨¢les iban a ser las consecuencias para el movimiento comunista mundial y los pa¨ªses de Europa del Este. Por desgracia, no lo hicimos.
En Occidente se da otro contenido a la palabra perestroika. Est¨¢n en contra de ayudar a la perestroika si ¨¦sta persigue una econom¨ªa m¨¢s eficaz, m¨¢s justicia social y un socialismo m¨¢s democr¨¢tico. Occidente est¨¢ por una perestroika que reduzca a la nada los logros del socialismo, que introduzca la propiedad privada de los medios de producci¨®n. Para esta perestroika est¨¢n dispuestos a dar todo tipo de ayuda.
P. ?Qu¨¦ hizo usted para evitar los cambios en Europa del Este?
R. Los procesos fueron muy r¨¢pidos. Se pod¨ªa haber ayudado, pero ni yo ni mis camaradas pensamos nunca en utilizar medios militares. Yo siempre he cre¨ªdo que no deber¨ªan repetirse sucesos como los de Hungr¨ªa y Checoslovaquia. Los tanques no ayudan. Seguramente hab¨ªa posibilidades pol¨ªticas y econ¨®micas. Se pod¨ªa haber prestado alguna ayuda, pero la fuerza decisiva eran los partidos dirigentes.
P. ?Mantuvo contactos con ellos?
R. Hicimos poca cosa. Hubo reuniones, pero tuvieron car¨¢cter epis¨®dico. Creo que debemos sentir remordimientos de conciencia por no haber ayudado moralmente a los comunistas en Europa del Este.
P. ?A quien?
R. A comunistas que ahora sufren represi¨®n. S¨®lo expresamos nuestro apoyo en el 282 Congreso del Partido Comunisto de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Esto no nos honra.
P. Al hablar de represi¨®n, ?piensa en Erich Honecker?
R. No s¨®lo en Honecker, aunque hubi¨¦ramos debido ayudarle, porque estoy seguro de que gran parte de lo que se ha dicho en contra del ex presidente de la antigua RDA es una calumnia gestada en Occidente. No se ha encontrado nada contra ¨¦l.
P. ?Qu¨¦ le imped¨ªa ayudar a los comunistas del este de Europa?
R. Adoptamos la posici¨®n de no injerencia. Creo que eso no era suficiente. Yo estoy en contra de la injerencia militar, pero hubi¨¦ramos podido utilizar m¨¦todos pol¨ªticos y econ¨®micos para ayudarles. Creo que el obst¨¢culo eran las diferentes posiciones mantenidas por los miembros del Politbur¨®.
P. ?Qu¨¦ pa¨ªs puede considerarse hoy como un portavoz de los valores socialistas?
R. La URSS. Tengo fe. Creo en su pueblo y en su partido.
P. ?Hay alg¨²n otro pa¨ªs que pueda considerarse a¨²n socialista?
R. Simpatizo con Cuba. Tienen sus problemas, pero estoy seguro de que los resolver¨¢n. Debemos ayudar a Cuba. La alusi¨®n (le los americanos para que disminuyamos esta ayuda carece de dignidad.
P. ?Se puede hablar de decepci¨®n en sus relaciones con Mija¨ªl Gorbachov?
R. Durante los primeros tres a?os de la perestroika yo experiment¨¦ un gran respeto hacia ¨¦l y trabajamos de forma muy activa y amistosa. Fueron a?os estupendos. Iba al trabajo con buen humor y aqu¨¦l era el humor de la sociedad. Aquellos primeros tres a?os produjeron muchos cambios positivos.
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