Cultura y filantrop¨ªa
Mientras los pa¨ªses de la Comunidad Europea caminan confiados por la senda de la integraci¨®n -abriendo fronteras; eliminando barreras para el comercio, los servicios y la inversi¨®n; configurando una moneda com¨²n- yo me permito sugerir con todo respeto que podr¨ªan tambi¨¦n considerar otra dimensi¨®n de su casa com¨²n: la filantrop¨ªa.Voy a examinar esta cuesti¨®n desde perspectivas diversas. En primer lugar he nacido en un pa¨ªs, Estados Unidos, donde la ¨¦tica filantr¨®pica, por una multitud de razones hist¨®ricas, es particularmente vigorosa. En segundo lugar, como presidente de una importante universidad de investigaci¨®n norteamericana que depende de forma vital de las contribuciones desinteresadas, he de pasar gran parte de mi tiempo recabando fondos de origen privado, es decir, no gubernamental. Por ¨²ltimo, siendo muchos a?os miembro del Congreso de Estados Unidos, donde he contribuido a conformar la pol¨ªtica de mi Gobierno para escuelas, colegios universitarios, universidades, museos y bibliotecas, sigo profundamente consagrado al fortalecimiento de las instituciones de ense?anza y cultura.
?Qu¨¦ quiero decir con la palabra filantrop¨ªa? El t¨¦rmino proviene, claro est¨¢, del griego, significa "amor a la humanidad" y el diccionario lo define actualmente como un esfuerzo activo para favorecer el bienestar humano.
La pr¨¢ctica de donar privadamente en beneficio del bien p¨²blico surge de antiguas tradiciones religiosas y cl¨¢sicas. En Grecia y Roma se valoraban las d¨¢divas en beneficio de todos, para el enriquecimiento del bien p¨²blico. Uno de los ejemplos m¨¢s notables de filantrop¨ªa de la Grecia cl¨¢sica fue la Academia de Plat¨®n, que ¨¦ste leg¨® a un sobrino para ser administrada en pro de sus alumnos.
En Estados Unidos la filantrop¨ªa es producto de todas estas ideas, fuertemente influidas por la ¨¦tica protestante y por tradiciones caracter¨ªsticamente inglesas. En efecto: la filantrop¨ªa es en Norteam¨¦rica m¨¢s antigua que la naci¨®n misma. Se conocen m¨²ltiples casos, durante la ¨¦poca colonial, de personas que ofrecieron voluntariamente su tiempo y su trabajo en servicio de la cornunidad.
Fundaciones
La causa de la filantrop¨ªa progres¨® con la creaci¨®n de fundaciones: entidades constituidas con una dotaci¨®n monetaria cuyas rentas se distribuyen entre fines e3pec¨ªficos, como pueden ser la salud, la educaci¨®n y la cultura. Algunos de los primeros ejemplos, que encauzaron parte de las grandes fortunas surgidas de la, vida comercial norteamericana hacia causas filantr¨®picas, son la Corporaci¨®n Carnegie, fundada en 1911; la Fundaci¨®n Rockefeller, en 1913, y la Fundaci¨®n Ford, en 1936. Hoy d¨ªa las fundaciones son creaci¨®n de familias o empresas comerciales.
Le que quiero destacar es que las contribuciones voluntarias de dinero y tiempo impregnan toda la sociedad norteamericana. Casi nueve de cada 10 personas adultas contribuyen en Estados Unidos de un modo u otro a alguna causa o actividad ben¨¦fica, al igual (que aproximadamente medio mill¨®n de empresas comerciales; y fundaciones. Para dar una idea de la magnitud econ¨®mica de la filantrop¨ªa en Estados Unidos dir¨¦ que el a?o pasado la aportaci¨®n de particulares, fundaciones y empresas para fines ben¨¦ficos sum¨® un total equivalente a alrededor de 11, 5 billones de pesetas.
La universidad que yo presido, la Universidad de Nueva York, es una instituci¨®n privada, es decir, que su directiva no es elegida por el Gobierno. NYU, con 44.000 estudiantes, 13 facultades distintas y un presupuesto anual equivalente a 110.000 millones de pesetas, depende en medida considerable de los donativos privados y desinteresados para realizar su misi¨®n primordial: la creaci¨®n y transmisi¨®n del saber. ?D¨®nde nos dirigimos en busca de esta ayuda? Al comercio y la industria; a fundaciones privadas y a donantes particulares, entre ellos los ex alumnos. El Gobierno nacional tambi¨¦n apoya a las instituciones privadas a trav¨¦s de pr¨¦stamos y becas a los estudiantes y con fondos de investigaci¨®n, y suministrando incentivos, sobre todo mediante las leyes fiscales a particulares, fundaciones y corporaciones, para que contribuyan a colegios universitarios, universidades y otras organizaciones educativas y culturales.
Debido a la importancia que en todas partes tiene la filantrop¨ªa para el mantenimiento de una sociedad viva y civilizada, y debido a que escribo esto a fines de 1990, un momento de gran dinamismo y optimismo en este continente, propongo que se preste seriamente atenci¨®n al desaflo que plantea la filantrop¨ªa en la nueva Europa.
S¨®lo unas preguntas: ?no ha llegado el momento de que los Estados integrantes de la Comunidad Europea consideren conjuntamente las medidas destinadas a alentar la generosa contribuci¨®n de fundaciones, empresas y particulares a las instituciones de ense?anza, cultura y salud?
?No ha llegado el momento de hablar sobre los modos de generar una sustancial aportaci¨®n del sector privado para satisfacer las necesidades y aspiraciones educativas, culturales y sociales de una Europa unida de 320 millones de personas?
No ignoro que existe ya una fuerte base filantr¨®pica en Europa, con fundaciones privadas ben¨¦ficas en una serie de pa¨ªses. Varios Estados europeos han creado tambi¨¦n incentivos fiscales de ¨ªndole diversa para fomentar las donaciones privadas, Y, claro est¨¢, todos los gobiernos de Europa subvencionan, directa o indirectamente, las'organizaciones y actividades culturales, educativas o relacionadas con la salud.
Pol¨ªtica com¨²n
Pero al mismo tiempo que reconozco su existencia en distintos pa¨ªses europeos se?alo tambi¨¦n que hay m¨¢s cosas que hacer en el nivel comunitario. Sin duda hay necesidades en el ¨¢mbito de la educaci¨®n, la cultura y el bienestar que no satisfacen adecuadamente las subvenciones gubernamentales y en las que una mayor ayuda del sector privado ser¨ªa de utilidad inconmensurable. Sin duda tambi¨¦n el momento est¨¢ maduro para explorar las posibilidades de elaborar una pol¨ªtica com¨²n europea para la filantrop¨ªa.
En la investigaci¨®n y en la industria est¨¢n ya floreciendo algunas empresas de cooperaci¨®n de esta ¨ªndole en las que gobiernos y compa?¨ªas de todo el continente unen fuerzas para hacer de Europa un competidor m¨¢s potente de Estados Unidos y Jap¨®n. Desde,aviones a semiconductores, de aceleradores de ¨¢tomos a la televisi¨®n de alta definici¨®n, abundan los consorcios de este tipo. ?Por qu¨¦ no extender el esp¨ªritu del Mercado Com¨²n al reino de la filantrop¨ªa?
He aqu¨ª algunas sugerencias para la conformaci¨®n de lo que yo denominar¨ªa "la nueva filantrop¨ªa de la nueva Europa":
- Instar a los gobiernos a crear incentivos fiscales m¨¢s generosos para los donativos ben¨¦ficos.
- Establecer garant¨ªas para eliminar o reducir el coste de los seguros de las grandes exposiciones de arte.
- Promover exposiciones itinerantes de arte, de materiales de bibliotecas y archivos, as¨ª como las actuaciones de compa?¨ªas de teatro y danza y agrupaciones musicales de importancia.
- Elaborar una red de informaci¨®n com¨²n para facilitar el encuentro, en toda Europa, entre los aspirantes a donaciones y posibles donantes.
La visi¨®n de Europa como mercado ¨²nico y superpotencia econ¨®mica va haci¨¦ndose realidad aceleradamente. Pero si este renacimiento europeo va a significar algo m¨¢s que un bienestar material -si va a generar tambi¨¦n progreso art¨ªstico, cultural y social-, ?no tendr¨ªa que surgir, centrada en las necesidades de nuevo cu?o de esta Europa nueva, una empresa filantr¨®pica viva y vigorosa?
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