Izquierda renovada
IZQUIERDA UNIDA (IU) ha decidido en su II Asamblea Federal dejar de ser una coalici¨®n electoral de partidos y organizarse como "un movimiento pol¨ªtico y social". La decisi¨®n representa un paso importante con vistas a su supervivencia como opci¨®n de izquierda diferenciada -y no por definici¨®n opuesta- de la socialista. Pero a condici¨®n de que sea un paso intermedio y no cierre el camino al debate del problema de fondo: la disoluci¨®n de las formaciones pol¨ªticas que la integran y su transformaci¨®n en un partido de nueva planta, capaz de integrar las mejores tradiciones de la cultura de izquierda y las nuevas aspiraciones sociales.En un discurso de clausura con referencias a la utop¨ªa, el reelegido coordinador general de IU, Julio Anguita, ha exigido a los 1.200 delegados que dejen de cuestionarse sobre qui¨¦nes son, de d¨®nde vienen y ad¨®nde van. La llamada de Anguita est¨¢ plenamente justificada desde la urgencia de las tareas que plantean a IU las pr¨®ximas elecciones municipales y auton¨®micas. Pero la inminente contienda electoral s¨®lo deber¨ªa representar un comp¨¢s de espera en las respuestas que deben darse a dichas cuestiones b¨¢sicas, condicionantes del futuro de IU como organizaci¨®n y como proyecto de transformaci¨®n de la sociedad.
El modelo de desarrollo organizativo del proyecto de IU, y su grado de implantaci¨®n en la sociedad, ser¨¢n distintos seg¨²n se mantengan, o no, las tradiciones y las culturas de las formaciones que la integran, y muy particularmente la del partido comunista (PCE), una formaci¨®n que, pese a su tradici¨®n combativa, puede llegar a ser una r¨¦mora si sigue anclada en el viejo dogma del partido dirigente, vanguardia de la clase trabajadora y sujeto hist¨®rico de un mesianismo revolucionario obsoleto. Conceptos tanto m¨¢s anacr¨®nicos cuanto que son inseparables con los modelos del socialismo real, de cuya eficacia apenas merece la pena hablar en la actualidad. El recuerdo del pasado es mal consejero para la competencia pol¨ªtica. En este sentido, s¨®lo una aportaci¨®n comunista renovada, y en equilibrio con otras concepciones del mundo que concurren en el proyecto global de Izquierda Unida, puede darle serias posibilidades de llegar a ser una alternativa imaginativa y funcional a un sector del electorado de izquierdas que tiende a la abstenci¨®n por no encontrar una formaci¨®n sugestiva para sus votos.
Existen campos donde deber¨ªa ser posible una convergencia natural de la opci¨®n reformadora del partido socialista y de la transformadora en la que se afana IU. La eficaz colaboraci¨®n en el gobierno de ayuntamientos y autonom¨ªas, y el ejemplo de la Ley de Ordenamiento General del Sistema Educativo (LOGSE) en el terreno legislativo, son precedentes que no deber¨ªan echarse en saco roto. En este sentido, la declaraci¨®n de Anguita de que el principal adversario de IU es la derecha clarifica una situaci¨®n sobre la que han planeado sombras de modelos cat¨¢rticos, aplaudidos y potenciados desde posiciones reaccionarias, contra el Gobierno socialista.
Una actitud conciliadora que deber¨ªa ser correspondida por los socialistas con medidas distintas que el aislamiento a ultranza, aplicado sistem¨¢ticamente a la organizaci¨®n unitaria. En todo caso, la redefinici¨®n de la izquierda, y la construcci¨®n de su "casa com¨²n", no pueden ser obra en exclusiva de un aparato socialista cada vez m¨¢s encerrado en s¨ª mismo, seducido por las soluciones tecnocr¨¢ticas de los problemas pol¨ªticos y sociales. Los esfuerzos que est¨¢ haciendo IU para dar un sentido renovado al concepto de izquierda en la sociedad de hoy no pueden ser desechados sin m¨¢s. Su contribuci¨®n a este trascendental debate, y a su consiguiente praxis pol¨ªtica, es esencial para poder conjugar el pragmatismo pol¨ªtico con la inseparable reivindicaci¨®n de las utop¨ªas, caracter¨ªstica irrenunciable de una opci¨®n y cultura progresistas.
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