Ettore Scola finaliza un filme basado en una novela de Te¨®filo Gautier
Massimo Troisi y Ornella Muti, protagonistas
Ettore Scola y el actor napolitano Massimo Troisi acaban de termina su tercer filme juntos en tres a?os. Despu¨¦s de Splendor (1988), la historia de un cine de barrio acaso demasiado similar a Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore, y tras Che ora ¨¨? (1989), la fruct¨ªfera uni¨®n de Scola y Troisi ha acabado Capit¨¢n Fracassa, una pel¨ªcula inspirada en la novela hom¨®nima de Te¨®filo Gautier.
Los dos artistas no logran separarse: "No necesit¨¢bamos otro filme para comprendernos mejor, pero no quer¨ªa que el trabajo nos alejara ahora que nos conocemos muy bien", explica Troisi. "?C¨®mo separarnos, justo ahora, cuando uno sabe ya a qu¨¦ hora es in¨²til llamar al otro porque duerme, cuando ya sabemos a cu¨¢l restaurante ir para encontrarnos? ?Precisamente ahora ten¨ªamos que dejar de frecuentarnos?".Una separaci¨®n hubiese sido una injusticia, una cuesti¨®n il¨®gica. Y as¨ª, Scola ha llevado a cabo una operaci¨®n quir¨²rgica, colocando en la historia ambientada en el siglo XVII de Capit¨¢n Fracassa al personaje m¨¢s tierno y profundo de la tradici¨®n popular napolitana: Pulcinella. Alegre, fr¨¢gil, astuto Pulcinella, vestido de blanco con una gran m¨¢scara negra que le deforma el rostro, se transforma en el narrador del filme. Es el servidor del Bar¨®n de Sigognac, cuando ¨¦ste llega a ser el Capit¨¢n Fracassa.
En su papel de servidor, Troisi se mueve con tal desenvoltura que resulta el verdadero deus ex machina de la historia, el motor de las escenas, la figura m¨¢s creativa e imprevisible. Logra entender profundamente el contenido pol¨ªtico de la pel¨ªcula de Scola (el cineasta es, como se sabe, ministro de Cultura en el Gobierno en la sombra de los comunistas italianos).
En efecto, el director conf¨ªa a la figura de Pulcinella la tarea de inventarse patr¨®n, de explicar al desma?ado Capit¨¢n Fracassa el significado de decidir y de mandar. "Los patrones no existen", dice Scola, "si no hay la voluntad, la disponibilidad de darles la fuerza y la voz".
Troisi explica al Capit¨¢n Fracassa "que un patr¨®n no trata jam¨¢s de usted a un servidor; que las cosas se obtienen, cuando se est¨¢ al mando, alzando la voz y enfureci¨¦ndose", y agrega: "Sin embargo, la relaci¨®n entre comandante y servidor es de dependencia rec¨ªproca. En un cierto punto, incluso el jefe necesita de un subordinado para poder medir la propia fuerza y tener siempre la confirmaci¨®n de una condici¨®n de superioridad que le beneficia".
Son dos las sorpresas que nos depara la obra. La primera es la bell¨ªsima Omella Muti -que interpreta a Serafina, una actriz profesional de teatro-, logran do por primera vez abandonar la imagen de mujer s¨®lo maliciosa, s¨®lo sensual y deseada, que se ha ganado despu¨¦s de interpretar 50 pel¨ªculas, desde Moglie pi¨² bella, de Damiano Damiani, y los tres filmes con Marco Ferreri, hasta Oscar, de John Landis, que est¨¢ por concluir junto a Sylvester Stallone. La actriz lo reconoce: "Ha sido un personaje especial, capaz de contener alegr¨ªas y amarguras, limpia, sin falsedades o mala fe. Una mujer inmediata".
Oportunismo
La segunda sorpresa de Capit¨¢n Fracassa es quiz¨¢ el oportunismo de Scola. El director, que hab¨ªa intuido dos a?os atr¨¢s que estaba por abrirse una nueva etapa de realismo y buenos sentimientos, se dej¨® ganar la mano por Giuseppe Tornatore, hasta el punto de despertar murmuraciones sobre si Splendor era s¨®lo una copia de Cinema Paradiso. Esta vez, Scola ha comprendido antes que nadie, al menos en Italia, que es un buen momento para el cine de revisiones sobre per¨ªodos hist¨®ricos, como lo ha demostrado la ¨²ltima Mostra de Venecia.
Con su Capit¨¢n Fracassa, el cineasta comunista ha sido m¨¢s r¨¢pido que los dem¨¢s. Ahora ser¨¢ necesario ver si su pel¨ªcula convence a cr¨ªtica y p¨²blico.
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