?Hacia d¨®nde va Cuba?
Escrib¨ªa don Jos¨¦ Ortega y Gasset en la Revista de Occidente ('Meditaci¨®n del pueblo joven') que "una naci¨®n, un pueblo, un Estado, es un conjunto de secretos, actitudes, alegr¨ªas y pesares no cognocibles para los que no hayan nacido en esa naci¨®n". A lo largo de estos a?os de enfrentamiento y crispaci¨®n de la sociedad cubana parece que se ha olvidado que los cubanos -todos- hemos obviado esos patrimonios de costumbres y de sentimientos que se encierran en la patria com¨²n.Pregunta: ?Por qu¨¦ no solucionar nosotros aquello que es responsabilidad ¨²nica de los cubanos? ?Es que Cuba, pueblo muy varonil ("m¨¢s se perdi¨® en la guerra de Cuba", se dice en Espa?a), tiene que estar eternamente, a modo de bella concubina, sometida a determinada gran potencia? Antes, los estultos Estados Unidos (Juntitos, yo les llamo); despu¨¦s, la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?Cu¨¢ndo tocar¨¢ a los cubanos decidir su propio destino?
Negociar. La vieja tesis que llev¨¦ a La Habana en 1966 y culmin¨® con el famoso di¨¢logo Castro -exillados (1978), la he sostenido durante 24 a?os -me llev¨® a la candidatura al Nobel de la Paz- hoy la han tomado otros cubanos con todo derecho, pero presumo, casi aseguro, que en estos momentos -graves, muy graves para mi tierra- no es viable con el precedente cubano.
Mi defensa de la revoluci¨®n (no del marxismo, porque soy cat¨®lico practicante) me dota de autoridad para afirmar lo que expreso: no existe posibilidad alguna de volver a negociar con Fidel Castro. Sus enemigos est¨¢n luchando no contra un sistema, un partido, un Estado, una estructura de poder, sino contra un hombre que hered¨®, como todos los cubanos, la soberbia, la grandeza, la intolerancia y la hidalgu¨ªa de Espa?a. Yo me permito recordarle, al presidente cubano (lo expres¨® varias veces en diversos programas de televisi¨®n) que existe un tiempo hist¨®rico y un tiempo bioI¨®gico; que nosotros terminaremos -antes o despu¨¦s-, pero Cuba seguir¨¢, la historia seguir¨¢, y ¨¦l (Fidel) sabe que no tiene sustituto posible en el mando de la isla.
El futuro
"Los Borbones no pueden volver, Robespierre no puede seguir", afirm¨® Danton ante la Asamblea de la Francia revolucionaria, y se pregunt¨®: "?Qu¨¦ hacemos con el destino de Francia?". Todos conocen la historia y su culminaci¨®n.
Los intentos de derribar al Gobierno de La Habana han sido in¨²tiles. Una lucha de inteligencias (eso es pol¨ªtica) siempre en favor de Castro. La anunciada invasi¨®n de marines lleg¨® ya al hom¨¦rico rid¨ªculo. La ausencia de una tesis, una idea, media idea, un cuarto de idea que entusiasmaran al pueblo cubano no se ha producido; se sigue en la d¨¦cada de los sesenta, oposici¨®n y Gobierno, ambos a la vez. No entienden que la historia toma nuevas formas y, o se unen a ella, o van directamente al sonoro fracaso. Cuando se produjo el renacimiento en la Europa del siglo XV, la revoluci¨®n industrial en Inglaterra o la marxista en Rusia, el mundo cambi¨®. Ahora se impone el pluralismo pol¨ªtico, la creaci¨®n de partidos y la libre circulaci¨®n de opiniones. (Yo voto por el humanismo cristiano como soluci¨®n para Cuba.)
La revoluci¨®n deja, en Cuba una obra gigantesca, pero el marxismo clama por un arque¨®logo de la econom¨ªa para reconstruir la naci¨®n. Es la hora de razonar, de establecer l¨ªmites a las eternidades, parar los insultos, no hablar tanto del pasado y del presente y preocuparse por el futuro, porque, por ese camino, los mayores de 50 a?os -responsables todos de todo- vamos camino de entrar en el famoso De senectutte, mag¨ªstralmente escrito por Marco Tulio Cicer¨®n.
La ayuda
No hay que esperar nada de EE UU: est¨¢n para ser ayudados y no para ayudar a otros. Cuba tiene enormes posibilidades (se har¨ªa con toda seguridad) de encontrar amplios apoyos en Europa, empezando por esta querida Espa?a; en Asia -Jap¨®n, Taiwan, Singapur, Corea, pa¨ªses iberoamericanos (latinos es una cursiler¨ªa)- y en distintas zonas del mundo. Hay que quitar de las cabezas de los cubanos la idea de que todo ha de venir de EE UU; eso se acab¨®, como se termin¨® la asistencia sovi¨¦tica; parad¨®jicamente, Espa?a ha tenido que prestar 1.500 millones de d¨®lares a la URSS. (Espa?a ha dado m¨¢s cr¨¦ditos en estos cinco a?os ¨²ltimos que cinco veces Estados Unidos.) Galile¨® expres¨® que la desgracia no es sino un c¨¢lculo mal hecho", y as¨ª ha ocurrido con mi entra?able tierra cubana: todo, lo anterior y lo presente, no fue sabiamente calculado.
La ¨²ltima palabra sobre el destino de Cuba la diremos nosotros, no el mujik ruso ni el granjero de Montana. La que Col¨®n (gran publicista, porque modific¨® los t¨¦rminos en cada tierra que visitaba para agradar a la Corona), "cosa tan fermosa nunca vido...", describi¨® la isla nuestra merece un destino cubano, un perd¨®n cristiano, un voto de arrepentimiento (de todos) y una seria reflexi¨®n del presidente cubano.
Cuente conmigo (y con los dem¨¢s cubanos de buena fe) para llegar a tiempo. ?No le hagamos m¨¢s da?o a Cuba, compatriotas de uno y otro bando! No lo merece. Yo s¨¦ que Fidel Castro sabe lo que tiene que hacer, lo sabe muy bien porque ya es historia y ha de actuar de acuerdo con su grandeza cubana. Le recuerdo a Zorrilla: "Ha de vivir en grandeza / quien hecho a grandeza est¨¢". ?l sabe qu¨¦ hacer. Sabe qu¨¦ hacer. Sabe qu¨¦ hacer... Y lo har¨¢.
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