El rayo
En su d¨ªa la Iglesia cat¨®lica excomulg¨® a Benjamin Franklin porque invent¨® el pararrayos, ya que el rel¨¢mpago era considerado una manifestaci¨®n de la c¨®lera divina, y con semejante aparato instalado en los tejados de Filadelfia en cierto modo Dios quedaba sometido. Hoy el rayo fulmina a pastores de ovejas en el monte, pero no a ministros del culto en la sacrist¨ªa, gracias a que ese engendro del diablo brilla en lo alto del campanario. No existe tempestad en el cielo que pueda equipararse a la convulsi¨®n del sexo sobre la tierra. Aqu¨ª abajo cada orgasmo tambi¨¦n es una descarga ciega, que lleva impl¨ªcitas en su interior la vida y la muerte. El sexo empuja a la humanidad a un cuerpo a cuerpo, creando as¨ª una carga magn¨¦tica de deseo oscuro, cuya turbulencia, al tiempo que a todos nos hace inmortales, nos va matando uno a uno. ?Por qu¨¦ la Iglesia se al¨ªa siempre con el rayo y su ira? El potro, la hoguera, el infierno, han sido instrumentos eclesi¨¢sticos a trav¨¦s de la historia frente al avance de la ciencia, y ¨¦sta ha tenido que dejar atr¨¢s muchos sabios chamuscados, los cuales, no obstante, sentaron las bases para que al papa Wojtyla se le, pudiera remendar el intestino despu¨¦s de sufrir un atentado. A este mundo hemos venido a reproducimos felizmente y a morir, pero el impulso gen¨¦sico es un r¨ªo tan caudaloso que dentro de poco, si no se le ponen diques, ya habr¨¢ gente arracimada dentro de los tubos de las chimeneas. Ahora un virus diab¨®lico se ha puesto a bailar en medio de la fiesta de la reproducci¨®n. Tal vez en cada orgasmo se halla presente, y cuando le da la gana, seg¨²n su inspiraci¨®n, se abate como el rayo sobre los dos enamorados en acci¨®n dej¨¢ndolos amarillos. En medio de esta tormenta la Iglesia tambi¨¦n se opone al pararrayos, que es el preservativo, y si un d¨ªa perdi¨® la batalla contra la ciencia, hoy la va a perder frente a la salud p¨²blica. El preservativo es mucho m¨¢s fuerte y el¨¢stico que todos los dogmas y principios de Trento, cuando la peste genital amenaza con aniquilar de amor este planeta.
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