Una noche de errores
Nunca se habr¨¢ escrito tanto de algo que hasta los propios protagonistas desprecian. La Supercopa, un torneo que no existe, s¨®lo ha servido para relanzar la vieja disputa entre dos enemigos que se odian, pero que se necesitan como el aire que respiramos. En la ¨²ltima Copa del Rey, fue el Madrid quien perdi¨® los nervios con la expulsi¨®n de Hierro, el bote que recibi¨® Zubizarreta en la cabeza, y las palabras airadas del capit¨¢n Chendo: "Han ganado unos que no son espa?oles". Esta vez los nervios se han desatado en Barcelona, con la expulsi¨®n de Johan Cruyff, la agresi¨®n de Stoichkov al ¨¢rbitro, y la actitud violenta de parte del p¨²blico.El Barcelona-Madrid es un enfrentamiento pasional donde el raciocinio tiene poca cabida. La violencia se traslada desde la grada al campo, y, lo que es m¨¢s grave, vuelve multiplicada desde la hierba a los espectadores. Por eso gran parte de la responsabilidad de lo que sucede es de los profesionales o de los directivos. Y esta vez, la c¨²pula dirigente azulgrana, incluido el entrenador, han errado tanto en su forma de actuar que han convertido el m¨¢s intranscendente Barcelona-Madrid en uno de los partidos clave en este a?o.
Cruyff entreg¨® un bal¨®n de ox¨ªgeno al Madrid, que estaba en una situaci¨®n ca¨®tica. El entrenador permiti¨®, con una alineaci¨®n light, que la quinta del Buitre ganase su primer partido en el Camp Nou, justo en su peor momento. Adem¨¢s, provoc¨® todos los incidentes con sus insultos a un ¨¢rbitro amante del protagonismo y de la pol¨¦mica cuando el partido se desarrollaba con normalidad. Este tipo de situaciones parecen agradar a Cruyff, que ya fue expulsado en el Bernab¨¦u en febrero de este a?o.
Stoichkov es un jugador racial. Se gan¨® la expulsi¨®n por pesado, y en un ataque de rabia pisote¨® al ¨¢rbitro con un gesto infantil. Hace meses que se anunciaba algo as¨ª, pero nadie ha sabido frenar a Stoichkov. Ayer ya estaba arrepentido. Todo suena a conocido. ?Se acuerdan del madridista Juanito?
Los directivos del Barcelona justificaron los incidentes por una supuesta provocaci¨®n madridista, especialmente de Hugo S¨¢nchez. El mexicano lo sabe, y desata la bilis barcelonista simplemente con aparecer en el Camp Nou. Eso ya no tiene soluci¨®n hasta que llegue su retirada. Pero no es comprensible que los directivos acusen a los madridistas de quedarse en el c¨¦sped a la espera de que la polic¨ªa disperse a unos gamberros que quer¨ªan abrirles la cabeza.
En Inglaterra, donde el problema de la violencia ha alcanzado cotas insoportables, el Arsenal fue sancionado recientemente con dos puntos y el Manchester United con uno por una tangana que dur¨® 17 segundos, y los directivos reciben duros castigos cuando incitan a la violencia. En Espa?a, este tipo de incidentes no alientan otra cosa que una guerra entre aficiones o directivas. Hasta que las autoridades deportivas no afronten el tema con seriedad, seguir¨¢n los fen¨®menos violentos: en el Camp Nou, en el Bernab¨¦u o en cualquier otro estadio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.