El misionero poeta
Frente a ¨¦l, y antes de ¨¦l, ya no hay j¨®venes que visten pantalones tejanos. Hay secretarias, protocolo y un jefe de prensa con corbata presente en la entrevista para evitar que se prolongue m¨¢s de lo acordado. En esa situaci¨®n, Vaclav Havel produce una cierta ternura, que no es la del pol¨ªtico atrapado en graves problemas y compromisos agobiantes. Porque la diferencia entre este presidente y otros es que Havel muestra su agobio f¨ªsicamente, con su manera huidiza de mirar insistentemente el cigarrillo o el encendedor de orocon la bandera nacional esmaltada en colores que alguien le regal¨®.Tras la ca¨ªda del sistema comunista, Checoslovaquia eligi¨® presidente democr¨¢tico a Havel el pasado mes de julio. Casi nunca se han escrito frases tan bellas al referirse a un pol¨ªtico contempor¨¢neo. Tal vez s¨®lo Gorbachov le vence en elogios. Sin embargo, entre los dos hay una diferencia: Havel no quiere ser presidente. Y adem¨¢s, cuando lo dice, al contrario de lo que sucede con otros, todo el mundo le cree.
Las reformas econ¨®micas comienzan en en enero, y con ellas, el paro y la dr¨¢stica subida de los precios. El segundo acto est¨¢ a punto de comenzar, y mientras el tel¨®n se levanta lentamente, alg¨²n peri¨®dico,
haciendo uso de la nueva libertad de expresi¨®n, comienza a criticar al presidente. Se dicen todo tipo de cosas, algunas de ellas muy raras; como que Havel es mas¨®n y sionista. Y que su pertenencia a la masoner¨ªa se evidenci¨® el d¨ªa que tom¨® posesi¨®n del cargo: porque llevaba cortos los pantalones.
Todav¨ªa los lleva as¨ª, y los zapatos, sin brillo. Pero a¨²n resiste el envite de la historia. ?l, que piensa como un poeta y se sacrifica como un misionero.
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