El 'poll-tax'
En su encendida loa a la se?ora Thatcher (EL PA?S, 29 de noviembre de 1990), el profesor Schwartz llega incluso a defender el impuesto de capitaci¨®n o poll-tax, al que atribuye virtudes observables, seg¨²n dice, a largo plazo.El impuesto de capitaci¨®n es un anacronismo. En Inglaterra contribuy¨® decisivamente a la rebeli¨®n campesina de Wat Tyler en 1381 y, aunque ulteriormente retocado, fue abolido durante el reinado de Guillermo III, all¨¢ por el siglo XVII. Tambi¨¦n se le encuentra en la Francia del antiguo r¨¦gimen y en la Rusia zaris- Pasa a la p¨¢gina siguiente Viene de la p¨¢gina anterior ta donde era conocido como "impuesto sobre las almas". En la ¨¦poca del imperio otomano se exig¨ªa en las provincias europeas de Turqu¨ªa, en las que -como se ha dicho con cruda iron¨ªa- "el impuesto de capitaci¨®n ten¨ªa un significado literal: quienes no lo pagaban, perd¨ªan su cabeza".
Resulta dif¨ªcil entender el elogio de Schwartz a una figura tributaria tan tosca e injusta. Una figura que, como ha puesto de relieve en un art¨ªculo demoledor el economista liberal Samuel Brittan (Financial Times, 3 de mayo de 1990), sale rematadamente mal parada cuando se la examina a la luz de los famosos cuatro principios de la imposici¨®n enunciados en La riqueza de las naciones por Adam Smith.
En las esclarecedoras palabras de este ¨²ltimo: "Un impuesto de capitaci¨®n es, o completamente arbitrario o completamente desproporcionado, y en la mayor¨ªa de los casos, lo uno y lo otro".-
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