Ojo con las calefacciones
Los madrile?os podr¨ªan ahorrar dos billones de pesetas al a?o si aislaran sus viviendas
El acelerado proceso de crecimiento urbano y demogr¨¢fico experimentado por Madrid durante las d¨¦cadas de los sesenta y los setenta trajo consigo un incremento gigantesco del volumen de sustancias contaminantes emitidas a la atm¨®sfera de la capital. Como consecuencia surgieron aquellos prolongados episodios de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, especialmente cuando las condiciones climatol¨®gicas adversas a la dispersi¨®n de contaminantes (anticiclones, inversiones t¨¦rmicas, calmas) coincid¨ªan con las calefacciones.Los periodos de noviembre a febrero durante los a?os setenta resultaron especialmente nefastos y Madrid pas¨® a contarse entre las ciudades atmosf¨¦ricamente m¨¢s negras de Europa. Posteriormente, en la d¨¦cada de los ochenta, fueron llegando algunas soluciones correctoras. Se llev¨® a cabo un inventario del parque de calderas de calefacci¨®n, se controlaron los abusos por parte de los suministradores de carb¨®n de mala calidad y se hizo responsable a los almacenistas de las caracter¨ªsticas medioambientalmente adecuadas del carb¨®n que suministrasen.
Generadores obsoletos
Reconvertir las viejas calefacciones parece ser una de las claves para mejorar el medio ambiente de Madrid. Las consecuencias del obsoleto parque de generadores de calor con que cuenta la capital siguen siendo muy preocupantes. Todav¨ªa, anualmente, van a parar al aire madrile?o unas 52.000 toneladas m¨¦tricas, s¨®lo de di¨®xido de azufre, y cerca de un 67% del total de estas emisiones corresponde a fuentes fijas de combusti¨®n como las calefacciones. Hasta el 71% de este grave porcentaje es responsabilidad de las calderas de carb¨®n que subsisten en muchos de edificios. Estos aut¨¦nticos focos de contaminaci¨®n estar¨ªan prohibidos en las restantes grandes ciudades europeas, por incumplir varias directrices y normativas de la CE tanto en materia de salud p¨²blica como de conservaci¨®n del medio ambiente.
La delicada situaci¨®n del sector de la miner¨ªa del carb¨®n en Espa?a ha impedido tomar este tipo tajante de medidas en nuestras grandes ciudades. Sin embargo, el di¨®xido de azufre es un elemento nocivo que se detecta en los gases procedentes del azufre contenido en los combustibles f¨®siles, principalmente en los derivados del carb¨®n, y constituye el protagonista por excelencia del preocupante proceso conocido como lluvia ¨¢cida". Cuando asciende sobre los cielos madrile?os y alcanza la atm¨®sfera se transforma en ¨¢cido sulf¨²rico. Bajo esta nueva faceta qu¨ªmica se depositar¨¢, de retorno, sobre la ciudad y sus alrededores. Ser¨¢ entonces cuando se notar¨¢n sus efectos perniciosos sobre los seres vivos y las masas forestales, los campos agr¨ªcolas y los vol¨²menes de agua; una especie de c¨¢ncer atmosf¨¦rico que da?ar¨¢, asimismo, a los monumentos his t¨®ricos y hasta las estructuras met¨¢licas de nuestros edificios. Y en el origen de esta lluvia ¨¢cida aparecer¨¢ tambi¨¦n como responsable la peque?a instalaci¨®n de calefacci¨®n indidivual o comunitaria. Un dato para reflexionar: una caldera de 1990 resulta entorno a un 35% m¨¢s eficaz y menos contaminante que otra de los a?os cincuenta o sesenta.
Por otra parte, resulta alucinante constatar cu¨¢ntos de estos humos de calefacci¨®n sirven solamente para reflejar el mal uso de una energ¨ªa infrautilizada. En una casa media madrile?a el calor se suele escapar por las aberturas que quedan debajo de las puertas, se filtra generalmente a trav¨¦s de las paredes exteriores o del ¨¢tico deficientemente aislado o sciende como un genio burl¨®n por el hueco de la chimenea. Seg¨²n Mar¨ªa Jos¨¦ Hita, de la FAT, "la causa de tantos. males calor¨ªficos hay que buscarla en unas pr¨¢cticas de construcci¨®n err¨®neas, desarrolladas en unos tiempos de energ¨ªa barata y llevados a cabo por constructores medioambientalmente ignorantes". La acusaci¨®n afectar¨ªa principalmente a las casas surgidas entre los a?os cuarenta y setenta.
Pero tambi¨¦n se desperdicia mucha energ¨ªa diariamente manteniendo el agua y las habitaciones de la casa m¨¢s caliente de lo necesario. Por ejemplo, el descenso de un s¨®lo grado cent¨ªgrado en el termostato de la calefacci¨®n significa en la mayor¨ªa de los casos un ahorro autom¨¢tico de entre el 5 y el 8,5% de combustible, y, en consecuencia, tambi¨¦n una disminuci¨®n de la poluci¨®n generada.
En cuanto a la revisi¨®n y sellado de todos los puntos de entrada de aire del exterior que suelen existir en una casa, supone el equivalente calor¨ªfico a clausurar "un agujero que tuvi¨¦semos en una pared exterior del tama?o de una ventana".
Resquic?os fuera
Dedique el pr¨®ximo fin de semana a mejorar el aislamiento de su casa. Acuda a la tienda de la esquina y, para una vivienda de tipo medio, in vierta unas 2.000 pesetas en sencillos aislantes Luego revise los puntos de escape calor¨ªfico de su casa. Ponga una tira de fieltro o de Tesamoll, por ejemplo, bajo las ventanas o puertas mal ajustadas. Recuerde que entre el 20% y el 25% del calor dom¨¦stico se pierde por los resquicios.Para evitar la p¨¦rdida de calor por el suelo, lo mejor, moquetas y alfombras. El tipo de suelo que m¨¢s conserva el calor es el de corcho. Las contraventanas. o las cortinas gruesas resultan tan eficaces como los costosos dobles cristales. Las persianas b¨¢jelas al atardecer.
Regule la temperatura de su casa: en una habitaci¨®n no es necesario superar los 20 grados. Cada grado menos permite un ahorro energ¨¦tico entre el 5% y el 8,5%. Seg¨²n los m¨¦dicos, para dormir lo sano es no pasar los 16 grados.
Regule el termo del agua caliente a 60 grados; el agua a m¨¢s temperatura supone un desperdicio in¨²til. Cuando se lave, se afeite o lave los cacharros, no deje correr in¨²tilmente el agua caliente; utilice los tapones. Revise sus grifos; repare los que presenten p¨¦rdidas. Y mejor ducharse que ba?arse: se ahorrar¨¢ un tercio del consumo.
Ponga termostatos a sus radiadores. No los esconda con muebles ni con cortinas. En su parte posterior puede poner una placa o un panel de aluminio para que proyecte laradiaci¨®n calor¨ªfica. Procure utilizar lo menos posible ventiladores calor¨ªficos, estufas de gas y el¨¦ctricas.
Si su casa tiene a¨²n una obsoleta caldera de carb¨®n, plant¨¦ese cambiarla comunitaria o individualmente. Econ¨®micamente saldr¨¢ ganando y ayudar¨¢ a bajar los ¨ªndices de contaminaci¨®n. Contacte con la Concejal¨ªa de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Le pueden subvencionar la nueva instalaci¨®n hasta el 70%.
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