No se hizo en un d¨ªa
EL IMPULSO adquirido por la Comunidad Europea (CE) es tal que cada cumbre que celebran sus jefes de Estado y de Gobierno es un nuevo e imparable paso hacia el objetivo -percibido m¨¢s o menos difusamente- que nos es com¨²n a los europeos: llegar a constituir una unidad pol¨ªtica, econ¨®mica y social, un espacio cultural compartido, despu¨¦s de 2.000 a?os de historia.Hoy se inicia en Roma un consejo comunitario que a los problemas al uso en la mec¨¢nica de la CE a?ade el lanzamiento de dos conferencias intergubernamentales para la modificaci¨®n del Tratado de Roma (una sobre unidad econ¨®mica y monetaria y la segunda sobre unidad pol¨ªtica). De las sesiones de ¨¦stas, que durar¨¢n cuando menos todo el primer semestre de 1991, depende la configuraci¨®n final del pa¨ªs Europa, que ya preanunciaba la reforma del Acta ¨²nica de 1985 (establecimiento del mercado ¨²nico para 1993 y creaci¨®n formal de la cooperaci¨®n pol¨ªtica).
La conferencia para la uni¨®n econ¨®mica plantear¨¢ la incorporaci¨®n como enmiendas al Tratado de Roma (hu¨¦rfano de referencias monetarias) de las fases del proceso de transferencias monetarias a las instituciones comunitarias, destinadas a dotar a la CE de una moneda ¨²nica. Ello no implica que exista unanimidad en el calendario deseable para su concreci¨®n, ni en el necesario desarrollo institucional para la consecuci¨®n de un banco central europeo, que es el s¨ªmbolo de la segunda de las etapas previstas. Probablemente, las dos grandes cuestiones a tratar en Roma desde la perspectiva econ¨®mica y monetaria sean las de definir con precisi¨®n el momento de iniciar esta segunda fase -tras la consecuci¨®n del mercado ¨²nico- y la definici¨®n de competencias del mencionado banco central europeo. Donde se pondr¨¢ a prueba la voluntad de cada autoridad nacional de avanzar en el proceso de integraci¨®n monetaria ser¨¢ en su capacidad de renuncia a importantes parcelas de soberan¨ªa, que ahora ostentan la casi totalidad de los pa¨ªses en los que las relaciones de los Gobiernos con los bancos centrales distan del modelo alem¨¢n del Bundesbank, origen del adoptado por la Comunidad.
El debate pol¨ªtico, por otra parte, est¨¢ en pleno apogeo entre los partidarios de un serio avance hacia la unidad europea con amplios poderes supranacionales y los que prefieren un ritmo tan lento que deje las cosas casi como est¨¢n. Por desgracia, tal debate no encuentra eco en Espa?a. El de la CE no es el ¨²nico proyecto de uni¨®n posible, pero s¨ª el que m¨¢s adhesiones concita. Lo que ocurre es que la din¨¢mica europe¨ªsta no puede mantenerse con el pi?¨®n libre de la inercia; para completarse necesita actos espec¨ªficos de voluntad pol¨ªtica. Ese momento ha llegado.
Ha sido muy importante la asamblea conjunta celebrada en Roma a rinales de noviembre por diputados de los 12 Parlamentos de los pa¨ªses de la CE y del Parlamento Europeo de Estrasburgo. Todas las tendencias pol¨ªticas presentes se pronunciaron por una Europa federal y por una ampliaci¨®n de las competencias supranacionales de la CE para que ¨¦stas abarquen los -temas de pol¨ªtica exterior, de seguridad y del espacio social com¨²n.
Pero la asamblea de parlamentarios tambi¨¦n centr¨® sus debates sobre la evoluci¨®n de las estructuras pol¨ªticas de la CE. Al progresar la supranacionalidad, las decisiones de la Comunidad pueden acabar tom¨¢ndose por m¨¦todos cada vez menos democr¨¢ticos. No se puede olvidar que en 1993 casi todas las decisiones econ¨®micas importantes ser¨¢n europeas: o sea, ser¨¢n tomadas por el Consejo de Ministros, con un te¨®rico y lejan¨ªsimo control parlamentario en cada pa¨ªs. Por eso es tan necesario democratizar el funcionamiento de la Comunidad. En una carta dirigida el 6 de diciembre por Mitterrand y Kohl a los otros jefes de la CE, ambos hablan de la necesidad de elevar la legitimidad democr¨¢tica comunitaria y de reforzar el papel del Parlamento de Estrasburgo.
?se es el camino hacia el que la cumbre orienta a la conferencia intergubernamental sobre la uni¨®n pol¨ªtica: profundizaci¨®n de las instituciones comunes, redefinici¨®n de sus competencias, control democr¨¢tico y puesta en com¨²n del mayor n¨²mero posible de decisiones. Quienes esperan de la cumbre de Roma -la ciudad que no se hizo en un d¨ªa-, o de las inmediatamente posteriores, la formulaci¨®n de una estructura de Estado -unitario, federal, confederal- aguardan en vano: el proyecto de Europa se hace de abajo arriba precisamente para salvaguardar los derechos y la libertad de sus ciudadanos. En ese proyect o pueden caber todos y es en ¨¦l en donde encaja razonablemente la solicitud de adhesi¨®n cursada anteayer por Suecia, que ha vencido as¨ª sus reticencias impuestas por la neutralidad y el Estado del bienestar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.