Relaciones estrechas con el cine

No debe extra?ar que un hijo del siglo tan ejemplar como Friedrich D¨¹rrenmatt mantuviese con el cine relaciones razo nablemente estrechas. Sin embargo, no siempre la fama y el talento de sus interlocutores ciriernatogr¨¢ficos estuvo a la altura de la calidad de su obra.Si exceptuamos al cineasta h¨²ngaro Ladislao Vajda, que morir¨ªa en Madrid despu¨¦s de realizar en Espa?a una parte significativa de su filmograf¨ªa, pocos son los cineastas que han frecuentado el universo creador de D¨¹rrenmatt cuya filmograf¨ªa pueda ser considerada valiosa. Vajda adapt¨® con solvencia la novela La promesa en el filme El cebo (1958). En el gui¨®n de la pel¨ªcula particip¨® el propio escritor, que dedic¨® luego la edici¨®n del libro a Vajda y a Lazar Wesehler, el productor del filme.

En el caso del italiano Ettore Scola, que en 1972 adapt¨® en un filme in¨¦dito en Espa?a, La pi¨² bella serata della mia vita, su relato El desperfecto (1956) con un reparto de prestigiosos actores -Alberto Sordi, Michel Simon, Pierre Brasseur, Charles Vanel-, el problema estuvo en que, a pesar de su fama posterior, el trabajo de Scola en esa ¨¦poca dejaba todav¨ªa grandes interrogantes abiertos sobre su competencia como director.

En otros casos, como el de Bernard Wicki, que realiz¨® en 1963 la que puede considerarse la versi¨®n cinematogr¨¢fica m¨¢s conocida sobre D¨¹rremnatt, La visita del rencor -adaptaci¨®n de la pieza La visita de la vieja dama- protagonizada por Ingrid Bergman, Anthony Quinn y Paolo Stoppa; o el de Rolf Thiele, quien en 1966 adaptar¨ªa con igual t¨ªtulo la novela sat¨ªrica Griego busca griega (1955), nos encontramos con cineastas cuya obra ha resistido bastante mal el paso del tiempo.

Queda, no obstante, todo un apartado de adaptaciones que constituye para el p¨²blico espa?ol una gran inc¨®gnita, toda vez que no se han estrenado entre nosotros.

Es el caso, por ejemplo, de la versi¨®n que el lituano Vitautas Zalakavicius, uno de los renovadores del cine sovi¨¦tico de los sesenta, realizara en 1974 sobre El desperfecto.