Rumania, entre el sacrificio y el caos
Los estudiantes, de nuevo en huelga; los sindicatos amenazan con paralizar el pa¨ªs; trabajadores interrumpen emisiones de noticias en televisi¨®n para pedir la ca¨ªda del jefe del Estado y del Gobierno; las tiendas est¨¢n vac¨ªas; las colas ante las gasolineras son kilom¨¦tricas. Aquel sentimiento de solidaridad que estall¨® exactamente hace un a?o, y que acab¨® con la dictadura de Nicolae Ceausescu, hace ya muchos meses que desapareci¨®. La situaci¨®n ahora vuelve a ser insostenible y el Gobierno afronta sus d¨ªas m¨¢s dif¨ªciles.Ha sido un largo a?o lleno de tensiones, enfrentamientos y muertos, de maquinaciones pol¨ªticas balc¨¢nicas, desinformaci¨®n, amagos de golpe de Estado, violencia y amenazas. Las esperanzas de m¨¢s de 22 millones de rumanos se han tomado de nuevo en desconfianza y frustraci¨®n. Se vuelve a hablar de revoluci¨®n, de la segunda y aut¨¦ntica. La oposici¨®n, min¨²scula en el Parlamento, se hace fuerte en la calle y convoca cont¨ªnuamente movilizaciones contra el Gobierno. Le acusa de perpetuar el r¨¦gimen comunista bajo el disfraz del Frente de Salvaci¨®n Nacional.
Decenas de a?os de formaci¨®n comunista y falta de informaci¨®n, la "inexistente cultura pol¨ªtica del pa¨ªs" de que habla su ministro del interior, Doru Viorel Ursu, hicieron creer a los rumanos que acabando con la dictadura hac¨ªan otro tanto con la escasez y la pobreza. El poder, electo en unas elecciones cuyos resultados fueron sin duda manipulados, pero que a la postre reflejaban la voluntad, dirigida, de los rumanos, ha cometido durante este a?o muchos errores que fortalecen su imagen como ¨®rgano continuista de la dictadura.
Provoc¨® incidentes pol¨ªticos, ¨¦tnicos y sociales para reprimir y descalificar a los sectores de la protesta que m¨¢s inc¨®modos le resultaban. Rehabilit¨® a la inmensa mayor¨ªa de los funcionarios, dirigentes y agentes del implacable aparato de Ceausescu.
La responsabilidad de estas acciones recae m¨¢s en el aparato del Frente de Salvaci¨®n Nacional y en su presidente, el jefe del Estado, Ion Iliescu, que en el Gobierno de Petre Roman.
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