Josep Cano
De ciclista a camarero en el Golfo
A Josep Cano, un muchacho de 19 a?os nacido en Campdev¨¤nol, en el prepirineo gerundense, no se le hab¨ªa perdido nada en el golfo P¨¦rsico. Nunca hab¨ªa pisado un barco. Su oficio es otro. Hab¨ªa luchado durante cinco a?os en lo que realmente ten¨ªa ilusi¨®n: ser ciclista. El pasado a?o se proclam¨® campe¨®n de Espa?a contrareloj por equipos formando parte de la selecci¨®n catalana. Con aquel t¨ªtulo crey¨® tener posibilidades de entrar en el programa Asociaci¨®n de Deportes Ol¨ªmpicos (ADO), que le hubiera permitido obtener un destino cerca de casa, y as¨ª poder continuar sus entrenamientos. Cano tuvo mala suerte y, desde el pasado mes de julio, est¨¢ destinado en la corbeta Descubierta, uno de los barcos de la flota espa?ola que acaba de volver del Golfo. El ciclista dej¨® de pedalear y se embarc¨® como camarero.Cano todav¨ªa no se explica todo lo sucedido en estos ¨²ltimos meses. Lo ten¨ªa todo planificado, programado, para continuar sus entrenamientos, incluso en el servicio militar. Josep se ha pasado los ¨²ltimos cuatro a?os pedaleando cinco horas diarias encima de una bicicleta con un solo objetivo: entrar en el programa ADO y ser ol¨ªmpico en Barcelona 92.
Aptitudes no le faltaban. Se hab¨ªa convertido en el ciclista de mayor proyecci¨®n de Gerona, al ganar todos los campeonatos provinciales en sus diferentes categor¨ªas, hasta proclamarse campe¨®n de Espa?a con la selecci¨®n catalana.
Ahora est¨¢ de permiso y confiesa que la experiencia "ha sido muy extra?a". "Ir al mar Rojo me ha roto todo el ritmo de trabajo y los planes de entrenamiento", cuenta el joven ciclista con cierta timidez. "El ciclismo es duro, hay que estar encima de la bicicleta todos los d¨ªas", prosigue Cano, "y, en estos momentos, es como volver a empezar. Ha sido un par¨®n muy brusco que podr¨ªa ser decisivo en mi carrera".
Cano recuerda aquel 26 de agosto, el d¨ªa que las corbetas Descubierta y Cazadora zarparon de Cartagena, como el m¨¢s horroroso de su vida. Como muchos marineros de reemplazo, llor¨® de rabia, de impotencia. Pero para ¨¦l fue mucho m¨¢s. Aquel momento result¨® en realidad el desvanecimiento de todos sus sue?os. "Parec¨ªa que todo se iba a la mierda; mis t¨ªtulos, mis horas encima de la bicicleta, los miles de kil¨®metros recorridos. ?Qu¨¦ hac¨ªa yo all¨ª? No dejaba de comerme el coco ", cuenta el joven deportista mucho m¨¢s relajado.
Su intenci¨®n era hacer la mili cerca de casa. Cuando supo que le tocaba C¨¢diz, pidi¨®, a trav¨¦s de la Federaci¨®n Catalana de Ciclismo, el cambio a la zona del Mediterr¨¢neo, concretamente a Palam¨®s (Gerona). Pero se perdieron los papeles.
Una vez en el Golfo estuvieron a punto de entrar en combate. "Ocurri¨® en una noche de septiembre, no recuerdo el d¨ªa" cuenta Cano, "tocaron zafarrancho de combate real. Aquello iba en serio. Nos dijeron que hab¨ªan detectado aviones enemigos", prosigue el ciclista marinero. "Yo estaba en la cama. Al o¨ªr la alarma corr¨ª a ocupar mi puesto con tal despiste que fui el ¨²nico que se present¨® en el lugar en calzoncillos".
Sin embargo, a pesar de todo, Cano ha vuelto a recuperar la ilusi¨®n del ciclismo. Est¨¢ convencido de que tiene un gran futuro como ciclista, y a pesar de esta experiencia tan negativa, de la falta de ayuda por parte de las federaciones, Josep va a intentar recuperar el tiempo perdido y so?ar en emular a Marino Lejarreta, su ¨ªdolo, o a Perico Delgado.
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