"Iba para Miguel de Cervantes y me qued¨¦ s¨®lo en Umberto Eco"
El autor de 'El nombre de la rosa' habla sobre el ¨¦xito de sus libros
"Cualquier imb¨¦cil piensa al escribir cuatro p¨¢ginas que se va a convertir en Cervantes y luego se queda en Umberto Eco; eso mismo me pas¨® a m¨ª". De esta forma se sinceraba ayer el profesor y escritor italiano Umberto Eco en una reuni¨®n informal que mantuvo con 30 profesores de Universidad -incluido el rector de la Complutense, Gustavo Villapalos, convocante del encuentro- y representantes de medios de comunicaci¨®n. Previamente se le hab¨ªa preguntado si al escribir El nombre de la rosa era consciente del ¨¦xito que alcanzar¨ªa esta novela.
Durante las casi tres horas que dur¨® el encuentro Eco se centr¨® en la reflexi¨®n sobre su producci¨®n literaria y experiencias personales ligadas a la misma y tambi¨¦n en el an¨¢lisis de las funciones que cumplen los medios de comunicaci¨®n en las sociedad de hoy.El profesor de Bolonia no desprecia la idea de la reencarnaci¨®n, es m¨¢s, le divierte. "Pero si hubiera deseado reencarnarme en Dante me habr¨ªa sentido est¨²pido porque hacer lo mismo que he hecho no tiene sentido. Me habr¨ªa gustado ser un pianista de plano-bar, blanco o negro, no importa, pero un pianista o un violinista italiano o espa?ol. De todas formas el juego de la reencarnaci¨®n es siempre equivocado".
Para Eco el ¨¦xito es algo incomprensible, "te vuelve m¨¢s solitario; te hace perder unos amigos y ganar otros; no se sabe muy bien por qu¨¦". ?Dice que c¨®mo respondo al ¨¦xito? Pues cort¨¢ndome la barba, y si contin¨²a el ¨¦xito estas navidades me dejar¨¦ el bigote y m¨¢s tarde me rapar¨¦ la cabeza". Junto al ¨¦xito sale a relucir la envidia literaria, concepto en el que Eco no quiere detenerse mucho porque dice que no est¨¢ bien definida. No obstante se?ala que la envidia literaria alude a algo que no es cierto: "Creo que se puede pensar que una mala cr¨ªtica de un libro se hace no por envidia sino simplemente porque no ha gustado ese libro".
Tras El nombre de la rosa vino El p¨¦ndulo de Foucault y Eco admite que la segunda obra estuvo condicionada por la primera. "Al autor de un ¨¦xito le es muy dif¨ªcil escribir sin tener presente lo que ha escrito anteriormente y eso le condiciona". Eco se queja ahora, a la luz de las consecuencias que tuvo seguir su principio "no se debe hablar de los propios libros ni de la propia mujer". "Cuando sali¨® a la luz El p¨¦ndulo en lugar de hablar sobre el libro decid¨ª callarme. Pens¨¦ que de esta forma la obra generar¨ªa una expectativa compensada por la difusi¨®n del anterior. Pero no fue as¨ª y se han hecho cr¨ªticas partiendo de prejuicios. Muchas veces lo que hacen los cr¨ªticos es contar lo que han dicho los peri¨®dicos. Estoy seguro de que si en lugar de escribir El p¨¦ndulo hubiera reproducido el list¨ªn telef¨®nico la expectativa creada hubiera hecho vender 50.000 copias del mismo."
Eco, que se ha definido como massmedi¨¢logo, ha repetido que somos de nuevo alfabetos, que de la mano del ordenador hemos regresado a la galaxia Gutenberg y cree que los peri¨®dicos tienen m¨¢s influencia que la televisi¨®n en la toma de grandes decisiones.
"Uno llega a la conclusi¨®n de que si una cosa no est¨¢ escrita es como si no tuviera realidad". Piensa, por otra parte, que la llamada "comunicaci¨®n global" y la existencia de los grandes grupos multinacionales de la comunicaci¨®n est¨¢n propiciando la aparici¨®n de iniciativas locales e individuales. De esta forma la comunicaci¨®n europea se har¨¢ s¨®lo en un nivel t¨¦cnico pero potenciar¨¢ la comunciaci¨®n local.
El profesor de Bolonia se ha mostrado preocupado por los cambios informativos en el Este, "no porque se abran a la, libertad sino porque la televisi¨®n se ha presentado como un escaparate de los bienes de con-sumo del Oeste y ha creado, sin quererlo, promesas mesi¨¢nicas que, si no se cumplen van a causar problernas". "Esto no pasa en democracia porque en un r¨¦gimen de libertades nadie cree a nadie porque se reiteran tanto las cosas que se llega a creer que no son verdad".
Babelia
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