"Mi oficio es saber lo que los dem¨¢s no saben"

Hace tres a?os se cumpli¨® el centenario de la publicaci¨®n de Estudio en escarlata (1887), la novela de Arthur Conan Doyle en la que apareci¨® por primera vez Sherlock Holmes. La fecha fue conmemorada en todo el mundo con actos multitudinarlos, algunos tan emotivos como la peregrinaci¨®n a las cataratas suizas de Reichenbach, donde Conan Doyle precipit¨® a su detective abrazado al criminal Moriarty en un intento -a la postre infructuoso- de desprenderse de su elefanti¨¢sica y vamp¨ªrica creaci¨®n. ?Qu¨¦ razones explican la ?ncre¨ªble popularidad de Holmes, el personaje literario m¨¢s llevado al cine y uno de los seres de ficci¨®n m¨¢s conocidos universalmente, seg¨²n alguna lista anglosajona, junto a Robinson Crusoe y Romeo?"Mi teor¨ªa", dice Cristina Mac¨ªa, directora de la colecci¨®n Los Archivos de Baker Street e impulsora de la primera sociedad sberlock¨ªana de Espa?a, Actas de Baker Street, "es que su ¨¦xito se debe a que es un personaje cien por cien pl¨¢stico, tangible. Y tambi¨¦n a que se le hizo vivir en una ¨¦poca que resulta tremendamente rom¨¢ntica -pese a que fue, de hecho, una ¨¦poca cruel, hip¨®crita, clasista e imperialista-; ?qui¨¦n puede resistirse a la poes¨ªa de la niebla subiendo desde el T¨¢mesis?".

Los defectos de Holmes, cocain¨®mano, . mis¨®gino, eg¨®latra ("mi oficio es saber lo que los dem¨¢s no saben", dice a Watson en su primer encuentro), intratable, le hacen m¨¢s real todav¨ªa, m¨¢s cercano a esa multitud de lectores que lo adoran. ?Y Watson? "Para los que creemos que ¨¦l y Holmes eran reales y Conan Doyle todo lo m¨¢s el agente literario de Watson, el doctor exager¨® su propia torpeza, en un alarde de estrategia narrativa, para resaltar m¨¢s la gen¨ªalidad de Holmes", dice Mac¨ªa. En todo caso, Watson no fue un gran m¨¦dico, como prueba el que recetara a un paciente unas gotitas de estricnina". "Quiz¨¢ se refer¨ªa a ¨¦l Holmes cuando hablaba del tercer hombre m¨¢s peligroso de Londres", medita Mac¨ªa.