Patria y corrupci¨®n
CON EL acuartelamiento de tropas en Santiago y Valdivia en la madrugada del pasado jueves, quedaron al descubierto los impresentables motivos del plante de un importante sector militar chileno: la defensa de intereses econ¨®micos espurios y el encubrimiento de una corrupci¨®n cada vez m¨¢s evidente. Juega un papel importante en la crisis la ambici¨®n personal de quien inici¨® su lamentable trayectoria pol¨ªtica con una traici¨®n: Augusto Pinochet, comandante en jefe del Ej¨¦rcito. Es triste que el estamento militar de Chile tenga que seguir lastrado por los peores motivos y es intolerable que la ciudadan¨ªa no pueda encarar el futuro con una esperanza estable de paz y libertad.El encierro de los estrategas en sus respectivos acuartelamientos fue provocado por tres motivos indefendibles: un esc¨¢ndalo financiero -la cutufa, un banco ilegal que prestaba con un elevado inter¨¦s dinero de militares-, otro de malversaci¨®n -el hijo de Pinochet habr¨ªa recibido m¨¢s de 300 millones de pesetas por la venta de una f¨¢brica de armamento quebrada- y la manifestaci¨®n de apoyo a la negativa del ex dictador a retirarse de la vida p¨²blica. En la base de esta tosca actitud amenazante est¨¢n las acusaciones de una publicidad excesiva por parte de una prensa calificada de revanchista y de una hostilidad subversiva contra el Ej¨¦rcito. Lamentablemente para los timoratos, no existe m¨¢s que un camino para la consolidaci¨®n de la democracia: el de la firmeza absoluta en el castigo de los culpables.
Los militares chilenos se han amparado en las leyes del olvido para que queden borradas sus felon¨ªas. Puede que as¨ª la sociedad civil llegue a apartar la vista de la historia. Hay que aceptar que ¨¦se sea el deseo de la mayor¨ªa. Lo que no puede ocurrir, sin embargo, es que las leyes del olvido enmascaren, adem¨¢s, la impunidad por la simple corrupci¨®n.
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