El canto del cisne

El mercado de valores viene obsequiando a sus seguidores desde hace varios d¨ªas con el mismo espect¨¢culo: una mala funci¨®n cuyo final, muy sonoro, intenta hacer olvidar la mediocridad del conjunto. Una especie de canto del cisne que, como en las obras de repertorio, trata de poner la carne de gallina a los asistentes para hacerles creer que vale la pena seguir sacando la entrada de vez en cuando. Las sociedades de valores afines a los grupos bancarios sacan fuerzas de flaqueza -en este caso ¨®rdenes de compra- justo al cierre y logran as¨ª evitar el descalabro de las seis horas anteriores. El m¨¦rito de esta actitud est¨¢ en que cada d¨ªa hay inversores que compran a los peores precios posibles, sin que se sepa de reclamaci¨®n alguna ante un agravio comparativo tan manifiesto.Ayer descendi¨® el volumen negociado respecto de las jornadas anteriores, aunque se repiti¨® una aplicaci¨®n del mi¨¦rcoles sobre el 4,2% del capital social de Cant¨¢brico en una especie de nada por aqu¨ª nada por all¨¢ cuya finalidad fiscal es obvia.

La bolsa se puede resumir en un conjunto de incertidumbres y temores que justican sobradamente ese 25% que pierde el ¨ªndice general respecto de la apertura del a?o cuando s¨®lo falta la sesi¨®n de esta mariana para dar por concluido este ejercicio.