M¨¦xico y Octavio Paz
Desde que en octubre pasado se dio a conocer que a Octavio Paz se le hab¨ªa otorgado el Premio Nobel por su obra literaria, muchos de mis amigos en Espa?a han procurado expresarme su contento por lo que a m¨ª, como mexicana, tendr¨ªa que corresponderme de ese galard¨®n. Me he visto obligada a hacer varias puntualizaciones acerca de lo que realmente representa Paz y, por tanto, a qui¨¦nes verdaderamente habr¨ªa que congratular.1. Somos alrededor de 90 millones de mexicanos, de los que una apabullante mayor¨ªa viven en condiciones miserables en mi pa¨ªs. Para ellos, desgraciados an¨®nimos, Paz es tambi¨¦n un perfecto an¨®nimo, pues ni saben qui¨¦n es ni podr¨ªan leer uno solo de sus versos, ya que no conocen el alfabeto. Ciertamente tampoco les importa ni les supone ning¨²n beneficio el que Paz haya sido premiado.
2. Uno de los m¨¢s importantes reconocimientos que en M¨¦xico recibi¨® Paz fue merced a su renuncia a la Embajada de mi pa¨ªs en India en 1968, como expresi¨®n de repudio al Gobierno de entonces por el asesinato de miles de adolescentes universitarios -en acciones que, para quien no lo sepa, son comparables a la masacre de Tiannanmen- Pero, acto seguido, Paz se dio prisa en acabar con dicho reconocimiento excluy¨¦ndose tajantemente del grupo de intelectuales que apoyaba al movimiento que de universitario pas¨® a ser popular.
3. Desde los a?os setenta, Octavio Paz se ha dejado comprar por el grupo empresarial m¨¢s poderoso de mi pa¨ªs, aceptando gozosamente convertirse en un depurado s¨ªmbolo anticomunista en una ¨¦poca de tal confusi¨®n pol¨ªtica e ideol¨®gica que todo y cualquier brote de n¨ªtido descontento popular pod¨ªa ser considerado sospechoso de comunismo.
Octavio Paz, pues, lejos de representar a los mexicanos -o a M¨¦xico, que sin su contenido humano no es sino un no-concepto-, representa los intereses pol¨ªtico-econ¨®micos inconfesables y se arroga el liderazgo de una dudosa ¨¦lite intelectual. As¨ª, varias de sus extra?amente l¨²cidas obras -Libertad bajo palabra, El laberinto de la soledad, Posdata y su dimisi¨®n de la Embajada en India- han sido traicionadas por ¨¦l mismo, en forma voluntaria y consciente, al convertirlas en un pecado de juventud que, demasiado f¨¢cilmente, el propio Paz ha olvidado.
Octavio Paz, con mucho, representa el lado m¨¢s oscuro de la historia de M¨¦xico.- Olga Acoltzin.
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