SALMAN RUSHDIE Por qu¨¦ he abrazado el islam
Las elecciones espirituales de un hombre son una cuesti¨®n de conciencia, a las que llega despu¨¦s de una reflexi¨®n profunda y en la intimidad de su coraz¨®n. No son asuntos de los que se pueda hablar f¨¢cilmente en p¨²blico. Sin embargo, me gustar¨ªa decir algo sobre mi decisi¨®n de afirmar los dos dogmas centrales del islam, que Dios es uno y que la profec¨ªa del profeta Mahoma es leg¨ªtima, y as¨ª entrar en el cuerpo del islam despu¨¦s de pasar toda una vida fuera de ¨¦l.Aunque provengo de una familia musulmana, nunca me educaron como creyente y crec¨ª en un ambiente de lo que se conoce generalmente como humanismo secular (deber¨ªa mencionar que la mayor¨ªa de los indios musulmanes afirman el valor del principio secular, vi¨¦ndolo como su mejor protecci¨®n como minor¨ªa en un pa¨ªs fundamentalmente: no musulm¨¢n). Todav¨ªa siento el m¨¢s profundo respeto por estos principios. Sin embargo, como creo que reconocer¨¢ cualquiera que estudie mi obra, me he ido ocupando m¨¢s y m¨¢s de la fe religiosa, su importancia y poder, desde que en mi primera novela usara el poema suf¨ª Conference of the birds, de Farld ud-din Attar, como modelo. Los versos sat¨¢nicos, con su retrato de los conflictos entre los mundos material y espiritual, es un espejo del conflicto en mi interior.
En resumen, he ido descubriendo mi propio camino hacia una comprensi¨®n intelectual de la religi¨®n, y religi¨®n, para m¨ª, siempre ha sido el islam. El viaje no ha concluido, ni mucho menos. Desde luego no soy un buen musulm¨¢n. Pero ahora puedo decir que soy musulm¨¢n; de hecho, constituye una fuente de satisfacci¨®n el decir que ahora estoy dentro y formo parte de la comunidad cuyos valores siempre han sido los m¨¢s cercanos a mi coraz¨®n. En el pasado he descrito el furor que desat¨® Los versos sat¨¢nicos como una disputa familiar. Bien, ahora estoy dentro de la familia, y ahora los musulmanes pueden hablar con los musulmanes y seguir el proceso de reconciliaci¨®n que se inici¨® con mi reuni¨®n en Nochebuena con seis sabios musulmanes.
Esta reuni¨®n, descrita: en algunas secciones de la precisa occidental como una derrota, fue de hecho una victoria para la compasi¨®n, la comprensi¨®n y la tolerancia. A lo largo de dos a?os he intentado explicar que Los versos sat¨¢nicos nunca pretendi¨® ser un insulto; que la historia de Gibreel es una par¨¢bola de c¨®mo un hombre puede ser destruido por la p¨¦rdida de la fe; que los sue?os en los que tienen lugar todos los denominados insultos son im¨¢genes de su desintegraci¨®n, y que en la novela son calificados de castigos y recompensas; y los personajes de sus sue?os que lo atormentan con sus ataques a la religi¨®n representan este proceso de ruina, y no el punto de vista del autor. Esto no es una negaci¨®n de mi obra, sino la simple verdad, y con gran placer por mi parte as¨ª ha sido aceptada.
Los seis sabios y yo estuvimos de acuerdo en que la controversia desatada con Los versos sat¨¢nicos estuvo basada en un tr¨¢gico malentendido, y todos debemos trabajar ahora para explicar a los musulmanes de todo el mundo que ni yo ni mi trabajo hemos ido nunca en contra del islam. Estuvieron de acuerdo en que durante los ¨²ltimos 15 a?os he demostrado de hecho ser un aliado de los musulmanes, en Cachemira y en el resto de la India, en Palestina o en Gran Breta?a, escribiendo y hablando con frecuencia contra toda forma de discriminaci¨®n.
"Queremos recuperarte", dijo uno de los sabios, y yo contest¨¦ que a m¨ª tambi¨¦n me gustar¨ªa recuperarles. El ambiente en la reuni¨®n era de generosidad y hasta de afecto, y me sent¨ª muy emocionado. Me dicen que ya en muchos pa¨ªses y comunidades musulmanas de todo el mundo ese ambiente de afecto est¨¢ empezando a sustituir a la ira. La buena voluntad est¨¢ sustituyendo a la mala voluntad. Y eso es motivo de celebraci¨®n.
Como contribuci¨®n a este nuevo ambiente de buena voluntad me he comprometido a no permitir que se hagan nuevas traducciones de Los versos sat¨¢nicos ni que se publique una edici¨®n de bolsillo en ingl¨¦s mientras siga existiendo el riesgo de una ofensa. Esto se debe a que el proceso de paz va a llevar su tiempo. La crisis ha sido larga, amarga y profunda. La reconciliaci¨®n, despu¨¦s de una crisis as¨ª, lleva tiempo. He intentado crear la atm¨®sfera para esa reconciliaci¨®n.En lo que respecta a la pregunta sobre si voy a retirar completamente el libro, dir¨ªa lo siguiente. A pesar de todo, Los versos sat¨¢nicos es una novela que muchos de sus lectores han encontrado valiosa. No puedo traicionarles. Todav¨ªa m¨¢s importante es que los sabios musulmanes reconocieran que el libro no constitu¨ªa un insulto deliberado. Si no lo hubieran cre¨ªdo as¨ª, hubiera podido pens¨¢rmelo otra vez. Como est¨¢n las cosas, creo que el libro debe seguir estando disponible para que poco a poco pueda ser visto como lo que es. Discutir¨¦ con Penguin Books la posibilidad de a?adir a las ediciones ya existentes una declaraci¨®n afirmando que no pretende ser un ataque contra el islam.
El 24 de diciembre dije que me sent¨ªa mucho m¨¢s seguro despu¨¦s de mi reuni¨®n con los sabios de lo que me sent¨ªa el d¨ªa anterior. Eso sigue siendo verdad, aunque obviamente lamento las renovadas amenazas de Teher¨¢n y no puedo evitar preguntarme por qu¨¦ el Gobierno brit¨¢nico no parece sentir m¨¢s la necesidad de responder a esas amenazas. Durante mucho tiempo he cre¨ªdo que mi verdadera seguridad reside en las actitudes de la comunidad musulmana. Mi reuni¨®n con los sabios, en la que declararon sentirse satisfechos con la sinceridad de mi postura, es la forma tradicional isl¨¢mica de resolver un tema relativo a una supuesta ofensa contra las santidades musulmanas.
S¨¦ que la mayor¨ªa de los musulmanes se sentir¨¢ satisfecha con lo que se ha conseguido, y, ahora desear¨¢n que este asunto quede enterrado. Hago un llamamiento a todos los musulmanes y a las organizaciones y a los Gobiernos musulmanes de todo el mundo para que se unan al proceso de cicatrizaci¨®n que hemos iniciado, Lo que s¨¦ del islam es que la tolerancia, la compasi¨®n y el amor est¨¢n en su mismo centro. Creo que en las semanas y meses venideros el lenguaje de la enemistad ser¨¢ sustituido por el lenguaje del amor.
Copyright Salman Rushdie, 1991.
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